Reflexiones sobre la actualidad de la Selección Nacional tras la dura derrota por 0-3 con Brasil. ¿Cómo salir de esta crisis? ¿Está planteado empezar de cero?
Brasil - Argentina, el partido más importante y/o atractivo del continente americano. Lugar Belo Horizonte, jueves por la noche, 20:45h para ser exactos.
De un lado Neymar con miles de torcedores a su favor, con este Brasil que está volviendo a ser Brasil (lejos quedo el 1-7 dos años atrás).
Del otro lado Messi, nunca mejor dicho “solo contra el mundo” y con una Argentina que lamentablemente para nosotros está dejando de ser Argentina.
Equipos a la cancha, pasan los himnos, donde realmente se siente o mejor dicho donde sienten los jugadores que tienen que dejar el alma en un territorio realmente muy hostil.
La Selección Argentina formaba con: Romero; línea de cuatro Zabaleta, Otamendi, Funes Mori, Mas; cuatro en el medio Di María, Mascherano, Biglia, E. Pérez; Messi como media punta; Higuaín bien de nueve.
Comienzo del partido, un equipo al parecer ordenado, buscando o intentando un juego asociado, abriendo la cancha, presionando la salida. Cuando no tenía la pelota estaba bien agrupado buscando cortar y salir rápido de contra. El rival estaba nervioso cortando con muchas faltas en el medio en su mayoría a nuestro número 10. Llegando a los 20 minutos del primer tiempo, la más clara fue para Argentina, presionando, ganando una pelota que le queda a Biglia muy buen remate desde afuera del área que el arquero saca casi del ángulo. Todo estaba saliendo a pedir de Edgardo Bauza. Por el momento se podía decir que el partido estaba controlado.
Rozando los 25 del primer tiempo, se pierde una pelota en mitad de cancha, ellos salen rápido, con solo dos toques llegan al borde del área, los mediocampistas corren mirando de atrás, la defensa no achica, remate de un especialista de media distancia, en la primera que tienen, golazo al ángulo y nada que hacer para Romero. A partir de ese momento todo se vino a pique, dejamos de ser ordenados y pasamos a ser nada. Todo lo que el DT había planeado se derrumbó como fichas de dominó: cayó una, en este caso Mascherano perdiendo en la marca, y sucesivamente todas las fichas siguientes se vinieron abajo.
Desde entonces fue todo Verde Amarelho, algún tiro libre aislado a nuestro favor pero no mucho más que eso. Ellos se dedicaron a tocar (es Brasil) y nosotros siempre corriendo desde atrás perdiendo siempre en velocidad, Argentina trataba de cerrar el PT en el 1-0, parecía conseguirlo y así salir a quemar todo en el ST empatar y porque no conseguir la victoria, pero... faltando nada, otra pelota perdida en el medio, pase profundo a Neymar, mano a mano con Romero y nos fuimos al descanso 2-0 abajo.
Imaginamos una charla fuerte en el vestuario tratando de levantar el ánimo a un equipo, o mejor dicho grupo de jugadores porque de equipo esa noche solo tuvimos 20 minutos. De nuevo al campo de juego con el primer cambio, sacando a lo más positivo que tenía Argentina quizás por portación de apellido siempre es más fácil sacar al de menos renombre, Enzo Pérez por Agüero.
La Selección salió con un poco de actitud o con vergüenza deportiva para tratar de por lo menos descontar y soñar con llegar al empate, porque la victoria ya era prácticamente una utopía.
Fueron solo 10 minutos (exagerando), el local tomo de nuevo el control del partido, jugaron; tocaron; se lucieron. Argentina era sólo una apilada de Messi que terminaba en nada, perdidos llegando tarde siempre, perdiendo en velocidad y mano a mano muy pero muy fácil. El medio era zona de tránsito libre, los laterales. Párrafo aparte, inexplicable decisión del cuerpo técnico de sacar a dos que merecidamente se habían ganado el puesto, por la derecha uno que rindió en su momento pero hoy su ciclo está terminado (somos sutiles) y por izquierda uno que siempre que jugó nunca rindió.
Nos desbordaron, mirábamos el número y así llego la estocada final: desborde al 4, centro, el 3 que no se sabe qué quiere hacer, pelota libre en el área, centro atrás y 3-0. No hay mucho más para agregar después de eso, Brasil siguió como tal jugando y tocando, pudo ser peor.
Por suerte para nosotros perdiendo la puntería en los metros finales y Argentina siguió como tal, perdido sin reacción, Messi contra 5.
No queda más que pensar en lo que viene y no es sólo Colombia la próxima fecha, lo que viene es Rusia 2018. Así no sólo estamos muy lejos del sueño de levantar la copa del mundo, sino que estamos muy complicados con la clasificación y lo que más nos duele: estamos muy lejos de volver a ser Argentina.