Según una nota del diario La Nación, el macrismo continuaría con su cruzada contra el empleo estatal bajo el ya viejo argumento de la “modernización” a partir de la cual se buscaría ir contra la “burocracia estatal” para hacerla más eficiente.
Sin embargo, hilando más fino, se ve a las claras que la forma concreta para hacer efectiva la “modernización” es terminar con miles de puestos de trabajo instaurando un sistema de “meritocracia” (que es el “objetivo declarado” como la misma nota afirma), con premios y castigos es decir, introducir el elemento de premios por “productividad” y castigos que obviamente serán despidos en el futuro.
Haciendo eje constante en la “capacitación”, la “eficiencia” y la “modernización” el macrismo intenta instaurar un discurso de demonizaciòn del empleo público para justificar los despidos, como supo hacer ayer el menemismo. La primera tanda de despidos fue contra la “grasa militante” y los “ñoquis” hoy la excusa es la modernización y la eficacia de la administración pública creando así un sentido común de que los trabajadores estatales son “todos vagos” y pierdan apoyo popular cuando salgan a reclamar. Si el macrismo logra avanzar con su plan de despidos hasta el final, no sólo se verán perjudicadas áreas sensibles para la población como educación, salud o niñez, sino que el tendal de despidos también servirá para hacer caer los salarios reales del conjunto de los trabajadores del país.
Hoy por hoy el conflicto en el Ministerio de Educación contra los despidoses una lucha doble ya que no solo es para conservar los puestos de trabajo, sino para defender la educación pública y de calidad.
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