Las elecciones municipales en todo el país marcaron la bancarrota del proyecto del PT. Para intentar gobernar conciliando los intereses opuestos de trabajadores y patrones, Lula y Dilma hicieron todo tipo de acuerdos con la derecha más conservadora, desde Eduardo Cunha hasta José Sarney, desde Marco Feliciano a Fernando Collor. Esto abrió espacio para el golpe que la derecha puso en marcha para profundizar los ataques que el PT ya venía implementando. En las urnas, se fortaleció la derecha, en particular el PSDB, en especial la figura de João Dória, quien ganó en el primer turno la alcaldía de San Pablo con una campaña que buscó desvincularse en forma demagógica de la imagen de los políticos tradicionales y afirmarse con un perfil “empresarial” y ”gestor”. También se fortalecieron los votos nulos y abstenciones, expresando un rechazo hacia los políticos, fruto de la enorme crisis de representación.
En Rio de Janeiro, esa derecha también mostró su fuerza con una expresiva votación de figuras reaccionarias, y sobre todo, con la votación del obispo Marcelo Crivella, del PRB, que representa el sector más conservador dela política, quien disputa ahora el balotaje. Crivella, que ahora ha sido acusado de desvío de partidas presupuestarias de Petrobrás en el testimonio de un “arrepentido”, intenta hacer una campaña más hacia el centro y populista para ganar, pero es un millonario ligado a la Iglesia Universal, racista, machista y homofóbico, y recibe el apoyo de mafias, como la de Garotinho, Bolsonaro y los Jerominho (milicianos).
El PRB fue durante años base de apoyo de los gobiernos petistas, y después estuvo en la línea de frente del golpe. El propio Crivella fue elegido senador con el patrocinio del PT con partidas desviadas de Petrobras. Ahora apoyó unánimemente la enmienda constitucional que busca congelar gastos sociales por 20 años (PEC 241) y defiende los ataques de Temer y las privatizaciones. En el parlamento y en el gobierno de Rio de Janeiro, en el caso de que sea elegido, será la línea de frente de los ataques de los golpistas contra los trabajadores y el pueblo pobre.
Sin embargo, Rio de Janeiro resultó ser un contrapunto en relación al resto de Brasil: fue el lugar donde se expresó con más fuerza en las urnas la búsqueda de una alternativa a izquierda del PT (y del PCdoB). Los votantes de Freixo son una gran fuerza social, de cientos de miles, que junto a los trabajadores, tiene las condiciones para combatir a Crivella, la derecha golpista y sus ataques, y transformar Rio en un nuevo punto de apoyo para la lucha en todo el país, junto con Paraná, que está al frente hoy con las casi 1000 tomas de instituciones educativas por sus estudiantes.
Pero en este combate contra Crivella, Temer y la derecha, no podemos repetir la tragedia del PT. Freixo viene centrando su campaña en la mejora de los servicios públicos, pero no presenta ni siquiera una medida de ataque a la propiedad de los capitalistas, sin la que ni eso será posible. Primero tuvo una postura “diplomática” de no atacar a Crivella, y recientemente comenzó a denunciarlo (lo que ayudó a subir en las encuestas). Sin embargo, después de eso pasó a moderar aún más su discurso y lanzó un programa televisivo en el que dice que va a “gobernar para todos” y “conversar con empresarios”, encuentros con dueños de supermercados y emprendedores. Al diario Estadão dijo ser “impensable” arrancar al transporte público de las manos de las mafias privadas, como la de Jacob Barata. En una entrevista para el diario Folha, Freixo declaró que quiere buscar votos que no son de izquierda, que va a hacer un gobierno “responsable” y administrar el capitalismo en forma humana. En su “carta a los cariocas” dice que actuará “junto con el sector privado” y en diálogo con el gobierno federal (del golpista Temer). Con eso Freixo está preparando el terreno para surcar el camino de la conciliación petista.
Nuestro llamado es a combatir la derecha sin repetir los errores del PT, lo que comienza por atacar la propiedad de los capitalistas, sin lo cual no será posible resolver las demandas de los trabajadores y el pueblo pobre. Con la fuerza de los que apoyan a Freixo y de los trabajadores podemos hacer que los capitalistas paguen por la crisis, con impuestos sobre las fortunas y exenciones para los pobres, estatizando la salud y los transportes sin ninguna indemnización, partiendo de la lucha contra la PEC 241 y avanzando para poner los servicios bajo gestión de trabajadores y usuarios. Con esta fuerza podemos legalizar las drogas para terminar con la matanza en las favelas y el aborto para que no haya más mujeres muertas por abortos clandestinos. Estas son algunas demandas de las que no podemos abrir mano y que no vamos a conquistar con “conversas con empresarios” sino con la fuerza de la lucha, superando la vieja conciliación petista.
Solo construyendo una fuerza anticapitalista basada en las luchas es posible avanzar en esta perspectiva. El MRT a través de Esquerda Diario está al servicio de esta lucha. |