A aquellos a los que se les dio el poder de decirnos quiénes éramos, se les ocurrió que “ser culto” estar “cultivado” era sinónimo de erudición, refinamiento. Así fuimos aprendiendo lo que significaba “tener cultura”, una cultura devenida de ideas europeizantes, dominantes y excluyentes.
De Europa a Morón hay algunos kilómetros de distancia. Sin embargo, por acá, quienes se dieron cuenta que también tenían el poder de saber quiénes éramos, se lo contaron al mundo bailando.
La danza es una herramienta para decir muchas cosas. Así como lo es el cine, la fotografía. Tomar el cuerpo como vehículo transformador implica que el cuerpo también tome conciencia de las mentiras que nos contaron y de las libertades que nos adeudan. Sobre éstas ideas, sobre estos dolores nace Tinkunakuy. El significado para la filosofía andina es “encuentro entre personas”. Dice Eduardo Galeano, que al nombrar hacemos que las cosas existan. Así es que, llamarse de un modo no solo hace que otros nos reconozcan sino que hace que también se reconozca una idea.
Tinkunakuy aprehende, comparte y celebra… bailando
El grupo de personas que conforman Tinkunakuy como espacio de danzas folklóricas argentinas y bolivianas decidió que era éste el camino para volver a saber quiénes somos en verdad, pero también para recordárselo a quienes se acerquen a esta fiesta. Poner en valor, recrear y sobre todo sentir el folklore argentino… al ritmo de chacareras, bailecitos, zambas, carnavalitos, escondidos y gatos. Conocer y abrazar las danzas bolivianas… tinkus, sayas y caporales.
El espacio existe ya hace cinco años, y desde entonces se fue transformando. En un comienzo había una lógica de funcionamiento más bien vertical que con el paso del tiempo tomó otro rumbo. El grupo se piensa constantemente no solo en relación a la danza, sino también respecto a la metodología en la toma de decisiones hacia adentro. Siguiendo la cosmovisión de los pueblos originarios que reivindican, han iniciado un proceso en donde todo va hacia una práctica más horizontal, con asambleas y jornadas de reflexión.
El grupo se reúne los lunes y miércoles a la tarde en el Club Pampero a tomar clases de folklore y contemporáneo, a cargo de la profesoras Natalia de la Puente y Carina Romero (clases abiertas a la comunidad).
Luego de las clases, comienzan el ensayo de los cuadros del grupo, la composición de los mismos y dirección son de Natalia de la Puente (bailarina, licenciada en Folklore, egresada del IUNA). El baile no es sólo baile durante ambos espacios, es también compartir, es crear, es liberar y tomar posicionamiento en el entramado de la vida cotidiana.
Tinkunakuy realiza de manera autogestiva tres grandes celebraciones en el año: por Mayo y Noviembre su ya clásicas peñas, en el mes de Agosto la celebración a la Pachamama en la plaza central de Morón. Ésta última es la más significativa porque para el grupo existe la necesidad de reivindicar, revalorizar nuestra cultura originaria e instalar en sus lugares estas celebraciones que son nuestras. En relación a las peñas, durante el 2013 se realizó una centrada en la cuestión de género y de la valorización de las mujeres latinoamericanas.
A su vez, durante todo el año se presentan en peñas de grupos amigos, festivales solidarios y eventos muchas veces vinculadas con temáticas sociales (apoyan causas como las de la APDH, organizaciones de mujeres, por ejemplo.)
Este sábado 8 de Noviembre a partir de las 22hs se realizará la última peña del año en el Club Pampero (Azcuénaga 756 Morón Norte). Acompañarán en esta oportunidad las bandas folklóricas locales “Los Agrestes”, “Vino Manso” y “Sacha Canto” y los grupos de baile “Tawa en Movimiento” y “Renaciendo”. El cierre de la noche estará a cargo de una banda sorpresa que adelantamos, prometen música latinoamericana hasta tarde. Una propuesta interesante para bailar o aprehender a bailar folklore junto a otros en las rondas que siempre se arman. Con bufet y entrada a precios populares y mucha buena onda que es otra de las cosas que caracteriza este espacio: el disfrute y la alegría… La invitación propone que la peña, “encuentre a las personas” celebrando la vida misma.
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