Las crisis en la policía de Córdoba vienen teniendo picos en los últimos años, marcando un problema estratégico para las distintas administraciones provinciales. Esto es así ya que fue un aspecto que sobre todo los gobiernos de Unión Por Córdoba se jugaron a fortalecer logrando un incremento sideral de la cantidad de efectivos. Para hacer una breve historización, quizás el punto más álgido fueron los hechos del 2013 con el conocido Narco escándalo Policial que terminó mostrando crudamente el vínculo de la sección de Drogas Peligrosas con la distribución, provisión y venta de drogas en Córdoba.
Esto obligó al gobierno de De La Sota a descabezar a la sección de drogas peligrosas e intentar mostrar un "control civil" sobre las fuerzas policiales. A fines de ese año la medida tuvo como respuesta un acuartelamiento de la fuerza que significó un fuerte cimbronazo de la estructura provincial. No fue sólo una "negociación salarial" sino un claro mensaje de freno al poder político.
Para calmar las aguas se apostó a forjar un pacto de impunidad con la posterior absolución de la cúpula policial de la Sección de Drogas Peligrosas implicada en el Narco escándalo. Se fueron tapando sucesivamente los distintos hechos que surgían, sobre todo congelando las causas en el poder judicial o dilatándolas años junto con la ayuda de los medios de comunicación para correr el eje rápidamente y evitar que se profundice una deslegitimación social hacia el aparato policial. Un claro ejemplo de esto fue la desestimación de la denuncia del arsenal robado de la misma jefatura que implicaba alrededor de 60 pistolas barreta que después fueron apareciendo en manos de bandas delictivas.
Pero este pacto no fue suficiente y la impunidad no podía mantenerse inalterable. A fines de 2016 se logró la condena a prisión perpetua de dos agentes de policía implicados en un caso de gatillo fácil, el caso del asesinato de Guere Pellico, el cual por la lucha que llevamos adelante el conjunto de las organizaciones y sus familiares, y por ser un caso brutal, no pudo ser tapado ni dejado en el olvido.
Durante las últimas semanas de 2016 y los primeros días de 2017 en Córdoba estamos asistiendo a una verdadera "ola delictiva", donde los protagonistas son miembros de la policía provincial. Esta editorial pretende hacer un repaso sobre los hechos más recientes, que muestran por un lado las internas policiales y la puja de poder entre las cúpulas y el gobierno, y por otro la descomposición total de las fuerzas policiales de la provincia con hechos delictivos que salen a la luz casi diariamente.
La organización del delito a manos de la policía
Para graficar lo anterior en el día de navidad sucedió un hecho que hizo temblar la estructura policial de Córdoba. Un robo en la casa de una reconocida abogada, ex funcionaria de la administración del ex gobernador Mestre, mientras se desarrollaba una reunión entre varios miembros del poder político y judicial de Córdoba de los cuales muchos nombres se siguen manteniendo en secreto. Incluso en las últimas horas el fiscal a cargo de la causa no tiene identificado aún qué pertenencias y a quiénes se les robó, hecho clave para establecer el delito.
Esa noche se dio la irrupción de un "Grupo comando" que huyó llevándose algunas pertenencias del lugar y de los presentes. Pero el golpe vino con el correr de las horas, cuando se descubrió que habían sido apresados miembros de la banda que había llevado adelante el asalto y que quien la coordinada era un sub comisario de la policía provincial, Víctor Barrionuevo.
No faltaron las notas de color al rededor del hecho con sucesivos datos que iban surgiendo, mostrando que había algo más profundo en este robo. Así se difundieron audios entre policías que mostraban que este sub comisario era conocido por el conjunto de la fuerza y tenía relación con el delito. En el audio más conocido se escucha de forma clara "otra vez este...".
Como todo temblor, este hecho fue provocando distintas réplicas que han ido llenando las páginas y las horas de televisión en Córdoba. Desde robos menores como el del agente detenido por sustraer un vaso térmico en un supermercado; o el agente que intentó robar una mochila en plena vía pública y fue golpeado por vecinos a cuadras de la central de policía, hasta denuncias de vecinos de bandas armadas que actúan con indumentaria, armas, y comportamientos policiales para simular allanamientos y vaciar propiedades. También un policía detenido en un control por circular en un auto robado o la desaparición de un chaleco de protección balística de una comisaría en Nueva Córdoba.
Todo esto deber ser leído en dos claves:
1) Existe en Córdoba una interna feroz de las cúpulas policiales, donde siguen teniendo peso ex jefes de policía como Alejo Paredes y Julio Cesar Suarez con sectores que responden por interés propios en una suerte de "sálvese quien pueda" intentando tapar los distintos hechos de corrupción y tirando tierra sobre los rivales hacia dentro de la interna policial. Sino, no se explican los distintos datos que van surgiendo, audios de policías sobre estos hechos que permanentemente se envían desde jefatura a los medios. Y no es casualidad que todo esto surja a partir de que dos policías son condenados a prisión perpetua por asesinar un joven, algo que en Córdoba llego a tener un caso por mes, entonces también puede ser leído como una represalia de las cúpulas por ver que esa impunidad se resquebraja, entonces se utilizan estos métodos para "ensuciar" al poder político y negociar, evitando que desfilen por el banquillo de acusados la decena de casos de Gatillo Fácil que siguen impunes. En torno a la condena por el asesinato de Guere Pellico el periodista Dante Leguizamón realiza una más que interesante crónica de estas internas con rasgos mafiosos que anexamos para comprender mejor.
Como saldo, esta interna ya se cobró el primer nombre cuando el gobernador Schiaretti terminó echando en las últimas horas a Calixto Luna, jefe de Investigaciones Criminales, encargado de la investigación del robo de navidad.
2) La amplia gama de delitos que han ido saliendo a la luz en los últimos días muestran que la Policía en Córdoba no sólo organiza el Gran delito a través de bandas armadas, sino que además tiene participación en el delito común, contra una idea de ser solamente un problema "de las cúpulas".
La descomposición y la participación en el delito es tan grande que, incluso tapando muchos hechos en los últimos años, tuvieron que echar a 450 agentes, 39 de ellos en el pasado año.
La juventud y los debates en la actualidad
Estos hechos se dan en el marco de un debate que ha ocupado los principales medios en los últimos días, como es el de la Baja en la edad de imputabilidadpropuesta por Mauricio Macri, presentada como una medida urgente para actuar en contra de "el aumento de la delincuencia juvenil" (hecho que incluso ha sido refutado por juristas como Eugenio Zaffaroni, planteando que no existe tal aumento). Esta medida apunta a fortalecer a las instituciones policiales y aumentar la represión sobre la juventud en nombre de "la lucha contra el delito", pero es clave tener en cuenta lo expuesto anteriormente porque es a este tipo de fuerzas a las que se pretende fortalecer. Se le quiere dar más poder de fuego a policías como la cordobesa, (que no se diferencian en nada de las distintas fuerzas policiales de otras provincias y ni hablar de la policía federal), con internas mafiosas y una participación activa en la organización del delito. Solamente la disolución de estos aparatos descompuestos significaría realmente una medida en contra del delito, de esa forma de verdad se estaría atacando de raíz el problema.
La juventud de Córdoba sabe de qué habla cuando dice policía, no por nada existe en nuestra provincia la Marcha de la Gorra que año tras año reúne miles de jóvenes en las calles para denunciar los abusos policiales pero también sus vínculos con el delito. Es de ahí que si el macrismo o el gobierno provincial quieren avanzar en criminalizarnos pueden surgir respuestas a la altura para frenarles la mano y denunciar a los verdaderos responsables. |