Foto Mario Quinteros/Clarín
A confesión de clase, relevo de dudas. Si el macrismo pretendía hacer pasar lo más desapercibido posible el obsceno aumento de las dietas en las dos cámaras legislativas del Congreso Nacional, algo falló en sus directivas. Al menos a la diputada nacional por Mendoza Susana Balbo no le llegó la comunicación de que había que mantener la discreción y, cual patroncita de estancia, sentenció que su salario de $106 mil es poco.
“Si lo comparo con los sueldos de mis empleados debería ganar el doble”, aseguró Balbo ante la señal mendocina de radio La Red. Y justificó su cálculo al detallar que, por ejemplo, hay personas que trabajan en su empresa que “tienen menos responsabilidades que las de un legislador de un país”.
Como para que no queden dudas de tamaña aspiración, Balbo prosiguió diciendo que en Diputados no ganan “mucho, pero tampoco poco. Estamos equilibrados. Hay que ver todo lo que uno deja para estar acá, el desarraigo, el tener que alquilar un departamento, vivir en un hotel. Algunos tomamos la decisión de alquilar un departamento para tener algo de ropa, el cual estará cerrado durante tres meses”, explicó como si eso alcanzara para que millones de trabajadoras y trabajadores que no llegan a fin de mes la comprendan.
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¿Quién es Balbo?
Algunos le dicen “la primera dama del vino”. Para despejar posibles dudas, ella aclara que es porque fue la primera mujer en Argentina que se recibió de enóloga. Y eso le dio tanto reconocimiento que terminó presidiendo la entidad exportadora Wines of Argentina y en 2015 la revista británica The Drinks Bussines la eligió como “Mujer del Año”.
La referente del macrismo mendocino se define a sí misma como una mujer “nacida en una familia tradicional” que, gracias a haber desafiado “las convenciones sociales de la época”, logró montar una empresa propia, Susana Balbo Wines.
según su última declaración jurada, Balbo tiene una fortuna personal de casi $ 12 millones y medio. Obviamente como ya se dijo en este sitio, las declaraciones juradas de los ricos son un papel dibujado que se presenta ante el fisco y las oficinas de “ética” y “anticorrupción” con el fin de que nada haga sombra a sus negocios millonarios.
Pero quien sepa leer esos números podrá inferir, sin temor a equivocarse, que el pasar y el nivel de vida de Balbo le permitirían legislar tranquilamente, incluso sin cobrar un peso. Pero no, ella insiste en que “por todo lo que dejan” las legisladoras y los legisladores nacionales para ocupar sus bancas en el Congreso, lo que cobran es poco.
Casi riéndose en la cara del pueblo trabajador, la diputada millonaria se vio en la necesidad de “aclarar” que su dieta es de $ 106 mil, de los que le quedan “limpios” apenas $ 86 mil. Así intentó desmentir las denuncias provenientes de sectores tan disimiles como el Frente de Izquierda y el diario La Nación, que coinciden (a pesar de Balbo) en que un diputado o senador nacional, teniendo en cuenta salario y diversos adicionales, puede estar cobrando unos $141 mil por mes.
La bronca de millones de trabajadoras y trabajadores del país que enfrentan la inflación, los tarifazos y la precariedad laboral con salarios que con suerte les permiten llegar a fin de mes, se alimenta también de declaraciones como éstas, en las que dignos representantes de la parasitaria burguesía (nacional o extranjera) se despachan con verdaderos insultos de clase.
No es difícil imaginar que cuando Balbo habla de las personas que trabajan en su empresa y que cobran casi lo mismo que ella, no se está refiriendo para nada a las obreras y obreros de la vitivinicultura sino a gerentes muy bien pagos que más que sus empleados son sus socios. | 
