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El pasado martes fue el punto y final a la consulta interna celebrada por Podemos que se inició el pasado domingo. Los más de 436.000 militantes estaban llamados a votar las reglas de juego de la segunda “Asamblea Ciudadana Estatal”, que se celebrará entre los días 10 y 12 de febrero en Madrid.
Según anunció la Secretaría de Organización un total de 99.162 inscriptos ejercieron su derecho a voto, lo que supone un 22,7% del total, que ascendería a un 38,9% si sólo se tienen en cuenta a los inscritos (o censo) “activos”, que son 254.533.
Los datos de participación presentados por la Secretaría de Organización del partido que lidera Pablo Iglesias son inferiores en comparación con otras consultas internas en la formación morada. Sirva en estas líneas como ejemplo la votación sobre el acuerdo con Izquierda Unida para las elecciones del 26J, que acabó con una participación de más de 140.000 votantes.
Desde la misma secretaría se apresuran a recordar que la consulta celebrada estos días trataba de dirimir cuestiones procedimentales e internas, “lejos de la relevancia política y estratégica fundamental” que suponía el acuerdo o no con la formación de Alberto Garzón.
Cierto es que el “aura” pueda parecer menos trascendental, al menos en sus titulares, pero tanto los afines a Pablo Iglesias como los partidarios del secretario político, Iñigo Errejón, han dejado claro estas últimas semanas ante los medios y en sus redes sociales que buceando un poco se puede ver que la importancia de Vistalegre II va mucho más allá que aspectos “procedimentales”.
¿Qué se ha votado?
La afirmación realizada desde la Secretaría de Organización tiene sus luces y sombras, sus verdades y “omisiones”. Cierto es que en la consulta realizada entre el pasado domingo y el martes se han votado aspectos de procedimiento de la próxima asamblea y asuntos internos del partido. En este apartado estaría por ejemplo aspectos como la organización de los debates o la extensión del nuevo Consejo Ciudadano Estatal.
Ahora bien, se omite en esa valoración dos aspectos fundamentales. En primer lugar, las diferentes propuestas sobre el sistema electoral y su proporcionalidad. No hay que olvidar que en el primer Consejo Ciudadano la lista Iglesias – Errejón no optó por la proporcionalidad y buscando el todo o nada (consciente de su fortaleza mediática) consiguió hacerse con el 100% del Consejo. Para el Vistalegre II, las tres propuestas principales (que a continuación veremos), optan por un sistema de representación más proporcional, cada una con sus matices.
El segundo aspecto relevante que se ha votado hace referencia al “cómo” votar las candidaturas y los proyectos políticos. Este aspecto ha sido el epicentro de todas las discusiones y el que más declaraciones cruzadas ha provocado.
Los partidarios de la línea oficial, los “pablistas” junto al sector de Anticapitalistas, optan por que el programa político se debe votar conjuntamente a la dirección del partido. Intentado esconder su faceta de caudillo, Iglesias razona que “no quiero ser secretario general a toda costa” y que no tiene sentido “que lidere un programa político que no es el de mi equipo”. El actual líder de la formación reformista vuelve por su fueros y establece un nuevo “todo o nada”, intentando imponer de nuevo su ventaja mediática frente a las otras listas.
Por otro lado está el bando “errejonista”, partidario de que programa y liderazgo se voten por separado, pues argumentan, es expresión de un “mayor pluralismo”. En este punto desde el sector de Errejón no han escatimado ataques a sus “rivales”, destacando en especial los lanzados por Tania Sánchez en “Los Desayunos de TVE”, en los que acusaba a Pablo Iglesias de “chantajista” y exigía claridad sobre el futuro de Iñigo Errejón en la formación.
Tres proyectos ¿Tres estrategias?
Queda preguntarse si estas diferencias, abiertas a los medios como “debates políticos”, responden a estrategias políticas diferentes o por el contrario son discusiones tácticas enmarcadas dentro del mismo horizonte político.
Pablo Iglesias, finalizada la “etapa electoral” y la incapacidad de su “maquina” para asaltar los cielos, en primer lugar, y conseguir el sorpasso, en segundo lugar, ha vuelto a hacer gala de su don para el “zigzag”.
Es cierto que Iglesias y los suyos vienen desplegando un discurso “de izquierdas”, planteando “volver a las calles”. Es un intento de reubicación del sector “pablista” tras tanto giro al centro que no le acabó de dar el rédito político deseado. Un giro discursivo que se vuelve necesario para Iglesias y los suyos en el marco de volver a ganar presencia e entusiasmar a sectores más activistas y de trabajadores.
Ahora bien, ¿cuál es la profundidad de este giro?. Para el líder de la formación reformista el objetivo último es conseguir “defender las conquistas del Estado del Bienestar que aún quedan”, en otras palabras, darle (cómo si fuera posible) una cara más humana al Régimen del 78 y al capitalismo español. Por ello su intento de pacto con la pata social – liberal del Régimen, el PSOE, por ello su respeto a instituciones del régimen como la monarquía, por ello su nula crítica a las burocracias sindicales...
El llamado a la “calle” y a “dar miedo a los poderosos” se tornan consignas vacías en el proyecto reformista de Podemos, proyecto de reformas además limitado en el marco de la grave crisis mundial.
Errejón por su parte parece querer llevar hasta el límite el principio laclausiano de Podemos como “significante vacío”, que le permita surfear sin contradicciones en un espacio de centro político, en una realidad contradictoria entre lo que dicen y lo que la “real politik” impone hacer.
Desde el sector “errejonista”, con un proyecto de mayor adaptación (aún) al statu quo del Régimen, se busca ir ganando posiciones relevantes y mediante la práctica de la política burguesa (parlamentarismo, pactos, concesiones...) ir alcanzando cotas de poder en las instituciones del Estado.
El tercer proyecto, “Podemos en movimiento”, ha sido lanzando por Anticapitalistas. En el marco de una creciente visibilidad en la formación (Iglesias se acercó a este sector para sumar fuerzas internas contra Errejón) Anticapitalistas ha lanzado esta candidatura para el Consejo Ciudadano Estatal (CEE) y no para la secretaria general.
El motivo parece ser que en este apartado, y como viene siendo habitual en la praxis de Anticapitalistas en Podemos, serán vagón de cola de Iglesias. Valga como muestra la poca voluntad de “lucha” interna, que este proyecto ni tan siquiera ha contado con presentación pública, como si han contado los otros dos proyectos de mayor importancia.
El sector, encabezado por Teresa Rodriguez y Miguel Urbán, llama a “crear poder popular”, pero desde una perspectiva, si queremos, similar a la de Iglesias. En este punto, Anticapitalistas se sitúa como ala izquierda del neorreformismo, impulsando su proyecto político por fuera del desarrollo de la lucha de clases, sin luchar por la independencia de clase, sin presencia en los sectores más combatientes y dinámicos de la clase obrera y la juventud. De nuevo, por fuera de todo aquello que implique movilizar las fuerzas necesarias para un verdadero enfrentamiento contra el sistema capitalista y el Régimen del 78.
Iglesias comentaba a raíz de una pregunta sobre Syriza que “si nosotros gobernando vamos a hacer una cosa dura de repente tienes a buena parte del ejército, del aparato de la policía, a todos los medios de comunicación […] tienes a todo contra ti, absolutamente todo”.
Y precisamente para ello se preparan los tres proyectos desde una perspectiva estratégica, para actuar dentro de los márgenes del Régimen, para gestionar, en definitiva, el Estado capitalista. |