Frente a la alta desaprobación del gobierno y los ajustes que está logrando aprobar en las Cámaras legislativas, como el proyecto de enmienda constitucional que congela los gastos sociales por 20 años, el gobierno de Temer intenta simular que escucha las criticas a las reformas laborales postergando el debate sobre la flexibilización de la jornada de trabajo, mientras “por abajo” no solo mantiene las condiciones de flexibilización laboral que ya existen en el país sino que da continuidad al financiamiento de los empresarios.
Después de reunirse con las centrales sindicales, Michel Temer resolvió postergar la agenda sobre las condiciones de flexibilización laboral y decidió renovar el Programa Nacional de Protección al Empleo (PPE). Creado por la expresidenta Dilma Rousseff, pasará a llamarse Programa Seguro de Empleo, el programa permite al empresario reducir la jornada laboral hasta un 30% con reducción salarial y el gobierno sigue “bancando” al menos el 50% de la pérdida salarial con recursos del FAT (Fondo de Amparo al Trabajador).
Conocido también como Programa de Protección al Empresario, el gobierno garantiza una forma de transferencia directa de dinero público para asegurar las ganancias empresariales. Es decir, aunque diga que "está escuchando las críticas" es, de hecho, una forma de hacer política demagógica con las centrales sindicales subordinadas a la política oficial, mientras implementa nuevas reformas por "abajo".
Michel Temer armó un grupo con integrantes de las centrales sindicales como a Força Sindical, UGT y la NSCT junto a su ministro Jefe de la Casa Civil, Eliseu Padilha (PMDB), para discutir la reforma del sistema previsional. La intención de Temer al convocar este grupo es negociar con las centrales para que actúen como correa de trasmisión de los intereses del gobierno golpista en las filas de los trabajadores, conteniendo toda posibilidad de respuesta.
Detrás de las críticas de la burocracia sindical a la reforma laboral y del sistema de pensiones, hay miles de trabajadores que se oponen a estas medidas impopulares, pues son plenamente conscientes de que estos ataques empeorarán las condiciones de vida de millones de personas. En este sentido, la burocracia sindical es consciente de que, dependiendo de cómo se implemente la reforma laboral, puede generarse un movimiento de rechazo y revuelta. Y por otro lado, Temer también quiere evitar un movimiento de este tipo que obstaculice sus planes políticos.
Para complacer a los grandes empresarios, el gobierno de Michel Temer incluirá en el renovado Programa Nacional de Protección al Empleo, la jornada flexible de trabajo, que permite la contratación por horas de trabajo, en jornadas intermitentes. Algunos de los otros cambios que el gobierno intentó hacer en la legislación laboral quedarán para más adelante.
El gobierno informó a las centrales sindicales que evaluará el fin de semana esta cuestión y dará una respuesta la semana entrante.
La verdad es que a pesar de que las centrales sindicales dicen oponerse a la reforma laboral y previsional, mantienen las negociaciones con el gobierno golpista, cumpliendo el papel de contener cualquier respuesta de lucha de los trabajadores frente a la crisis económica y política del país.
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