Ante mis miedos por el machismo censurador, me armé de valor y desarrollé la planificación de clases para mis alumnos de la escuela N° 404, “Domitila Cholele” -del departamento de La Quiaca-, del día 19 de octubre.
En la clase, con los alumnos y alumnas de quinto grado trabajé los valores: Igualdad y respeto hacia las Mujeres (en referencia al “Paro de Mujeres”).
Abordé el tema con aproximaciones y una definición de derechos y valores. En este clima de diálogo, conversamos sobre las mujeres de la familia, compañeras del grado. Entre risas y juegos, se generó un clima de confianza, y planteé ¿qué sucedería si alguna de éstas mujeres (familia o amigas) sufre una situación de violencia (física, verbal, psicológica)?
Me sorprendí de escuchar respuestas tan maduras de niños y niñas de 10 y 11 años, oponiéndose a ésta problemática. Y comenzaron a hablarme de su realidad, de cómo el papá grita a la mamá, cómo el tío le pegó a la tía, de cómo el cuñado trata a su hermana, de la historia de un vecino que mató a su esposa y a su hija, y de su amiga que llora todo el tiempo porque su mamá no está.
No fue fácil seguir la clase después de esto, porque nadie está ajeno a ésta problemática, entonces me uní a la lucha, para que nos escuchen, empezamos a hacer ruido en nuestro grado, armamos carteles y continuamos en nuestra escuela gritando ¡Ni Una Menos!
¡Porque el futuro está en nuestros niños, que no tienen vendas en los ojos, sólo que muchos no los escuchamos, y en éste “Paro Activo”, cuántas cosas aprendimos! |