La obra se promocionó durante varios días aludiendo a “la reivindicación de las mujeres obreras que ofrecieron sus vidas transformándose en las verdaderas heroínas de estas tierras” y en ese sentido ha cumplido con todas las expectativas.
Para comprender los pormenores de la puesta en escena es importante tener en cuenta el contexto en el que se desarrolla la historia, particularmente, después de la sanción de la Ley de Residencia en 1902. Esta norma legal permitía la expulsión hacia sus países de origen de los extranjeros llamados "indeseables", es decir, los militantes sindicales y sociales.
Por su parte las mujeres socialistas y anarquistas de comienzos del siglo XX, además de tomar parte en mítines y medidas de fuerza, formaron bibliotecas y editaron publicaciones propias. A su vez se dieron diversas formas de organización, al calor de las luchas y demandas sentidas por las mujeres y el conjunto de los trabajadores.
La trama se desarrolla desde el primer momento en el escenario de una lavandería, establecimiento donde se limpiaba la lana para luego ser transformada en otra etapa de la producción. Las protagonistas son todas mujeres que ante diferentes circunstancias de sus vidas tuvieron que salir a trabajar para llevar el pan a sus casas.
A medida que pasan las horas de trabajo van saliendo a la luz las diferentes problemáticas que aquejaban no sólo a las mujeres, sino al conjunto de la clase trabajadora e inmigrantes: 12 horas de jornada laboral, desempleo, hambre, abusos patronales, represión, miedo a ser perseguidos y deportados. Pero el puntapié inicial que generó la unión entre estas obreras y les abrió el camino a la lucha organizada fue el despido y posterior suicidio en la fábrica, de una joven que había quedado embarazada y debía criar a su hijo en soledad.
La incipiente organización de estas mujeres se pone a prueba durante la huelga general de 1904. Ésta fue motivada por el asesinato de obreros en la ciudad de Rosario durante una manifestación, constituyendo la segunda huelga general en la historia del país, contando, esta vez, con la unidad de anarquistas y socialistas después de su ruptura en 1902. En ese momento, mujeres socialistas intentan agremiarlas en la U.G.F (Unión Gremial Femenina), obteniendo como resultado la fácil aceptación de algunas trabajadoras, y el resquemor de otras por temor a perder el sustento para sus hijos. Transcurren escenas donde los maridos no están conformes con el trabajo asalariado de sus esposas, mucho menos con su agremiación y su salida a la calle para luchar por nuevas reivindicaciones.
Después de debates, discusiones y convencimientos todas coinciden en que la organización y la lucha en sus propias manos es lo único que les puede permitir mejorar, aunque sea parcialmente la situación de miseria y opresión que viven ellas en particular, y la clase trabajadora en general. Y salen a la calle junto a sus compañeros.
Una de las actrices realizó una reflexión al finalizar la obra: “a pesar de que la historia está situada en 1904, un siglo después, las demandas del movimiento de mujeres siguen siendo similares”. Y la respuesta de hoy también es similar: organizarse y luchar para arrancarle al Estado cada uno de los derechos que nos corresponden. |