En la madrugada del pasado miércoles el trabajador Matías Kruger, de 24 años (hijo de Alejandro y Claudia, también trabajadores subterráneos), falleció electrocutado en el Taller Colonia de la línea H.
Si bien aún se desconocen todos los detalles, se sabe que el fallecimiento del compañero se debió al contacto con una línea aérea energizada.
No se trata de una muerte accidental sino producto de la desidia de la empresa privatizada Metrovías y del Gobierno de la Ciudad. Metrovías al día de hoy se sigue negando sistemáticamente a homologar un protocolo de ‘corte y reposición de tensión en talleres’.
Ya en el 2013 se había lamentado otra muerte, la de Antonio Villares, de la línea B, que estaba trabajando en un sector inundado y murió por responsabilidad de la empresa al no contar con los más mínimos mecanismos de seguridad, con el tercer riel electrizado, ni comunicación con el puesto de control. Antonio murió electrocutado.
A su vez, el 30 de marzo de 2012 Diego Martínez desempeñaba sus funciones como oficial electromecánico en el mantenimiento de las formaciones ferroviarias del subte. Luego de finalizada su jornada laboral, continuó con su labor por órdenes de la empresa Metrovías realizando horas extras, lo cual no está permitido en el ámbito de los talleres. Además, Diego había sido enviado a trabajar solo. En estas circunstancias, recibió una descarga eléctrica producto de una máquina de soldar en mal estado, lo que le provocó la muerte por electrocución.
Mientras la desinversión es habitual en el servicio público, el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta llevó el valor del boleto del subte a $ 7,50. Al Gobierno y a Metrovías solo le importan los negociados y no invertir para salvar las vidas de trabajadores y usuarios. Metrovías recibe 1.600 millones de pesos de subsidios por parte del Estado. |