Fotografía: EFE/José Méndez
El día de la desaparición
El 26 de septiembre pasado María de los Ángeles Pineda, principal operadora del cártel Guerreros Unidos, rendía su informe en la sede local del Sistema Integral para el Desarrollo de la Familia (DIF) y realizó una fiesta para celebrarlo.
Ese mismo día los estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” fueron a Iguala a juntar fondos para viajar al Distrito Federal y participar allí de la movilización que conmemora la matanza de Tlatelolco, acaecida el 2 de octubre de 1968.
Se afirma que Pineda y Abarca dieron la orden a la policía de Iguala de atacar a los normalistas para que no les aguaran su fiesta. Junto a sus colegas del vecino municipio de Cocula, a quienes pidieron ayuda, los policías balearon a los normalistas e hicieron lo mismo con el autobús donde viajaba el equipo de futbol Los Avispones, de tercera división.
Luego aprehendieron a un número indeterminado de estudiantes, los llevaron hasta el límite entre Cocula e Iguala y allí los entregaron, se cree, al cártel Guerreros Unidos.
El PRD, hasta el cuello en el lodazal
El 30 de septiembre, Abarca pidió licencia por 30 días y se dio a la fuga. El exalcalde de Iguala fue promovido por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en particular por la corriente Nueva Izquierda, a la que pertenecen Jesús Zambrano Grijalva, expresidente nacional del PRD y el jefe actual, Carlos Navarrete.
René Bejarano Martínez, líder de la corriente nacional perredista Izquierda Nacional Democrática declaró el 7 de octubre pasado a SinEmbargomx“que la corriente que lidera Jesús Ortega Martínez, Nueva Izquierda(NI) , fue omisa sobre los nexos del Alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, quien pertenecía a la “tribu” en ese momento”.
Señala El Universal que Carlos Navarrete, uno de los líderes perredistas que cobijó a Abarca y lo impulsó a un puesto de poder “exigió a la Procuraduría General de la República solucionar el caso de la represión a los normalistas y desaparición de 43 de ellos ‘sin encubrimiento ni impunidad’”.
Éste partido, el mismo al que pertenecía Ángel Aguirre, el exgobernador de Guerrero, es el que pretendió desde su surgimiento ser la pata “izquierda” del régimen mexicano.
Aunque ahora varios de sus dirigentes intenten despegarse de Abarca y Aguirre, el hecho es que su descomposición interna, su corrupción, su carácter reaccionario, se revelaron ante los ojos del pueblo mexicano en toda su estatura.
La desesperación del PRI por salir de la crisis
Ya Osorio Chong, secretario de gobernación, salió a vanagloriarse de la efectividad de las investigaciones realizadas por el gobierno federal y del avance que esto significará para la búsqueda de los jóvenes desaparecidos.
Intentan hacer creer al pueblo de México que Abarca y Pineda son dos manzanas podridas, y que su detención traerá justicia para los normalistas y sus familias, mientras Peña Nieto lanza un Pacto por la seguridad con el PRI-PAN-PRD. Querrán utilizar estas detenciones para desviar y contener el descontento que continúa expresándose en las calles.
Pero para muestra basta un botón: el mismo Osorio Chong declaró que entre 2010 y 2012 se investigó a Abarca por sus nexos con la delincuencia. Y no hicieron nada. ¿Cuántas omisiones más hay de encubrimiento a distintos funcionarios y políticos del régimen de la transición pactada? Esto muestra que el estado mexicano y sus instituciones está asociado y coludido con los carteles del narcotráfico y evidencia su profunda descomposición.
No obstante, pase lo que pase, esta historia no puede tener un final feliz. Tanto si los normalistas aparecen como si esto no sucede, la brutalidad de los principales partidos institucionales de México (PRI-PAN-PRD) quedaron al descubierto.
No sólo están dispuestos a entregar hasta la última riqueza del país, con la reforma energética, a cambio de dádivas de los capitales privados. Al calor de la degradación de sus instituciones, mantuvieron nexos con los cárteles del narco, y aceptaron sobornos a cambio de impunidad para operar redes de trata, de tráfico de órganos y de drogas. Como se hace evidente, los sicarios están al servicio del estado para perseguir y desaparecer a los luchadores sociales, como los estudiantes normalistas.
¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!
Todos los días se suceden acciones en apoyo a Ayotzinapa en todo México y también en el exterior: caravanas, bloqueos, mítines, marchas. Mañana tendrá lugar una nueva jornada global por la aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos. “¡Fue el Estado!” es la consigna que se escucha con fuerza.
Los estudiantes, los trabajadores y los campesinos de México son quienes decidirán si aceptan un retorno a la legalidad de los ricos y los poderosos como Slim, dueño de Teléfonos de México o si construirán una salida desde las bases, para terminar con los grandes problemas del país. |