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La Izquierda Diario
12 de noviembre de 2014 Twitter Faceboock

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SALTA
Salta: elecciones de Centro en Humanidades
Franco Hessling | Corresponsal Salta

Hoy se realizan las elecciones del Centro Unico de Estudiantes de Humanidades (CUEH) de la UNSa. De las 6 listas que se presentan, todo indica que la disputa central se dará entre la actual conducción, “Movimiento 10 de Octubre”, la Franja Morada y el “Frente Independiente”(MPE).

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Luego de cuatro conducciones sucesivas de la Franja Morada en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanidades el año pasado el timón fue arrebatado por el Movimiento 10 de Octubre. Al calor de la Toma del Consejo Superior y el Rectorado durante Octubre de 2.013 se urdió un movimiento que nucleaba distintas fuerzas de lo más abigarradas, desde facciones del kirchnerismo tradicional como Kolina, pasando por el semi-kirchnerismo maquillado en “izquierda independiente” como La Mella-Patria Grande, hasta la CEPA-PCR; a estos se le sumaba un conjunto de independientes devenidos en activos a través del fulgor de la lucha de la Toma.

La campaña del “10 de Octubre” se centraba en un sucinto esquema de cuatro ejes de trabajo: el repudio a la Ley de Educación Superior (LES), el desarrollo de un área de extensión, la reforma del estatuto del Centro de Estudiantes y la conquista de la auto-gestión de la fotocopiadora. Además se planteaba como el pivoteo ecléctico entre la posición dogmática del Partido Obrero y el paternalismo corrupto de la Franja Morada que además no había apoyado la medida de toma; esa posición, la que hasta el momento ocupaba hegemónicamente el “Frente Independiente” –otro kirchenirsmo revocado-, era la que mayor pregnancia demostraba en el electorado de la Facultad. Eso quedó cristalizado en la elección que coronó al “10 de Octubre” y posicionó sólo algunos votos por detrás al Frente Independiente.

La gestión del “10 de Octubre” no tuvo bemoles ni sostenidos destacados, no obstante es útil un breve repaso tomando como referencia los ejes que recibieron como mandato de los estudiantes. En cuanto al posicionamiento sobre la LES originariamente se anhelaba articular actividades de debate, no se consumó ninguna; sobre el área de extensión intentaron apropiarse de algunos talleres artísticos que se venían haciendo desde 2.013 en la Facultad como así también de actividades radiales en un centro de encierro de jóvenes, sin embargo quedó al desnudo que las actividades no sólo no fueron lo suficientemente apoyadas por el Centro de Estudiantes sino que funcionan independientemente de él; en referencia a la pretendida renovación del estatuto, ya que la intención de crear asambleas por carrera nunca fue motorizada, y el estatuto no recibió ni la más mínima modificación.

Párrafo aparte para la auto-gestión de la fotocopiadora: la conducción –en el cuerpo del 10 de Octubre- empezó a hacer anillados gratuitos, siendo por ello intimados por la decana a cesar la práctica. En ese momento hubo cierta tensión, quizá el vericueto más altisonante de toda la gestión, que acabo con el cabizbajo reconocimiento del 10 de Octubre de sus agudas limitaciones, tanto políticas como pragmáticas, para luchar por una auto-gestión. Los cepos prácticos estaban dados por la carencia de maquinaria y organización humana para abastecer el servicio, y las políticas porque al toparse con ese cerrojo fáctico –sin recuperación del servicio- no pudieron sostener discusiones, argumentaciones y acciones con contenido político revolucionario. Anillar o no anillar terminó siendo la gran cuestión del programa político del “10 de Octubre”.

Estos devaneos en el seno de una política fluctuante se hicieron notorios a través de las dimisiones de diversos compañeros, como los de la CEPA a principio de año o los de Kolina hace pocos meses, a los que se sumó la salida del propio Secretario General que salía del riñón de los independientes. La única fuerza que pervive en el “10 de Octubre” es La Mella-Patria Grande, que con más astucia y oportunismo que con debate político, salieron airosos de las críticas políticas que recibieron de los disidentes y de otras agrupaciones de izquierda como la CEPA o el Partido Obrero.
El Frente Independiente, que había sido la segunda fuerza en aquella elección que barrió con la Franja Morada, padeció de no formación de cuadros, del alejamiento de algunos de sus más encumbrados referentes, y de develación de su carencia de independencia del gobierno de la Facultad.

El Partido Obrero, apocado por un pálido cuarto lugar en la elección universitaria que no se correspondía con su histórica elección en el distrito capital, reagrupó fuerzas con algunos afines independientes formando el EHA (Estudiantes de Humanidades en Acción). Ya durante el 2.014, en las elecciones a Consejeros de Abril, esta fuerza recuperó su cualidad de “faro” de la izquierda ya que el Movimiento 10 de Octubre no se presentó a esa elección demostrando las primeras grietas en su seno. A partir de allí el PO-EHA, que tiene más de PO que de EHA, volvió a sus tradicionales métodos: arrogarse la propiedad de las luchas simbólicas, auto-referenciarse como el sumun de la salida por izquierda, endilgarse el mote de los genuinos defensores de las demandas de La Toma y construir su identidad partidaria más en función al otro adversativo que a un programa político inscripto en la lucha de clases con autonomía de clase.

El Partido Obrero, no obstante, tiene un plafón de votos garantizado. Sin embargo evalúan insuficiente a esa plataforma, por ello en aras de sus apetencias electorales, han concertado un frente con CEPA, díscola de los fatuos ensayos políticos del 10 de Octubre

Nótese que quien no avanza ni retrocede, favorecido por su ingente aparato inter-claustro en la burocracia universitaria, es la sórdida Franja Morada. Su aparato, que en la puja de símiles apabulla al del PO, al del Frente Independiente y al de la Mella-Patria Grande, amenaza seriamente imponerse en las elecciones de hoy. El “10 de Octubre”, en tanto que oficialismo saliente con la militancia rentada de los miembros de La Mella-Patria Grande y algunos independientes, será la fuerza que se le presente como alternativa porque en las últimas semanas recuperó su calidad de agrupación que sintetiza lo contestatario con lo moderado, la agrupación ecléctica por excelencia, la que demuestra el pragmatismo del peronismo combinado con la retórica de las vociferantes “izquierdas progresistas” de los gobiernos latinoamericanos.

El Frente Independiente es una fuerza que capitaliza de forma óptima el amiguismo, aprovechando su kirchnerismo moderado que no abusa de la verborrea camporista, más un aceitado sistema de clientelismo intelectual por el cual extender certificados o acomodos en los escaños académicos se transforma en favor que se paga con voto. Eso sumado a su condición de esbirros del decanato hace que su tope de votos sea insondable ya que habrá que ver hasta qué punto puede encausar el amiguismo y las dádivas de su clientelismo académico.

El PO-CEPA es la fuerza de mayor relevancia de las agrupaciones que arriban a la elección más por voluntad referencial que por chances reales. Son vagones de cola de la locomotora PO-CEPA, el Movimiento Libres del Sur y el MST. No obstante ello, teniendo garantizado determinado piso de votos puede anticiparse que con un pequeño vuelco de votos hacia la izquierda el frente PO-CEPA se meta en la discusión genuina por arrebatarse algunas Secretarías del Centro de Estudiantes.

 
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