Foto: Operativo policial contra los refugiados en Bulgaria, EFE
Las protestas se vivieron en el centro de Harmanli, a unos 50 kilómetros de la frontera con Turquía. Los refugiados protestaban contra un toque de queda declarado por las autoridades búlgaras para evitar la propagación de supuestas enfermedades.
Las autoridades habían prohibido a los refugiados salir del recinto, quedando de hecho prisioneros en un centro donde hay enfermedades y pésimas condiciones de subsistencia. En respuesta, varios cientos de inmigrantes, en su mayoría afganos y pakistaníes, quemaron neumáticos, arrojaron piedras y otros objetos contra los agentes de la policía búlgara. La policía reprimió con material antidisturbios, balas de goma y un cañón de agua.
La tensión creció también fuera del centro de acogida, una antigua base militar de tanques, donde se reunieron decenas de ultranacionalistas búlgaros con la intención de entrar en el recinto y atacar a los inmigrantes amotinados, informó la cadena privada Nova TV.
El primer ministro búlgaro en funciones, el conservador populista Boiko Boriosv, que llegó al lugar en los primeros minutos de la madrugada, señaló que el motín en el centro, que alberga más de 3.000 personas, fue “organizado desde afuera”, intentando montar una teoría conspirativa para justificar la represión a los refugiados.
"Los grupos afganos forzaron a los sirios a participar en los disturbios", aseguró el mandatario búlgaro, quien dimitió el pasado 16 de noviembre, pero sigue en funciones hasta la formación de un nuevo ejecutivo.
Borisov, conocido por su discurso xenófobo, dijo que las autoridades búlgaras están organizando de forma urgente la deportación de los afganos del país y los primeros serán “los que organizaron y participaron en los disturbios de anoche”.
La semana pasada, las autoridades búlgaras decidieron impedir temporalmente la salida del centro tras protestas vecinales por supuestos casos de enfermedades infecciosas entre los internos. De este modo, convertían a los refugiados en presos de forma ilegal.
Tras analizar la situación, las autoridades concluyeron que no existía ninguna amenaza epidemiológica, pero aun así las puertas del centro de acogida fueron cerradas a la espera de más exámenes médicos.
Bulgaria tiene un historial de ataques xenófobos contra los refugiados, como las milicias de “caza inmigrantes” que circulan por la frontera. Actitudes racistas y de ultra derecha que son avaladas por el gobierno.
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