México está pasando por una de las peores crisis de violencia hacia la mujer y la comunidad sexodiversa impulsada por grupos conservadores como empresarios, partidos políticos como el PAN y su brazo conservador denominado el “yunque” y grupos religiosos. Éstos son en gran medida responsables de este repunte de violencia, misma que se nutre de cada una de sus diversas expresiones.
Industrias como la de la pornografía son de las más rentables de internet desde hace años, cualquiera que sea su variante, siempre hay personas que llenan los portales. Existen miles de ellos, todos con un flujo de visitantes que alcanzan millones de personas por mes pero, ¿no es acaso este tipo de “entretenimiento” un gran difusor de la violencia machista para el espectador? Ejemplos hay miles, pero nos enfocaremos en los más fuertes y sus repercusiones. En este artículo sólo abordaremos la industria pornográfica "legal".
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Videos pornográficos protagonizados por parejas heterosexuales son de los más populares en la web. Si bien se trata de una actuación en donde se participa de manera consensuada, siempre se hace una descarada referencia a las relaciones de poder, relaciones que se nos han inculcado desde pequeños por el actual sistema capitalista, en donde tratándose de este tipo de relaciones (la cual parece ser la única válida para nuestra sociedad) el hombre debe ser quien controle y domine las situación, ya no solo en la vida cotidiana sino también en el acto sexual.
Reproduciendo situaciones de violencia en donde la mujer o mujeres partícipes de tal o cual video son vistas como meros objetos dispuestos al placer del varón; actitudes de violencia y dominación hacen parecer que la violencia sexual sea común y motivo del placer. En extremos estas filmaciones interpretan y recrean violaciones, en donde las mujeres en actitud “provocadora” "inducen" a los varones a dicha agresión sexual; casos donde las actrices pelean por un varón o violencia más simbólica como donde el placer es exclusivo del varón.
En la pornografía homo-les-bi y trans vemos igualmente estas expresiones de violencia en donde el participante "activo" tiene que mostrar su “hombría” humillando a su contraparte, calificativos que debemos erradicar de la comunidad LGBTTTQI como si por nuestras preferencias sexuales, de género y al momento del acto sexual establecieran nuestro valor como personas o peor aún, como si por nuestro comportamiento y expresiones fuésemos merecedores de dichas humillaciones; un sistema de jerarquías que vemos en esos videos que se reproducen en todo nuestro sistema político, económico y social y cabe señalar que todo tipo de agresión sexual hacia cualquier individuo es inaceptable
Otro tipo de violencia, aunque más simbólica es alarmante; la selección de actores y actrices responde a una construcción social donde ciertos criterios de belleza deben ser cumplidos; medidas físicas, tonos de piel, actitudes y comportamientos deben encajar con la heteronoma que se nos impone como individuos.
Este no se trata de un texto prohibicionista, más bien invita a la reflexión sobre los contenidos que son vistos como cotidianos pero que incitan a violentar la sexualidad de las personas; estos filmes reproducen mitos y violencia hacia las mujeres y a la diversidad sexogénerica y que bajo ninguna excusa de entretenimiento estas actitudes deben normalizarse, menos en una sociedad en donde la barbarie está aumentado, como la nuestra y que peor aún es adoctrinada por el entretenimiento vacío, carente de contenido, cultural y más grave, plagado de machismo.
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