El hombre que preside al partido de las boinas blancas señalo: "Ahora viene en 2017 un desafío enorme que es el de transformarse de lo que antes fue un frente electoral y parlamentario en una sólida coalición política. Estamos muy fuertes, muy sólidos, muy entusiasmados, lo noté al Presidente muy enchufado". La declaración es un reconocimiento implícito de que hasta ahora Cambiemos ha actuado bajo mando y capricho del PRO, y que sus aliados, a excepción de Elisa Carrio, son puro decorado.
Las palabras de Sanz pueden pecar de un optimismo exagerado ya que considera que las designaciones del nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y del presidente del Banco Nación, Javier Gozález Fraga, son un guiño a la Unión Civica Radical. Pero sus nombramientos lejos estan de ser un premio a su filiación radical.
Son más bien los requerimientos de profundizar en el sendero del ajuste, en línea con lo que exige la existencia de la administración Donald Trump en los Estados Unidos y las necesidades de poner una mano de plomo sobre el control del crédito público.
Obviamente que Sanz comparte estos objetivos, "pertenecemos todos a Cambiemos, todos tenemos el mismo plan y visión estratégica del país, no retroceder", declaró.
Sanz justifica la adhesión radical a Cambiemos frente a la falsa antinomía populismo-republicanismo, "está el kirchnerismo, que plantea volver hacia atrás y recuperar el populismo que nos dejó al borde del precipicio, y lo que planteamos nosotros, que es avanzar por un camino de progreso, con orden económico, libertades, recuperación institucional, federalismo, funcionamiento independiente de la Justicia", dijo.
Notesé como los herederos de Leandro Alem prefieren doblarse, antes que romperse y hacen suyo los tópicos del relato macrista y le dan a la política ajustadora de los Ceo’s. La épica de salvadores de las instituciones democráticas. Sin embargo, tanto para Macri, como para los funcionarios de Cambiemos y los mismos radicales, democracia es un termino que solo utilizan para hacerse gárgaras.
El caso Gomez Centurion es emblemático para los radicales; un ex carapintada que se alzó en armas contra el gobierno radical de Raúl Alfonsín, negacionista del genocidio, no merece el repudio de parte de Sanz, quien solo declara que la UCR se siente afectada, para inmediatamente defender al titular de Aduanas: “Gómez Centurión es un funcionario honesto que libra la lucha contra las mafias y si es despedido hay que seguir con esa pelea a las 48 horas siguientes.
No estoy para decirle al presidente quién es el funcionario que debe ir o quedarse en su Gobierno”. Poniendo en un segundo plano el limitado Juicio a las Juntas que Alfonsin impulso contra los militares, parece primar en su opinión la coherencia con la historia radical de haber apoyado todas las dictaduras militares, incluyendo la dictadura genocida de 1976. Algo en común con los Macri y los grupos económicos de la burguesía argentina que fueron participes y cómplices del Terrorismo de Estado.
Pero además los radicales, hoy son la avanzada del macrismo en el terreno de violar los derechos democráticos, en la represión a los luchadores sociales y en la supresión de las garantías individuales, tal como demuestra Gerardo Morales con Milagro Sala en Jujuy.
"El Presidente está domando el potro, y domar el potro en la Argentina no es una cosa menos, y probablemente haya sectores interesados en mostrarlo de una manera distinta", sostuvo Sanz.
La UCR es un partido que alguna vez intento un putch como la Revolución del Parque contra un orden conservador, a fines del siglo XIX. Después fue siempre una fuerza antiobrera y agente de los gobiernos más reaccionarios bajo el argumento de salvar a la República. Si Carrio fue la pata moral de la alianza con el PRO, los radicales fueron su pata territorial, de la cual la UCR se aprovecho. El relato de Sanz necesita desesperadamente demostrar que la UCR gravita sobre el macrismo, frente a la posibilidad de que sean una fuerza descartable frente al manejo de caja publica por la derecha empresarial. | 
