En una nota aparecida esta mañana en la edición online del diario Río Negro, el ministro de la Producción José Brillo señaló que ofreció un subsidio de tres mil pesos a las obreras textiles a cambio de que desalojen la fábrica que abandonó la patronal, luego de llevarse las máquinas.
Desconoce que el reclamo de las obreras es mantener las fuentes de trabajo y la restitución de las máquinas y a cambio ofrece desocupación y miseria.
Brillo, que se muestra tan exigente con las obreras, trata a la patronal con guante de seda: declara que al gobierno “no le preocupa tanto” recuperar el dinero del crédito del IADEP que los Huerta mantienen impago y dice que “va a tratar” de recuperar las máquinas. “Si las conseguimos, mejor” declara como si fuera un simple espectador en vez de alguien con responsabilidad de gobierno.
Como informó La Izquierda Diario esta semana, según los registros del propio Instituto Autárquico para el Desarrollo Productivo (IADEP), las máquinas están prendadas y el terreno es garantía hipotecaria ante ese organismo. Es decir que las máquinas fueron llevadas ilegalmente, ya que el crédito fue otorgado para equipar esa unidad productiva, con sus fuentes de trabajo incluidas.
Pero no contento con mostrarse totalmente displicente ante esta defraudación al Estado, Brillo directamente reproduce el discurso de la empresa: “Los empresarios aducen que finaliza el ciclo de la planta.” Esto es mentira. Como informó ayer La Izquierda Diario, la empresa no tiene pérdidas, simplemente los Huerta hicieron una serie de maniobras de facturación con sus múltiples razones sociales para presentar que la empresa daba pérdida. Y continúa: “Tienen que resolver el pago de sueldos e indemnizaciones y, a su vez, el desalojo de la planta porque no vamos a convalidar ninguna ocupación que esté por fuera de la legalidad.” Otra mentira más, ya que está convalidando el accionar de estos empresarios vaciadores, que es ilegal y fraudulento.
Como señaló la delegada de las obreras Marina Catilao, esta “propuesta” de Brillo fue rechazada de plano. No están pidiendo ningún subsidio, quieren trabajar y exigen que se restituyan las máquinas a la fábrica. El ministro Brillo, sentado en su cómodo sillón y disfrutando de un abultado sueldo, en vez de buscar dar una respuesta a los reclamos, se pone como vocero de los Huerta. | 
