El cargo a la presidencia de la Cámara de Diputados es constitucionalmente el tercero en la línea sucesora y, además, es un cargo importante que permite decidir qué proyectos se tramitan, qué votaciones, cuáles serán archivados.
Sin embargo, en esta componenda estará en juego algo que nadie menciona, la posibilidad de que asuma un reaccionario enemigo declarado de los derechos LGBT y de las mujeres: Eduardo Cunha, del PMDB de Rio de Janeiro. Este enemigo de las libertades democráticas podrá heredar el cargo de presidente de la República en ausencia de Dilma y de Temer.
¿Quién defiende a Eduardo Cunha?
El evangélico Eduardo Cunha estuvo vinculado al gobierno de Fernando Collor, quien fuera eyectado de la presidencia en medio de escándalos de corrupción; luego con el ex gobernador de Rio de Janeiro, Anthony Garotinho. Luego se alineó con Cabral y Pezão. Sus reubicaciones frente a los gobiernos son mutables y "negociables". Pero su relación con los grandes empresarios y sus posiciones sobre los derechos LGBT, en relación con la homofobia y el aborto son clarísimas y reaccionarias.
Este diputado fue el que llevó adelante la campaña más cara en todo Rio, compitiendo con el hijo de Cabral. Los dos gastaron más de 6 millones de reales, cerca de 2,5 millones de dólares. Dinero recaudado, especialmente, de grandes empresas. Parte de ese dinero fue gastado en propaganda electoral paga, a través del diario O Globo para mostrarlo como un “defensor de la familia tradicional”, “contra el aborto”, “contra la legalización de las drogas” y otras posiciones reaccionarias.
Es el autor del proyecto de ley que prohíbe el casamiento civil igualitario y ahora dejó en trámite un proyecto para revocar una normativa del Ministerio de Salud para que deje de pagar los servicios por aborto que son realizados legalmente a través del Sistema Único de Salud (SUS). Con esta medida, pretende revocar el derecho al aborto en casos de anencefalia, violaciones y riesgos de salud para la gestante y el feto.
Las masivas manifestaciones de junio de 2013 recorrieron el país cuestionando al diputado Feliciano, también de la bancada evangélica, obligándolo a retirarse de la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos. Ahora nuevamente con el aval del PT podría asumir un reaccionario en un cargo aún más importante.
Pasada la campaña electoral, es el momento del PT y de Dilma de “sentarse a conversar”, “consensuar”, incluso con reaccionarios y oligarcas. Feliciano asumió la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de la misma Cámara en acuerdo con el PT. ¿Asumirá la presidencia de la Cámara un nuevo Feliciano? ¿El PT avalará esto? ¿O solo lo criticará porque no es “dilmista” y no por sus posiciones reaccionarias? ¿Para el partido de Dilma y Lula, si Cunha jura fidelidad al gobierno, ¿puede asumir sin importar sus posiciones reaccionarias?
¿Cómo Eduardo Cunha llegó a ser candidato a presidente de la Cámara?
En el primer mandato de Dilma el PT y el PMDB hicieron un acuerdo para turnarse en la presidencia de la Cámara, dos años uno, dos años el otro. En una Cámara con más partidos representados (de 22 subió a 28) y donde tanto el PT como el PMDB tienen sus banca disminuidas, las negociaciones tienden a ser más complejas y costosas para el gobierno.
Eduardo Cunha asumió la posición de portavoz del PMDB de la Cámara para romper el acuerdo con el PT de rotación en la presidencia de la cámara baja, y cobrar más caro el alineamiento de su partido con el gobierno. Para eso, está buscando articularse con varios pequeños partidos e incluso con el opositor PSDB.
El poderoso PMDB de Rio está en un acelerado proceso de disputa interna ligado a la sucesión de Eduardo Paes en la intendencia carioca. Están articulando el propio Paes como candidato presidencial en el 2018, y esto también implica prepararse para un nivel mayor de alejamiento con el gobierno del PT. Estas disputas internas del partido del vicepresidente de la República, Michel Temer, posicionan a Eduardo Cunha con más fuerza.
El PT, por su lado, critica a Cunha porque este diputado fue parte del PMDB carioca que no participó en la campaña de Dilma o directamente hizo campaña por Aécio. Lo que no se dice es que, sea como aliado o como adversario del PT, Cunha es un reaccionario. Se oculta de esta manera a los millones de jóvenes y mujeres que salvaron a Dilma en la elección presidencial con la ilusión de “derrotar a la derecha homofóbica y machista”, o que creían que el segundo mandato sería más a la izquierda.
¿Además de atacar a los trabajadores, el PT va a ayudar a un nuevo Feliciano?
Todas las medidas anunciadas en este segundo mandato muestran, hasta el momento, un gobierno más a la derecha y no a la izquierda como esperaban parte de sus electores. Hay discusiones sobre introducir cambios en los derechos laborales. Debilitado, el PT necesita ceder más a sus aliados y a la burguesía que, frente al deterioro de las condiciones económicas, exigen mayores esfuerzos del PT contra los trabajadores.
Se discute qué representante de los banqueros asumirá el Ministerio de Economía. Las tasas de interés aumentan y seguirán aumentando más y más. Aumentan las tarifas (ya fue aprobado un incremento del 17% en la energía de Río). Todo un paquete de medidas contra los trabajadores y el pueblo pobre, como ya alertábamos antes de las elecciones. Esto también puede tener su continuidad en el campo de los derechos humanos, pues entre los aliados de Dilma y del PT están el PP -del militar conservador Jair Bolsonaro y de Paulo Maluf, quien fue gobernador durante la dictadura y actualmente es buscado por la Interpol por casos de corrupción su mandato en la intendencia de San Pablo- y el PMDB de Temer, pero también de Eduardo Cunha.
Hemos visto esta película protagonizada por Feliciano, con la campaña educativa sobre diversidad sexual, convertida en el denostado “kit gay” y frenada por estos aliados de Dilma, entre muchos otros casos. Tras 12 años del PT en el gobierno no hubo ningún avance en el derecho al aborto.
El proyecto de “cura gay” de Feliciano, que pretendía medicalizar la homosexualidad, fue derrotado en las calles, y su salida de la comisión de Derechos Humanos fue una de las victorias de “Junio”. Es preciso retomar este camino. |