Claro está que hay una brecha bastante larga entre tener ideas claras y poder plasmarlas en el campo de juego. Más, si se tiene en cuenta el contexto, el rival, el propio estado anímico y la tenacidad a la hora de ejecutarlas. Sin embargo, el equipo de Martino pudo acortar esa distancia entre el planteo y la ejecución con la perseverancia como abanderada. Porque si bien es cierto que hubo pasajes del partido en que Argentina no concretó la finalidad, nunca renunció a los medios.
Si bien el plantel convocado por técnico argentino fue la base del subcampeón del reciente Mundial, se pudieron notar pinceladas propias de un entrenador con una mentalidad más predispuesta a lastimar, que a evitar que lo lastimen.
Sin las presencias de Lionel Messi, Gonzalo Higuaín, Ezequiel Lavezzi y Ezequiel Garay, todos por lesión, el grupo reveló recursos más que satisfactorios de cara al nuevo ciclo.
Con un equipo ancho y, al mismo tiempo corto, el seleccionado albiceleste intentó, a través de la posesión, dominar al conjunto alemán desde el comienzo. Una movilidad constante hizo del 4-3-3 una distribución táctica muy flexible que a los dirigidos por Joachim Löw le costó contener. Cuando Argentina tenía la pelota Javier Mascherano retrocedía cerca de Sergio Romero para recibir el balón entre los centrales Federico Fernández y Martín Demichelis, quienes se abrían hacia las bandas y permitían la subida de ambos marcadores de punta: por derecha, Pablo Zabaleta y por izquierda, Marcos Rojo. Mientras Lucas Biglia se mostraba para recibir el balón en la posición de número cinco, Enzo Pérez se ubicaba delante de él, como conductor, para conectar con Ángel Di María por derecha, Eric Lamela por izquierda o bien, dándole el último pase al único punta Sergio Agüero.
De la mano de Di María, quien terminaría siendo la figura con tres asistencias y un golazo, Argentina llegó al primer tanto a los 19 minutos del primer tiempo.
Tras un centro desde la derecha proveniente de los pies del siete argentino, Agüero conectó el balón para agarrar a contra pierna al arquero Neuer y colocarla cerca del travesaño.
Ya a los 40, después de dos intervenciones magníficas de Romero al taparle dos mano a mano a Mario Gómez, ambas producto de errores garrafales de Demichelis en su afán por salir desde el fondo con pelota dominada; otra linda combinación por derecha que terminó con un pase de Zabaleta en profundidad para Di María, desembocó en otro centro, esta vez hacia atrás, bien conectado por Lamela para ubicar el balón en el ángulo superior derecho del arquero alemán.
El pitazo que indicó el final de la primera etapa dejó una atmósfera un poco menos jovial que la que habían mostrado los actuales campeones del mundo antes de los himnos. Momento en el que aprovecharon para homenajear a los retirados Philipp Lahm, Miroslav Klose y Per Mertesacker. Además de repasar en las pantallas gigantes, con los jugadores albicelestes como testigos, los mejores momentos de Brasil 2014.
A los dos minutos de iniciado el complemento, un cabezazo de Fernández terminó con la renovada euforia de la hinchada localista. Un tiro libre en forma de centro desde el sector izquierdo por parte del zurdo Di María fue bien conectado por el central argentino, ingresando por el segundo palo, para decretar el 3 a 0.
Una jugada más tarde, tan sólo dos minutos después, terminó con el esférico dentro del arco local acariciado por el mejor jugador de la cancha. Una linda triangulación en la mitad de la cancha entre Zabaleta, Di María y Agüero derivó en un pase en profundidad del lateral derecho para el Fideo quien, ante la salida del portero Weidenfelle (ingresó por Neuer en el entretiempo), la picó por sobre su cabeza.
Con una Argentina menos dispuesta a atacar, Alemania llegó al descuento a los ocho minutos del complemento a través de los pies de André Schurrle quien, después de un rebote en el área, logró rematar sin mayores inconvenientes.
A los 32, Mario Gotze, aquél que supo arrebatarnos el sueño mundialista en Brasil, conectó una pelota de aire que, tras rebotar en Fernández se coló al lado del palo derecho de Romero.
Se podría decir que el ciclo Martino comenzó con el pie izquierdo, pero no porque fue un comienzo malo, sino porque un zurdo fue el mejor del conjunto argentino. Un zurdo que, después de este amistoso, nos removió la amargura de saber que otra hubiera sido la final, allá por julio, de haber estado él en el césped del Maracaná. |
