Foto: vista del centro de Berlín tras la reapertura del mercado navideño. EFE
Berlín no sale de la conmoción y el pavor luego de los hechos acontecidos el lunes por la noche. Muchos interrogantes y diversas especulaciones circulan desde entonces en los medios. Entretanto, falsos sospechosos han sido apresados y luego liberados hasta que Estado Islámico (ISIS) reivindicó la autoría del ataque el martes por la noche.
Luego de los ataques de Würzburg y Ansbach a mediados de año, el ataque al mercado de Berlín ha sido el primero de gran envergadura perpetrado por ISIS en Alemania. El atentado se cobró la vida de una docena de personas y dejó cincuenta heridos. Como ya sucedió en Bélgica y Francia, ahora es la población civil en Alemania quién paga con sus vidas el costo de las intervenciones militares en Siria, Afganistán, Mali, entre otros. La política imperialista que lleva adelante intervenciones militares y el apoyo a regímenes dictatoriales en el exterior rebotan en el propio territorio y, así, Alemania se convierte en un blanco para los ataques terroristas.
El ataque en el centro político del país y el hecho de que ISIS lo haya reivindicado, preludian grandes cambios de la coyuntura política, cuyos lineamientos puntuales no constan aún y serán definidos en los próximos días. Lo que sí ya está claro, es que habrá un fortalecimiento interno de armamento y militarización. Esto significa mayor represión contra los refugiados e inmigrantes, tanto como una limitación para las libertades democráticas de los trabajadores, jóvenes y las fuerzas de izquierda.
Endurecimiento de la política migratoria
Desde Marine Le Pen del Frente Nacional francés hasta Heinz-Christian Strache del Partido de la Libertad austríaco, la extrema derecha en toda Europa se vale de los ataques para su campaña racista, que exige el cierre de fronteras y el fin de la acogida de refugiados.
Alternativa por Alemania (AfD) intenta, a través de sus declaraciones, no sólo legitimar el terror derechista y la justicia por mano propia contra los extranjeros, sino que reclama también un endurecimiento en la política racista de aislamiento y deportaciones. En su declaración oficial del martes, AfD exigió que “nuestras fronteras irresponsablemente abiertas deben ser puestas bajo control nuevamente. Debemos recuperar el control sobre nuestro territorio. La policía y los servicios secretos deben equiparse, potenciales terroristas y quienes representen una amenaza deben ser rigurosamente expulsados”.
Alternativa por Alemania aprovecha los hechos en el mercado de Breitscheidplatz para incrementar la presión por derecha sobre el gobierno y entrar fortalecido en el año electoral. De hecho, organizaron este miércoles una movilización frente a la Cancillería. También otros grupos de extrema derecha aprovechan el atentado. Tal es el caso del partido nazi NPD, que convocó para el mismo día a una concentración en las cercanías de la histórica Iglesia del Kaiser-Wilhelm en Berlín.
Pero no solo la conocida como “extrema derecha”, sino también el CSU (gobierno de Baviera y socio de Merkel en gobierno nacional) y una parte del CDU (partido de Merkel) exigieron continuar con el endurecimiento de las leyes de asilo. Así lo expresó Horst Seehofer: “Les debemos a las víctimas, a los afectados y al pueblo en su conjunto, reconsiderar y ajustar de conjunto la política migratoria y de seguridad”. Con estas declaraciones, el Ministro Presidente de Baviera utiliza el atentado para poner el acento máximo en las deportaciones masivas.
El allanamiento al campo de refugiados en el aeropuerto de Tempelhofer y el arresto de un refugiado paquistaní de 23 años, de quién luego se comprobó su inocencia, manifiesta un incremento de la represión hacia los refugiados e inmigrantes. Esto se producirá tanto desde el lado estatal -a través del endurecimiento de controles y de una mayor política de deportaciones- como por parte de bandas de derecha y con sus ataques racistas. Con esto, el continuo giro a derecha -iniciado el año pasado con las innumerables reformas en las leyes de asilo y las recientes deportaciones en masa hacia Afganistán- se profundizará en el próximo período.
Armamento interno
Los más importantes representantes del gobierno se comprometen una política de “unidad nacional”. Los mercados navideños y otras grandes exposiciones deben tener lugar, tal como está planeado. Para garantizar la “seguridad”, al mismo tiempo fueron anunciadas en la conferencia de prensa del martes por la mañana a cargo del ministerio de Interior, diversas medidas que conducirán a una militarización más extendida.
Klaus Bouillon (CDU), ministro de interior de Saarland y vocero en la conferencia, habló de “estado de guerra” y explicó que “nos ocuparemos con el armamento pesado que sea necesario, es decir con armas largas, armas cortas, pistolas de máquina”. En todo el territorio nacional ha sido desplegada la policía, aumentado la presencia policial y tomando otras medidas en el mismo sentido.
En Francia fue declarado un estado de emergencia luego de los ataques en Paris durante noviembre 2015, que restringió derechos democráticos como la libertad de reunión, fueron endurecidas las requisas domiciliarias aumentando la militarización interior. Desde entonces el estado de excepción se ha prolongado cuatro veces y regirá hasta mediados del año próximo, por lo menos.
En Alemania aún no estamos frente a un salto cualitativo hacia una militarización completa y represión generalizada. Pero el aparato represivo se fortalece. En Berlín, así como en otros Estados federados se retomarán conceptos de seguridad como por ejemplo los controles por cámaras de video de gran parte de la ciudad.
Un programa contra la guerra y el imperialismo
El atentado en Berlín y la autoría reivindicada por ISIS reafirman claramente que las guerras, la exportación de armamento y la política de ocupación del imperialismo alemán no solo conducen a mayores padecimientos, destrucción y humillaciones en los países semicoloniales, sino también se vuelven contra la población en la misma Alemania, por ser blanco de ataques terroristas. La experiencia de Francia, donde a pesar del estado de emergencia en julio último en Niza sucedió otro atentado, muestra que los ataques terroristas no se evitan con “más seguridad”. Por el contrario, esto agrava la situación y quienes más padecerán serán los inmigrantes -entre ellos personas que migran por la fuerza de países como Siria-, y podrán repetirse múltiples ataques en Europa.
La única salida progresiva reside en denunciar la responsabilidad del imperialismo alemán y levantar un programa antiimperialista, que termine con las intervenciones militares en el extranjero por parte del ejército alemán, cese con la exportación de armas y ponga punto final a los acuerdos reaccionarios con regímenes autoritarios como Turquía, para frenar las deportaciones. Al mismo tiempo hay que desarrollar la lucha por la defensa de los derechos democráticos, contra la militarización interna y el armamento, vinculando estas demandas con la ampliación de los derechos democráticos y sociales para los refugiados.
Traducción Sebastián Vargas |