La prisión del exgobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral (PMDB), si bien era esperada por la clase política de Brasilia generó una enorme ansiedad no solo en el PMDB sino también en otros partidos aliados al gobierno. Dejó al Palacio do Planalto (Casa de Gobierno) preocupado en función de lo que pueda seguir y la situación de fragilidad en la que queda la actual base aliada de Michel Temer.
Al respecto, la evaluación de los asesores presidenciales es que la Operación Lava Jato entró en una nueva fase con la detención de Cabral, pudiendo ser la primera de otros ex-gobernadores y de actuales jefes de gobierno.
En esta fase, el equipo de Michel Temer considera que el PT ya no sería el objetivo principal de las investigaciones y que ahora serían incluidos partidos como el PMDB, el PSDB, el DEM, el PSB, entre otros. Lo que podría causar un importante daño político a mediano plazo sobre partidos que son base de apoyo del gobierno de Temer y generar una mayor inestabilidad para toda la "clase política". En relación a Temer, los asesores estiman que podría ser citado en las nuevas operaciones judiciales sin afectar su actual desempeño y en relación al período anterior bajo el gobierno de Dilma, no habría información que pudiera cuestionar su permanencia al frente del gobierno.
En cuanto a la operación judicial realizada el jueves (17), la cumbre del PMDB la considera negativa, ya que afecta a un líder partidario, pero no se evalúan grandes daños porque Sergio Cabral (PMDB) ya se estaba hundiendo políticamente sabiendo que era blanco de la Operación Lava Jato sin contar con influencia en Brasilia, incluso estando el PMDB al frente del gobierno, como ocurría bajo los gobiernos del PT de Lula y Dilma.
El gran temor del gobierno Temer es lo que podría ocurrir de ahora en adelante, con el desarrollo de las investigaciones de la Operación Lava Jato y los testimonios de los arrepentidos, como es el caso de los empresarios vinculados a la empresa Odebrecht. Según los interlocutores de Michel Temer, esta nueva etapa es la de gobernadores y exgobernadores, así como parlamentarios, después que los investigadores se han venido centrado en el PT, en sus operadores y principales contratistas. En otras palabras, llegó el turno de los políticos que sacaron algunas ventajas en los esquemas de corrupción montados en Petrobras y en el sector eléctrico.
Esta nueva etapa de las investigaciones, alcanzando a los gobiernos estaduales, pone fin a las expectativas y las presiones del mundo político para que la Operación Lava Jato se acercara a su final. La Operación Lava Jato está mostrando que puede tener aliento y llegar a 2017 en pleno apogeo. Un escenario considerado pésimo por los líderes políticos, ya que genera aún más incertidumbre sobre quién llegará intacto a las elecciones presidenciales de 2018.
La orden del Palacio del Planalto es intentar dar celeridad a los principales ataques contra los trabajadores y sectores populares. Según el sitio web del Senado, los senadores deberán votar hacia fines de año la propuesta de enmienda constitucional (PEC) 55/2015 y el proyecto que regula las subcontrataciones. Estos proyectos serán sometidos a votación antes del final del año. Lo que sucede es que la Operación Lava Jato dio un paso importante al cercar al gobierno de Michel Temer. La detención del ex gobernador de Río, Sergio Cabral, podría ser una señal de que ha empezado su proceso de transformación hacia un “Mani Pulite” brasilero. El temor del gobierno es que el imperialismo finalmente reemplace a los políticos actuales por otros que puedan atacar a los trabajadores y sectores populares con mayor legitimidad, dada la profunda crisis de representación en curso.
La articulación entre el imperialismo, las grandes empresas y el partido judicial puso a Michel Temer como una de las figuras del golpe institucional, pero el presidente ha demostrado que no es completamente estable para satisfacer todos los intereses imperialistas. En una entrevista dada por al actual presidente Michel Temer al programa Roda Viva, dejó claro que frente a la crisis económica que se mantiene con el actual gobierno, los grandes empresarios y banqueros no están aceptando ni siquiera la existencia de programas sociales como el Bolsa Familia y Mi Casa Mi Vida. Una de las críticas que le hicieron al actual presidente es que no debería haber aumentado el valor del programa Bolsa Familia, ni hablar de Mi Casa Mi Vida. Si la PEC 241 es considerada un retroceso histórico, los grandes empresarios y banqueros quieren mucho más. Exigen que los ataques se apliquen a un ritmo mayor.
Por tanto no puede descartarse que la Operación Lava Jato avance como una herramienta de un “Mani Pulite” brasilero. Si la detención del ex gobernador Sergio Cabral puede representar el inicio de la fase en que la Operación Lava Jato de lugar a un “Mani Pulite” brasilero, cuando Marcelo Odebrecht declare como arrepentido, habrá una nueva oportunidad para reemplazar a los viejos políticos brasileros por otros que sean capaces de implementar los ataques que el imperialismo desea. En política el tiempo es crucial, mientras Temer sigue negociando, la Operación Lava Jato continua su trabajo a toda velocidad.
Sólo el 13% de la población apoya a Michel Temer y el 68% de la población no confía en Temer. Es decir, un número muy complicado para quien quiere administrar un “remedio amargo” contra los trabajadores y sectores populares de la sociedad. Los escenarios siguen abiertos: si por un lado la Operación Lava Jato puede iniciar un curso hacia un proceso de “Mani Pulite” y presiona por ataques más profundos e inmediatos, la crisis política imposibilita hacerlo con legitimidad y puede transformarse en descontento. Nada está cerrado, sino que se mantiene un campo de disputa donde es necesario exigir a las centrales sindicales un plan de lucha serio contra los ataques y la solidaridad activa con la juventud en lucha para poner en movimiento la fuerza de los trabajadores, quienes pueden derrotar los planes de los golpistas y el gobierno.
Traducción: Guillermo Cabernet |