El pasado martes en el Hotel Emperador se presentó la muy esperada programación de la 31ª edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El Festival se llevará a cabo entre el 18 y el 27 de noviembre. Advertencia: ofrecerá una marea extraordinaria de cuatrocientas películas para volverse literalmente loco. Si elegir siempre fue un drama, hacerlo entre todas las buenas y diversas propuestas que ofrece el Festival este año se convertirá en una tarea casi enfermiza. Eso sí, con un consuelo no menor: la oportunidad de ver y disfrutar del mejor cine de nuestro tiempo.
La programación fue anunciada por el presidente del Festival, José Martínez Suárez, y por su Director Artístico, Fernando Martín Peña. En la conferencia de lanzamiento, Peña resaltó como uno de los propósitos de la programación la posibilidad de hacerle llegar al público aquellas nuevas películas que probablemente no se estrenen comercialmente, pero que evidencian una calidad artística indiscutible. “Tomar el cine del mundo y mostrar lo mejor. Todo el cine que hay que ver, está en el Festival”, expresó Peña, con la serenidad que suele ofrecer la certidumbre de haber programado lo más sobresaliente del cine contemporáneo: Lo último de Hong Sang-Soo, Albert Serra, Jarmush, Johnnie To, Guiraudie, Loznitsa, Puiu, Schanelec, LavDiaz. Los films recientes de Perrone, Matías Piñeiro, Carri, Campusano, Mumenthaler. La lista podría seguir, interminable.
De acuerdo a las palabras de Peña, otros de los objetivos del Festival es seguir consolidándose como plataforma de lanzamiento del cine argentino y latinoamericano. Peña manifestó que, gracias al prestigio alcanzado por el Festival, se ha desestimado un poco la preferencia de los productores de estrenar esas películas en Europa. Hay un deseo cada vez más enfático de comenzar el derrotero internacional de los films en Mar del Plata. José Martínez Suárez aseguró que la presencia de cine latinoamericano en esta nueva edición es contundente.
Por otro lado, Peña expresó la necesidad de recuperar la idea del cine como un acto fundamentalmente social. La importancia de que las salas revienten de espectadores. Ver, discutir, pensar el cine colectivamente, aun cuando los medios técnicos para ver películas en la intimidad sean cada vez mayores. En estas condiciones, lo que resulta indispensable –afirmó Peña- es la realización de una rigurosa curaduría. Pensar una programación exige una idea precisa sobre cine. La programación lo atestigua. El Festival de Mar del Plata buscará establecer un diálogo entre la actualidad del cine y la tradición. Entre el cine del presente y el cine del pasado. Un intento por reconstruir el pasaje entre la historia, el presente y el futuro del cine. Como cada año, se presentarán revisiones diversas, entre las que podríamos destacar una consagrada a los maestros del film noir y otra a homenajear a personalidades insoslayables del cine argentino.
El Festival contará además con la presencia de invitados internacionales, como la del notable director francés Olivier Assayas, (habrá un foco dedicado a su obra, incluida su último film, Personal Shopper) y la del gran crítico norteamericano Jonathan Rosenbaum (también jurado de la competencia internacional).
La programación artística del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata fue finalmente anunciada. Acaso lo único que importa. Falta poco más de una semana para animarse a surfear esa marea tan particular. La cuenta regresiva ya empezó a correr. Habrá que elegir. Después de todo, no hay mejor manera de volverse loco que internarse por unos días a ver nada más que cine.
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