En estos días se hizo conocida la noticia de un brutal linchamiento en el barrio Nueva Bahía Blanca un barrio precario en las cercanías de la ruta 3. Se trata de Jesús Sanz de 29 años que supuestamente luego de cometer un robo en la casa ubicada en Coulin al 2.600 fue golpeado con una pala y caños de pileta. Actualmente se encuentra internado en terapia intensiva con respirador en el hospital Penna en estado grave. Los presuntos agresores fueron detenidos y están acusados por lesiones graves y tentativa de homicidio. Resurge nuevamente la discusión sobre la legítima defensa y la justicia por mano propia.
Hoy la discusión de la “inseguridad” volvió a estar en los principales noticieros, discusiones televisivas y diarios a partir de la muerte de Brian en Flores. La gestión de María Eugenia Vidal es una fábrica de policías locales y provinciales como lo fueron los 12 años de sciolismo en la provincia. Las zonas liberadas, el secuestro y la trata de mujeres, el narcotráfico, los desarmaderos y la cooptación sistemática de jóvenes para el pequeño delito son negocios que forman parte de la recaudación de la bonaerense, la federal, la metropolitana y también de las policías locales. Aunque quieran ocultarlo resulta innegable que las fuerzas policiales ofician como mafias organizadas con relación directa con el crimen a gran escala.
Lo que tampoco dice este discurso son las pésimas condiciones de vida a la que están sometidos sectores de la población, que en un año de gobierno macrista terminaron de ser arrojadas a la marginalidad, luego de una década ganada que nunca llegó. Un millón y medio de pobres, tarifazos, despidos, la desocupación que llega al 10% y la caída del consumo son algunos de los resultados mas duros de la primera revolución de la alegría que no vio la luz al final del túnel.
Estos sectores arrojados a la pobreza absoluta que caen en la desesperación y no encuentran una salida colectiva al problema de la miseria, pueden ser ofrecidos como carne de cañón para las mafias policiales y su sistema de recaudación. Esta responsabilidad del gobierno nunca es resaltada en los relatos televisivos, ni periodísticos. Las purgas y el perfeccionamiento policial que intentan ser la base de la campaña de una mejor policía bajo el gobierno de Vidal no pueden dar por tierra con esto que –en parte- es la razón de ser del crimen organizado por las mafias policiales.
Los medios de comunicación no pierden el tiempo a la hora de sumarse a un discurso reaccionario que encuentra a un culpable y exige su castigo, envalentonando la brutalidad policial y abriendo la puerta a la justicia por mano propia. Son usinas de campañas políticas que apuntan a la criminalización y persecución de la juventud y la pobreza, cuando hablan de “inseguridad” marcan en el mapa barrios humildes, de bajos recursos, como lugares donde se aloja y se desarrolla el crimen, lugares que tendrían que- según ellos- ser colmados de vigilancia y orden para terminar con el problema.
Este discurso tiene sus representantes políticos en partidos del oficialismo y la oposición y por ello cuando los linchamientos del Carnicero y el Doctor tomaron dimensión nacional hasta el mismo presidente de la nación se pronunció sobre el tema, diciendo que el carnicero –que había sido detenido- “debería estar con su familia, tranquilo, tratando de reflexionar en todo lo que pasó mientras la Justicia decide por qué pasó, por qué sucedió", dejando correr la idea de que para obtener justicia hay que actuar como policía-juez-y-verdugo.
Sin plantearlo abiertamente La Nueva y La Brújula, los principales periódicos de Bahía Blanca, conocidos por su línea editorial políticamente conservadora y PRO-dictadura, no pierden el tiempo y dejan entrever la discusión de la legítima defensa en el caso del linchamiento del barrio Nueva Bahía. Si se tiene en cuenta el aspecto legal, la legítima defensa plantea la existencia de una agresión ilegítima por parte del atacante, la necesidad y proporcionalidad del acto defensista y la falta de provocación por parte de quien se defiende ). ¿Alguien puede plantear que hay proporcionalidad entre un celular , $2000 y una paliza que casi garantiza de la muerte a quien supuestamente delinque?.
Hablan del estado ausente cuando el estado esta mas presente que nunca en el diseño de políticas de hambre que arrastran a la miseria a un millón y medio de personas, con bandas criminales bancadas por la policía y con policías armadas y repletas de recursos y complicidades para delinquir. Ni una palabra dicen del gatillo fácil que se lleva la vida de un pibe cada 28hs,la brutalidad y la represión sistemática por parte de la fuerza,ni una palabra sobre el empeoramiento de las condiciones de vida del que el macrismo y el kirchnerismo son responsables, mucho menos de los abundantes ejemplos de la policía como garante del crimen a gran escala.
Querer intentar frenar el delito con esta institución es como querer apagar el fuego con gasolina, lo que no dice el discurso mediático de la “inseguridad" es que el fortalecimiento de las fuerzas represivas nada tiene que ver con brindar mejores condiciones de vida al pueblo trabajador, sino que tiene un objetivo estratégico, que en parte es administrar el control social así como también se trata de poder oponerle una fuerza del estado financiada y legitimada que garantice la represión a la organización de los trabajadores ante esta situación de empeoramiento de las condiciones de vida. |