"La Corpo" lanzó un duro ataque contra 380 familias obreras. Censura, miente, apela al cerco mediático, viola las leyes, pide represión. Cómo no hacerle el juego a la derecha.
“¿Qué te pasa Clarín? ¿Estás nervioso?” fue durante años uno de los hits del kirchnerismo. Sus organizaciones, intelectuales, periodistas y referentes sindicales lo tomaron como bandera, luego de que Néstor y Cristina rompieran la amistad de sus primeros años de gobierno.
Criticaban, a veces con argumentos ciertos, lo que muchos sabíamos hace tiempo de Clarín. Su concentración mediática, su historia golpista, sus negocios turbios como Papel Prensa, su falta de apego a las leyes que no los benefician, la censura y tergiversación de muchas noticias, sus campañas de desprestigio.
Uno puede decir que estaban más interesados en una polarización política que favorecía a ambos, que en medidas concretas contra “el monopolio”. Es cierto. Pero Clarín estaba en el tapete y eran nuevos golpes a su desprestigio entre la sociedad. “Clarín miente”, una consigna popular desde los años ’90, para muchos se hacía sentido común.
En sus distintas vertientes, el kirchnerismo había elegido como “enemigo” a Clarín. Funcionarios kirchneristas hacían encendidos discursos contra “la corpo”. Diarios, programas de radio y TV cubrían horas y páginas con interesantes informes sobre Clarín, su historia de mentiras y ataques. Intelectuales se quemaban las pestañas con sesudos análisis y cartas abiertas sobre el “poder destituyente” y “la democracia censurada”. Movimientos sociales marchaban y escrachaban las oficinas del Grupo y sus medios. Durante años los sindicalistas aliados al gobierno criticaban al “multimedios que ataca a sus trabajadores y oculta nuestra voz” y hacían piquetes en las puertas del diario, desde Moyano a la Federación Gráfica, Canillitas, Utpba (Prensa), Sat-Said (TV) y otros gremios.
La izquierda clasista supo ubicarse de manera independiente en esa disputa. Apoyar cualquier acción unitaria contra el “periodismo de guerra”, sin ir detrás de los cantos de sirena de la “batalla cultural”.
La lucha de AGR-CLARÍN, a un año del gobierno de Macri, parece demostrar que todo aquello era poco más que un relato. ¿Cuántos diputados, senadores, intendentes ligados al kirchnerismo han denunciado el brutal ataque de “la corpo”? ¿Cuántas veces La Cámpora, el Movimiento Evita, Miles y el Nuevo Encuentro de Martín Sabatella han participado de las acciones de los trabajadores? ¿Y su “juventud militante”? ¿Hicieron una propia que nos hayamos perdido? Algunos militantes estuvieron luego de la represión o en el abrazo de la madrugada del domingo, es cierto, pero no alcanza. Las remeras de “Clarín miente” podrían agarrar olor a naftalina.
¿Cuántos medios y periodistas enfrentados durante años al “monopolio” escribieron columnas, pusieron en sus titulares, revelaron archivos o al menos le dieron unos minutos de sus tiempo a la lucha obrera? Podemos reconocer que hubo honrosas excepciones, como la de Víctor Hugo Morales que marchó la primer semana y utilizó su programa, y algunas notas breves en El Destape, Página 12 o el programa de Gustavo Sylvestre en C5N. ¿Cuántas figuras de derechos humanos y del ámbito progresista se acercaron a apoyar a los obreros que cantan “se va a acabar, se va a morir, la dictadura de Clarín”? No se conocen muchas muestras de apoyo, a excepción de la importante presencia de Hebe de Bonafini tras la represión del martes 17.
¿Qué han hecho los gremios y corrientes sindicales que abrevan en el sindicalismo “nacional y popular”? Poco. Muy poco. Muy lejos de lo que tendrían (y pueden) hacer los gremios ante un brutal ataque del más poderoso grupo mediático contra 380 familias obreras. La Federación Gráfica ha tenido que hacer un paro general (aunque sin garantizarlo) y poner dinero para el fondo de huelga. Pero está a tiempo de hacer una medida que realmente afecte la normal salida del diario y ayudar a sostener el conflicto donando parte de las cuotas sindicales que han aportado durante años los obreros de AGR.
Este viernes la CTA de Hugo Yasky, otro de los dirigentes que ha hecho de la disputa discursiva con Clarín su bandera, ha comprometido su participación en la marcha al Ministerio de Trabajo junto a los trabajadores de AGR. ¿Cuánto movilizará? ¿Cuánto lo harán los sindicatos que son parte de la central, desde los docentes y estatales hasta el subte y los aeronáuticos? ¿Qué otras medidas de fuerza pueden aportar para frenar este ataque testigo? ¿Cuánto aportarán al fondo de huelga? ¿Qué harán los otros sindicatos, desde la Corriente Federal que comparte muchas de estas concepciones, hasta los enrolados con la dirección de la CGT?
Como planteó Eduardo Lusa de la Agrupación El Despegue (Aeronáuticos) en el plenario obrero en AGR: "está bien la exigencia a la CGT, pero tenemos que empezar por exigirles al gremio gráfico, aeronáutico y otras conducciones alineadas con el kirchnerismo medidas de fuerza contundentes".
Relato o realidad. Trescientas ochenta familias obreras han sido víctimas de un brutal ataque de la corpo, con el aval de la derecha de Macri. Quieren dejarlos en la calle, destruir su organización sindical, atacar sus condiciones de trabajo. Se necesita la más amplia unidad de acción. Se puede estar junto a los que luchan, como estuvo el Frente de Izquierda, el sindicalismo clasista y muchas organizaciones solidaridad. O mirar al costado y hacerle el juego a la derecha.