FOTO: El Desconcierto
“Marinos rqls, devuelvan la intendencia a la República...”, “Señor Lagos, Señor Bitar métanse el CAE por la raja, con todo respeto lo digo”, “Matías del Río es el periodista más rastrero de la tv chilena”, “Alexis Sánchez, un pendejo de mierda”, por estos y otros tuits el nuevo alcalde porteño se vio interpelado esta semana por el periodista Juan Manuel Astorga en el programa El Informante de TVN, sus respuestas no dejan indiferente a nadie.
“Tengo la impresión que hoy como autoridad tengo un rol distinto al que tenía como ciudadano común y corriente y mi deber es relacionarme de la forma más respetuosa con cada una de las organizaciones”, tras cartón señaló “el mandato que tengo es sumamente claro, es desarrollar esta alcaldía ciudadana con todos los actores sin duda con la Armada de Chile que juega en Valparaíso un rol sumamente importante… pero también con los empresarios de la ciudad”.
Sus respuestas develan la relación que Sharp y su sector se plantean ante instituciones que coyuntural e históricamente han desempeñado roles alejados de los intereses de los trabajadores y trabajadoras. En vez de ocupar su tribuna para profundizar las desconfianzas que estas suscitan, por el contrario termina oxigenándolas.
Motivos para denunciarles (a la Armada) hay muchos, tras una investigación de la Contraloría General de la República quedó en evidencia que hay corrupción en la Armada a raíz del sobreprecio que ésta pagaba por servicios y productos los cuales podían llegar a elevarse hasta tres veces por sobre el costo original, beneficiando a la empresa Internacional General Supply. Al ser parte de las FF.AA, la Armada recibe financiamiento por medio de la cuestionada Ley Reservada del Cobre según la cual informa el medio digital El Definido “entre 2004 y 2014, período en el que el precio del cobre experimentó un boom, Codelco destinó US$ 11.726 millones a las FF.AA., es decir, poco más de US$ 1.170 millones al año. Para hacer una comparación, la reforma tributaria impulsada el 2014 para financiar la reforma educacional, pretendía recaudar unos US$ 8.200 millones anuales adicionales”. También es reconocida la crueldad con que esta institución actuó durante los años sangrientos de la Dictadura Militar haciendo uso para dichos fines de las instalaciones del Buque Escuela Esmeralda, los pactos de silencio sostenidos en su interior ante la tortura y desaparición de personas. Por último, cabe mencionar la altanera exaltación que hacen del ex almirante golpista José Toribio Merino por medio de una sala que lleva su nombre y una estatua, ambas ubicadas en el Museo Naval de Valparaíso, hecho repudiado por las organizaciones de DD.HH de la ciudad.
Las razones para desconfiar de los empresarios y denunciar su régimen también abundan. De partida son defensores acérrimos de la arquitectura neoliberal heredada de la dictadura, esto se ha expresado en su firme rechazo a la ejecución de cualquier tipo de modificación en materia laboral, educacional, de pensiones y de orden tributario que impliquen rebajar sus abultadas ganancias. Son estos mismos empresarios los que se han visto envueltos en casos de colusión que han afectado a vastos sectores de la población como ocurrió con la colusión de las farmacias, los pollos, el confort, supermercados, entre otros. Los partidos del “duopolio” correctamente denunciados por Sharp han sido financiados por los empresarios para que Gobiernen y hagan leyes a su medida, tal como se expresó con SQM y Penta.
Para que en Valparaíso se haga historia se necesita un gobierno local que fortalezca los intereses de los trabajadores y los sectores populares, de manera independiente de los empresarios y sus fuerzas represivas. Se necesita también una izquierda anti-capitalista que asuma esta pelea. Jorge Sharp nos habla de una alcaldía ciudadana ¿Pero con que ciudadanos buscará gobernar? ¿Se puede gobernar para los trabajadores y los empresarios conjuntamente? Son preguntas que quedan instaladas. |