El pasado lunes los medios masivos de comunicación se hicieron eco de las palabras que pronunció la actriz Hollywoodense en la entrega de los Premios Globo contra Donald Trump, criticándolo por una desagradable actuación que hizo durante su campaña y por su política anti-inmigratoria.
Además, revindicó la composición extranjera del gran monopolio de la industria cinematográfica mundial a la que pertenece. Meryl tuvo la osadía de trasformar una entrega de premios en un “hecho político”, algo bastante inusual para este tipo de eventos del espectáculo que “la caja boba” se encarga de hacer llegar a todas las casas del mundo (que tengan TV por cable, claro).
De este lado de América, el “patio trasero” del país donde trabaja Meryl, sus palabras se recibieron con simpatía, ya que la dama de Hollywood es muy respetada como actriz, y la defensa de los extranjeros en estas tierras latinas, siempre se van a ver con buenos ojos frente a la brutal xenofobia y discriminación que viven las y los trabajadores inmigrantes en EE. UU.
Pero ¿a qué extranjeros defendió Meryl?
En su discurso mencionó a todos los actores, directores y miembros de Hollywood que nacieron en otros países, sin embargo, no son ellos los que sufren las políticas antiinmigratorias que ya venía aplicando el gobierno de Obama y que hoy se fortalecen con la pronta asunción de Trump.
Estos extranjeros a los que se refiere la actriz, son en su mayoría multimillonarios y miembros del principal medio de propaganda del sistema capitalista, como lo es la industria cinematográfica norteamericana y Hollywood como su principal exponente.
Son actores que protagonizan películas donde se muestra, por ejemplo, a los soldados norteamericanos invadiendo Medio Oriente como “pobres víctimas” del terrorismo.
Películas como La Dama de Hierro, adonde Meryl Streep interpreta a Margarett Tatcher, tiene evidentemente el fin de “…Humanizar y resaltar los rasgos feministas…” de la ex Premier de Inglaterra. Esa siniestra mujer baluarte del neoliberalismo. Responsable de tanta muerte en Malvinas, Sudáfrica y de políticas brutales de ataque a los trabajadores ingleses.
Te puede interesar: Ese "feminismo" que profesa Hillary Clinton, el de “Las mujeres fuertes” a costa de la sangre de tantas otras.
El actor y su rol social
“…el único trabajo del actor es entrar en la vida de las personas que son diferentes a nosotros y dejarte sentir lo que sienten…”
Con estas palabras, Meryl introduce la crítica a la desagradable imitación que hace el xenófobo Trump de un periodista en televisión. La actriz, de manera acertada, critica la imitación que hace el futuro presidente como burla y denigración de las personas con discapacidad, a tono con sus discursos derechistas.
Si bien, parte de la repercusión que tuvo esta crítica, fue hacer ver a los ojos del mundo los aspectos más fascistoides del magnate norteamericano, y refleja la opinión de millones de ciudadanos que repudian el discurso xenófobo y la política anti-inmigratoria, no es para nada inocente, ya que “la actuación” de Meryl está inspirada en su apoyo la candidatura de Hillary Clinton el año pasado.
Un actor, no es sólo un intérprete del guión que le tocó en suerte y, si bien su arte se trata de perfeccionar la interpretación de un personaje. Los actores y actrices siempre dicen, o dejan de decir. Tanto en el cine como en el teatro el arte siempre tuvo un rol social.
El arte es un arma poderosa. Este discurso, que tuvo impacto sobre el poder político norteamericano y al mundo como espectador y que generó millones de adhesiones, muestra un enorme descontento social en el corazón del imperio, que deberá encontrar a los trabajadores nativos y extranjeros organizados y en las calles para defender sus derechos. |