En 2015, los millennials (como se conoce a los nacidos después de 1980) se convirtieron en la generación viva más grande de Estados Unidos, superando en número a los baby boomers (nacidos durante el boom de posguerra).
Se transformaron además en un importante bloque electoral. En 2016, serán 69,2 millones de votantes, lo que equivale virtualmente al bloque que venía dominando las últimas elecciones, los baby boomers (entre 52 y 70 años) que son 69,7 millones.
A su vez componen una parte importante de los bloques demográficos más dinámicos como el latino, el afroamericano y el femenino. Son casi la mitad del voto latino (44 %) y representan el 80 % del crecimiento de ese bloque.
Es el bloque más diverso con respeto a su origen étnico: en 2016, entre los millennials, 42.2 millones son blancos, 11.9 millones son latinos, 9.9 millones son afroamericanos y 2.9 de origen asiático.
Pero la generación que es hija de la crisis capitalista de 2008, la que motorizó movimientos como Occupy Wall Street, el movimiento por el salario mínimo o Black Lives Matter es también la que menos confía en los candidatos que competirán el 8 de noviembre. Se espera que cerca de la mitad de todos los millennials habilitados para votar, lo hagan.
El pico de participación de este bloque electoral fue en 2008 con un 50% cuando la candidatura de Obama despertó el entusiasmo de la juventud, pero ya en 2012 esa participación bajó a 46 %. El bajo entusiasmo que generan entre la juventud Clinton y Trump amenaza con convertirse en el mayor obstáculo.
En enero de 2016, el 55% de los millennials creía que “hay mejores formas de cambiar las cosas que votar”, ese porcentaje ascendió ahora al 62 %. También en enero, el 37 % creía que, “mi voto no importa en realidad”, y hoy el 46 % lo piensa. Entre quienes no planean votar, dos tercios dice que no lo hará porque “no le gusta ningún candidato”.
Trump tiene un problema con los millennials
Los millennials prefieren a Clinton frente a Trump en una relación 3 a 1, según la última encuesta de Ipsos Public Affairs (11/10/2016). Lo más peligroso para los republicanos sigue siendo el rechazo a Trump: según una encuesta de Global Strategy Group, el 75% de los millennials lo rechaza abiertamente.
Según la misma encuesta, entre las personas menores de 35 que votarán el 8N el 68 % apoya a Clinton, el 20 % a Trump y el resto se reparte entre el libertario Gary Johnson y la candidata verde Jill Stein. El rechazo hacia Trump también se hace sentir dentro de los millennials republicanos, un tercio de ellos no apoya a su candidato.
De los millennials que votarán por Trump, el 36 % lo hará en contra de Clinton. La única razón positiva que llega a dos dígitos -17 %- es “es el mejor para arreglar Estados Unidos”.
Más que sentirse demócratas, los millennials se sienten muy alejados de los valores de la derecha conservadora y gran parte del discurso xenófobo o misógino que encarna Trump. La identificación con los demócratas se explica más por una afinidad cultural y menos con el partido. El politólogo Gary Jacobson señala que los millennials “ven un partido mayoritariamente de gente blanca y mayor, y otro partido lleno de gente que se parece de alguna forma a ellos y comparte experiencias de vida, y ese es el partido donde se sienten cómodos” (The Nation, 2/11).
Esa sensación que describe Jacobson describe bastante bien la alianza social que tuvo como máxima expresión la elección de Barack Obama, el primer presidente afroamericano. Ese cambio, que dentro del partido demócrata tuvo como contracara el alejamiento de sectores de la clase obrera blanca (votantes tradicionales del partido), representa para los republicanos uno de los mayores obstáculos, y Trump no mejora sino que empeora el escenario.
El mismo Jacobson ve que la generación que nació a la vida política bajo las administraciones de Obama tiene una visión menos polarizada, incluso los jóvenes republicanos: “los [republicanos] menores de 30 ven menos Fox News y otros medios conservadores, son menos proclives a creer que Obama es un extranjero o musulmán y a negar que la actividad humana provoca calentamiento global. También se identifican menos con el Tea Party”.
Hillary tiene un problema con los millennials
Aunque el partido demócrata se ve más favorecidos por los cambios demográficos, esto no se ha traducido en un apoyo inequívoco a Hillary Clinton. No está de más recordar que los millennials votaron mayoritariamente por Bernie Sanders (71 %) en la interna demócrata contra Clinton (28 %) hace tan solo unos meses y para muchos de ellos votar a la “candidata del establishment” es una píldora difícil de tragar.
Esto es especialmente cierto entre las mujeres jóvenes, que siguen siendo más reticentes que sus compañeros varones en apoyar a Clinton. Dos tercios (65 %) de los varones millennials van a votar por Hillary y solo el 47 % de las mujeres votará por ella. Incluso entre estas mujeres está la mayor proporción de votantes de terceros partidos: el 18 % votaría por Gary Johnson o Jill Stein, en comparación con el 6 % de los varones.
En lo que coinciden los millennials es en que su voto por Clinton es para frenar a Trump: el 36 % dice que el principal motivo para votarla es para impedir que Trump llegue a la Casa Blanca (la única otra razón que alcanza los dos dígitos -16 %- es “tiene la experiencia para liderar”). Aunque la imagen de Clinton ha mejorado entre los jóvenes después de los debates (su imagen positiva subió de 31 % a 53 %, según Harvard IOP), es una incógnita si será suficiente para llegar a la Casa Blanca.
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