Manteros de Once
La postal se repite, verdaderas barricadas se levantaron ayer en las calles de Once como protestas a la represión y detenciones sufridas por los trabajadores informales que la prensa ha popularizado como "manteros".
Con el discurso de defender el "espacio público" el macrismo sigue su cruzada contra los trabajadores informales que venden mercadería en la calle. En los últimos cuatro años fueron desalojados 5.000 manteros de la Ciudad y ninguno fue relocalizado como prometía el Gobierno porteño. Para echarlos ya reprimió en la Avenida Avellaneda en el barrio de Flores, en Liniers, en Constitución. Varias veces hubo detenciones, incautaron mercadería como ahora y militarizaron el barrio por semanas. Ayer en Once la represión fue feroz. Los manteros resistieron reclamando su derecho elemental a trabajar y que le devuelvan sus productos.
"En la Ciudad donde abundan los talleres clandestinos, el trabajo esclavo y la precariedad laboral le cuestan vidas a los trabajadores, es totalmente repudiable que el Jefe de Gobierno militarice las calles y lleve presos a trabajadores inmigrantes, uno de los sectores más expuestos a las políticas de criminalización del gobierno de empresarios del Pro" nos decía Yuri Fernández, Delegado de la Villa 1.11.14 y referente histórico de la Textil Brukman.
En la medida que sigan creciendo los índices de desocupación, seguirán creciendo también las formas de trabajo informal, es el caro precio que pagan miles de pobres para poder subsistir. Pero para el PRO sobrevivir es un delito, y en nuestra Ciudad los vendedores ambulantes, muchos de ellos inmigrantes pobres son un blanco claro a reprimir, perseguir y discriminar. "Mientras tanto con el cinismo que la caracteriza la esposa de Macri, Juliana Awada debe seguir tercerizando la producción de sus prendas en talleres clandestinos que explotan a trabajadores textiles inmigrantes en extensas jornadas laborales", denunciaba Yuri Fernández.
Hace unos días denunciábamos en estas páginas la tensión en el gobierno por la "liberación de la calle" instalando en el debate público la vieja idea de reprimir la protesta social, contra los piquetes. Este debate junto a la discusión de la baja de imputabilidad representan un avance contra las libertades democráticas de conjunto. El gobierno busca imponer el "control de la calle" con su tan anunciado Protocolo de Seguridad, algo que el propio Macri le reclamó a Larreta diciéndole que ponga fin a los cortes de calle en la Ciudad. Está claro cuál es el objetivo de la nueva Policía Ciudadana. Quieren que “limpie” de pobres la Ciudad y se prepare para apuntar contra todos los trabajadores que protesten. Ya vimos semanas atrás como desalojaron con un fuerte operativo de seguridad que duró más de 22 horas a las 62 familias que vivían en el ex Patronato de la Infancia (Padelai). A ellos también el gobierno les mintió prometiendo créditos de vivienda y subsidios que nunca aparecieron. Un verano con aumento de tarifas, despidos y ajuste y tregua de la CGT, implican una política "seguridad" con más criminalización y represión. |