Ya hemos analizado que suponen estas contrarreformas para millones de estudiantes en el Estado español. Baste recordar algunos de sus aspectos más regresivos: la degradación de asignaturas como arte o historia de la filosofía entre otras; la inclusión de la asignatura de religión como optativa en primero de Bachillerato contando su calificación para la media, así como otros tantos contenidos reaccionarios; ataques a los modelos de inmersión lingüística; distinción y segregación entre los alumnos desde muy tempranas edades; blindaje de la educación privada y concertada; en la universidad el incremento del precio del coste de las carreras aumentando los años de master, etc.
A todo ello se suman ataques anteriores como el Plan Bolonia o la subida de las matrículas universitarias y de Formación Profesional además de los ingentes recortes en educación que han degenerado todavía más la enseñanza pública en nombre del pago de la deuda de los bancos y las grandes empresas.
El objetivo de estas reformas lejos de la mejora de la enseñanza que promulgan no es otro que el de reforzar el rol de los centros educativos como “fábrica de mano de obra” y de “reproducción de la ideología dominante”. Desde los colegios hasta las universidades se pretende aleccionar a los alumnos en la religión católica y otras doctrinas -más seglares pero no por ello menos místicas- del capitalismo español, disciplinar a la juventud a través de las tareas en el régimen de trabajo de las intensas jornadas laborales y privar a los hijos de la clase trabajadora del acceso a enseñanzas superiores dejándonos en peores condiciones de negociación salarial y laboral. De esta forma reformas educativas y reformas laborales se dan la mano.
El pasado 26 de octubre con motivo de la huelga educativa decenas de miles de estudiantes en todo el Estado vaciamos las aulas y llenamos las calles para rechazar estos ataques a nuestra educación. No obstante la convocatoria, impulsada inicialmente por el Sindicato de Estudiantes, aunque hubo manifestaciones muy masivas en ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza, en las que participaron principalmente estudiantes de medias y también se sumaron profesores, contó con un seguimiento muy desigual. Además, como punnto débil común en todo el Estado, la mayoría de los estudiantes universitarion no participaron.
Gran parte de ello se explica por los métodos burocráticos del SE que no fueron una excepción en esta ocasión. La huelga fue convocada por arriba, sin contar con la participación del resto de agrupaciones estudiantiles y sin impulsar asambleas en los centros de estudio que fueron surgiendo posteriormente a iniciativa de los propios alumnos. Para más inri la jornada solo contemplaba la lucha contra las reválidas, cuando la educación universitaria ha sufrido un nuevo golpe tras la aprobación del plan 3+2 este mismo año.
Esto generó un amplio rechazo entre las organizaciones juveniles y los estudiantes, lo que supuso que muchas de dichas organizaciones practicaran una política sectaria absteniéndose de participar en esta jornada de lucha cuando no a boicotearla abiertamente.
El próximo jueves 24 de noviembre el SE ha convocado otra jornada de huelga y movilización nuevamente de manera unilateral y sin planificación colectiva. Impone una estrategia de lucha que, lejos de favorecer la autoorganización estudiantil, lleva al desgaste y la apatía de la mayor parte del estudiantado. Por desgracia, todo parece apuntar a que estas movilizaciones resultarán mucho más modestas que en la anterior cita lo que solo puede ir en contra del movimiento estudiantil y favorecer las actitudes sectarias y divisorias en las filas de los estudiantes.
Pero solo a través de la más amplia unidad lograremos acabar con estos ataques a nuestras escuelas públicas. Unidad no solo -y por supuesto- entre los estudiantes independientemente de su nivel de formación, sino también con los profesores y trabajadores de la enseñanza que padecen los recortes salariales y la arbitrariedad en la aplicación de las reformas. Para tejer esta alianza se hace necesario poner en pie organismos democráticos y de base de estudiantes y trabajadores desde los cuales discutir un plan de movilizaciones sostenidas hasta poner freno a las políticas de privatización y elitización. Un camino opuesto a la perspectiva de los dirigentes del Sindicato de Estudiantes.
Los integrantes de la red de agrupaciones que integramos Armas de la Crítica, No Pasarán y el Sindicato de Estudiantes de Izquierdas participaremos en esta convocatoria para echar abajo las reválidas, la LOMCE y también el 3+2 -así como las anteriores contrarreformas de la enseñanza- al tiempo que trabajamos por el objetivo de alcanzar una huelga general educativa indefinida hasta acabar con todos estos planes educativos que hipotecan nuestra formación y nuestro futuro en manos de los capitalistas. Algo que solo puede conseguirse poniendo en pie un movimiento estudiantil democrático, combativo y en alianza con los trabajadores y trabajadoras.
¡Unidad en la lucha de todos los estudiantes y trabajadores!
¡Paremos las Reválidas, la LOMCE y el 3+2!
¡Por una huelga general educativa! |