Estamos a pocos días de que uno de los magnates más poderosos de los Estados Unidos de América asuma su nuevo cargo al frente de la casa blanca, la potencia imperialista por excelencia; en un marco de grandes cambios sociales, políticos y económicos a nivel global sumado a escándalos donde servicios de inteligencia yanquis señalan a la Federación de Rusia como responsable en parte del triunfo de Donald Trump y declaraciones misóginas y machistas durante toda su campaña.
Con un discurso lleno de violencia hacia la mujer, en el cual no para de cosificar y lanzar calificativos despectivos, se ha ganado la fama de ser no solo un machista sino también una de las más grandes amenazas hacia los derechos de la mujer y peor aún envalentonando a los grupos de ultraderecha y conservadores a replicar esta clase de violencias machistas en un ya de por sí sistema capitalista que relega a las mujeres a un papel secundario.
De igual manera se ha declarado “pro-vida” y planea atentar contra el derecho a las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, esto tratando de prohibir el aborto a nivel nacional. La mayoría de sus ministros e incluyendo a su vicepresidente están a favor de dichas medidas propuestas por el también acosador sexual, Donald Trump.
Además también de sus expresiones xenófobas y en contra de minorías raciales e ideológicas atenta en gran medida contra los derechos de la comunidad sexodiversa. Si bien en derechos a nivel mundial solo contamos con escasos derechos, la mayoría de ellos paliativos para atraer a nuestra comunidad sexogenérica al mercado y al consumo de un estilo de vida las políticas retrógradas de un Trump que presume, no solo de ignorar a la diversidad sino también de ser un homófobo, siendo un reflejo de la rancia y decadente ideología de la “supremacía blanca americana”.
Tanto mujeres como personas de la diversidad sexogenérica seremos fuertemente atacados por las nuevas políticas que el magnate tiene en su agenda para según él “volver a América grande de nuevo”. Migrantes mujeres de Latinoamérica, Asia, Medios Oriente, afrodescendientes y miembros de la sexodiversidad seremos de los afectados y perseguidos en esta nueva etapa que le espera a los Estados Unidos.
México, como una colonia más del imperio yanqui y vecino del sur se verá afectado por estas prácticas de la casa blanca. Por esta misma razón invitamos a todas las mujeres y de la comunidad sexogenérica a que se unan a las movilizaciones mundiales este 20 de enero próximo, día en el que Trump asume su cargo de presidente; porque estamos hartos de las violencias machistas, las desapariciones, feminicidios y violaciones sexuales y psicológicas.
No queremos más crímenes de odio, discriminación ni ser obligados a vivir con miedo a agresiones, exigimos derechos reales para nosotras y nosotros.
De igual manera defendemos y seguiremos impulsando una lucha real y en las calles por los derechos de toda la comunidad sexodiversa; no queremos más crímenes de odio, discriminación ni ser obligados a vivir con miedo a agresiones, exigimos derechos reales para nosotras y nosotros, sin paliativos ni falsos derechos que solo benefician a una pequeña élite, con poder adquisitivo para pagar por sus derechos y falsa libertad.
La movilización en la ciudad de México será el próximo viernes 20 de enero, a las 16 horas partiendo de la embajada de EE.UU. y llegando al Zócalo; todas y todos marcharemos de manera organizada en contra del ascenso de Donald Trump.
Porque como dicta el poema Pan y Rosas escrito por James Oppenheim, “¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por las rosas!”. | 
