Empezó su carrera en la radio siguiendo la campaña del Xeneize. Terminó entrevistando a Macri e inflando a Massa cuando Daniel Vila, dueño de América, se lo pidió. Radiografía de un preguntador serial.
Si esta nota fuese fiel al estilo del conductor televisivo, estaría plagada de frases hechas, repeticiones y metáforas simplonas. Alejandro Fantino es hijo único de una familia de ascendencia piamontesa. A los 13 años dejó su ciudad natal, la localidad santafesina de San Vicente, para irse a estudiar a un liceo militar. Según cuenta, fue decisión suya, él tenía desde chico vocación militar. Sin embargo, luego de tres años abandonó el instituto por su conducta.
Desarrolló una gran habilidad para relatar partidos pero ingresó a Radio Mitre casi de casualidad en 1992 para seguir la campaña de Boca Juniors, en remplazo de Héctor Caldiero en El Show de Boca
Pocos años después empalmaría con los años del Macri presidente del club y le tocaría ser uno de los relatores estrella de los campeonatos ganados de la mano de Bianchi, los mellizos Barros Schelotto, Palermo y... el hijo de Franco.
Su inclinación hacia la carrera militar le quedó picando. Tan es así que recientemente en una entrevista en su programa Animales Sueltos al secretario de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, el conductor le dijo al funcionario que “si no hubiera sido periodista, hubiese sido prefecto”.
Desde su ingreso al medio radiofónico en los 90, Fantino no ha parado de crecer como figura mediática y en los últimos años se consolidó como "periodista". Su manejo de la situación con personajes de diversa índole y envergadura en frente, le ha valido el reconocimiento de muchos como "buen entrevistador". También, el rechazo de muchos otros a quienes su ejercicio de la práctica periodística no les cierra para nada.
Lo que nadie desconoce es que, al menos para lo que son los medios de comunicación masiva en la actualidad, Fantino entra en la categoría de los “preguntadores” más cotizados del momento.
Sea para jactarse de su buen desempeño, como para defenderse de las críticas, de sus declaraciones en reportajes de los últimos años puede deducirse que Fantino ha organizado una especie de manual para justificar su accionar en el medio televisivo.
Lo que dé
“No me interesa Tinelli, me interesa Lanata”, sostuvo en 2014 el conductor de Animales sueltos.
Uno de los objetivos que se propuso en los últimos años fue correrse del lugar del conductor de un programa de mero entretenimiento para construir un perfil más periodístico. Según manifestó entonces a Clarín, en un Martín Fierro le interesa más ganar en "labor periodística" que en "conducción".
A juzgar por el formato con que inició Animales Sueltos, el ciclo que conduce desde 2009 por América, lo periodístico parecía no interesarle demasiado en el pasado. "Yo empecé Animales Sueltos cuando Marcelo Tinelli estaba en plena culocracia, cuando todo era culo y tetas y, sí, cuando empezamos hicimos un programa sexista, de mujer objeto y eso es real", sostuvo en 2013 a Diario Popular.
Sin embargo, más tarde Fantino fue protagonista de otro programa machista: condujo el reality show emitido por Fox, Escuela para maridos. En el mismo, ocho hombres buscaban salvar su relación con el género femenino y fueron encerrados en una escuela dirigida por Fantino y Alessandra Rampolla.
El programa fue criticado pero siguió al aire. Fantino explicaba lo que constituía un gran paso para él. “El cenit en mi carrera llega a los 55. Entre los 53 y 58 años es donde estás apto para ser consumido por la gente en el interés general, porque te creen los de 30 y pico y los de 70 y pico. Tengo 12, 13 años para llegar a ese punto, siempre he soñado despierto y en voz alta, por si alguien te escucha y se te cumple. Sí, me gustaría probarme en una liga extranjera. En Europa o en los Estados Unidos. Y ahora doy un paso grande porque soy hombre de Fox que es una señal internacional”.
Así, la puesta en pantalla de programas altamente machistas constituyó nada más que un peldaño para alcanzar su "cenit periodístico". ¿Qué más será capaz de hacer para lograr su objetivo? ¿Qué imaginará Fantino como el punto más álgido de su carrera? No obstante, la faceta machista quizás no sea lo único cuestionable de su actuación en los medios de comunicación hasta el momento. ¿Qué tal su posición como entrevistador ante funcionarios políticos y candidatos en campaña?
Anestesista anestesiado
En 2013 Animales Sueltos dio un giro en sus contenidos. La decisión clave fue incorporar el segmento "íntimo", en el que Fantino realiza reportajes mano a mano a artistas, empresarios, economistas y funcionarios políticos, todos personajes de un espectro amplísimo. "Las entrevistas mano a mano nos fueron haciendo ganar lugar dentro del medio", se enorgullece Fantino.
Vale mencionar que ese giro sería contemporáneo al que América le daría a Intratables, la otra pieza del prime time del canal de Daniel Vila. Fue en épocas de la transición argentina de los últimos años que el programa que conduce Santiago del Moro también pasó de la frivolidad de la farándula y “los escándalos de alcoba” a la “grieta” y el “periodismo político”.
"Pará, pará, pará… a ver para que la gente entienda… ¿Vos mes estás diciendo que…? ¡No, dale!". Este tipo de frases, acompañadas de una gestualidad que denota sorpresa, incredulidad, admiración o gran indignación, son una constante en el estilo de Fantino. Tan constantes que exasperan. "Para mí exagerar es una herramienta para que el otro te diga", explica. Pero quizás, lo más exasperante no sea la cuestión estilística, si no el contenido ideológico del personaje que construye ante sus interlocutores.
"Mi estilo es sacar las cosas por las buenas. A una persona a la que tratás bien y escuchás, le sacás más cosas. Además, no soy nadie para dictar justicia y romper una persona en vivo", teoriza."No creo que haya que herir a quien entrevistás. Si puedo sacar las cosas bien, no me parece que sea de caballero", agrega. Claramente nadie estaría a favor de maltratar a alguien en un programa de TV en vivo. Sin embargo, esta benevolencia que según él mismo lo caracteriza, podría fácilmente confundirse con cierta obsecuencia.
Una de las cosas que se le reprochan a Fantino es, precisamente, su pasividad ante entrevistados a los que habría tenido que "sacar" más información. Probablemente el bueno de Fantino considere que repreguntar ciertas cosas o incomodar a su entrevistado "es maltratar" o de "poco caballero". Pero ¿no se trata precisamente de eso el oficio del entrevistador? Tener a un funcionario, candidato o empresario delante y no incomodarlo es, como mínimo, negligente: siempre tienen algo para hurgar.
Recientemente el diario La Nación publicó un reportaje al conductor. En las fotos que acompañan la nota se lo ve caracterizado como un espadachín. El conservador diario mitrista, afín a Cambiemos, lo muestra como un hombre incisivo, que "pincha".
"Un buen entrevistador tiene que saber qué dosis de anestesia le da al entrevistado para que no se dé cuenta de que le está sacando cosas. Si le diste poca anestesia, le duele cuando le preguntás, se cierra y no le sacás nada más. Y si le das mucha anestesia, cuando lo llenás de centros, lo dormís", explicó Fantino a La Nación. La metáfora del anestesista es un recurso recurrente en sus declaraciones sobre su filosofía a la hora de sentarse y preguntar.
Allí le preguntan por una entrevista que realizó a Guillermo Moreno y que generó polémica. “No me arrepiento, porque la finalidad era hacer una buena nota. Si tengo que hacerme el boludo para que salga una buena charla o tengo que hacerme el malo, crear un personaje, lo hago”, respondió.
¿No será mucho?
En la nota de La Nación también se defendió de las críticas recibidas por su entrevista a Mauricio Macri. En aquella ocasión, entre muchas otras cosas, pasó por alto el tema de los Panamá Papers. “Una nota a un Presidente no deja conforme a nadie", se justificó. Sin embargo, más allá de lo difícil que puede ser sacarle a un presidente la información que éste no quisiera dar, la impresión general fue que en este caso, ante su bostero amigo, se pasó de caballerosidad. "Que no me vengan a decir que se puede romper a un jefe de Estado en una entrevista... es muy difícil lograrlo", se atajó en otro reportaje.
El problema es que en este caso más que romper al Presidente, lo que Fantino se esforzó por hacer fue permitir que Mauricio se luciera lo más posible y desatara su perorata pro ajustadora más que cómodamente.
"Yo confío en un tipo de nota que nadie tiene en cuenta. Y es como la que le hizo (David) Frost a Nixon. Frost, pasando por boludo, volteó a Nixon. Lo echó de la presidencia. Los políticos, si vas por las malas, saben todas las maneras de cubrirse. Los tipos son geniales. Y además tienen la cara de piedra, entonces no les duelen las manos que les tirás. Ahora, si vas con inteligencia, jugándoles un partido de ajedrez, los relajás y les preguntás, sin querer cagarlos, te dan mejores respuestas", reflexionó Fantino. Pero solo se trata de googlear para enterarse que la entrevista que le hizo Frost a Nixon fue después de su presidencia ya que había tenido que renunciar tras el escándalo de Watergate.
Fantino habla de sí mismo como alguien que con "cara de gil" puede "romper huesos". A juzgar por su papel ante Macri, esta metáfora y la comparación con un reportaje que volteó a un presidente de Estados Unidos le queda, siendo generosos, bastante grande. Quizás en este caso, el que aplicó una dosis de anestesia fue el presidente Macri. Una pregunta válida sería de qué manera lo anestesió.
La actitud benevolente (de mínima) de Fantino ante sus entrevistados, lo convirtieron en destino obligado de muchos funcionarios, que necesitan dar explicaciones o hacer trascender informaciones en determinados momentos de la coyuntura nacional. Tal fue el caso, como ya se mencionó, de la visita de Ritondo el día que arribaron efectivos de fuerzas federales al territorio bonaerense.
Fantino dice que aun no alcanzó el cenit de su carrera. Lo que sí podría asegurarse, es que gracias a la caballerosidad y la amabilidad con la que recibe a sus entrevistados, en los últimos años se convirtió en uno de los anfitriones favoritos para muchos figurones de la política, sobre todo para los de Cambiemos. Macri, Scioli y Massa, los candidatos del ajuste en las elecciones presidenciales de 2015, no se privaron de visitar tanto como pudieron su estudio durante la larga campaña. En este aspecto sí parece interesarle la competencia con Tinelli.
Con el líder del Frente Renovador, incluso, Animales Sueltos ha tenido épocas casi de propagandista.
Se ha dicho en varios pasillos mediáticos que no fue menor la cifra depositada por el exintendente de Tigre para conseguir exclusividades que son muy difíciles de conseguir por parte de dirigentes políticos que no son millonarios. Sea o no cierto eso, claramente Fantino sabe ocupar muy bien el rol de apologista que raya la obsecuencia.
No se podría terminar este análisis sin mencionar un último giro en el abordaje de la realidad política y social que hace Fantino todas las noches por uno de los canales más vistos de la televisión argentina. Desde hace algunos meses realiza mesas redondas con una serie de “notables” con los que analiza la agenda pública. Entre ellos se pueden mencionar "grandes personalidades" del periodismo de investigación y de opinión, como Eduardo Feinmann, Luis Beldi, Jorge Asís (que luego renunciaría), Edi Zunino y Juan Carlos de Pablo. Incluso suelen ser invitados regulares Baby Etchecopar y algún comisario retirado para hablar de la “inseguridad”. Todo compensado con alguna estrella del momento invitada.
Fantino se prepara para transitar su quinta década de vida, allí donde él cree que se está apto “para ser consumido por la gente en el interés general”. Y sin dudas lo hace nutriéndose de una verdadera escuela de sentidos comunes burgueses y clichés típicos de ideologías reaccionarias. Probablemente, eso a él ni siquiera le preocupe. Al menos entre tantos Animales Sueltos esa receta parece haberle resultado provechosa.