Están en paro técnico las plantas de Ciudad Victoria, Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo. Según argumentan los directivos, Delphi detuvo la producción ante el freno de inversiones en México de Ford y General Motors.
Incluso se habla del posible cierre de la empresa si el presidente estadounidense, Donald Trump, mantiene la presión sobre las automotrices clientes de Delphi, que produce componentes y sistemas mecánicos para la industria automotriz. Sería un gran golpe contra la clase trabajadora: esta trasnacional posee 46 plantas en México y emplea a 52,000 obreros, lo cual constituye el 35% de la fuerza de trabajo de la trasnacional en todo el mundo.
La ofensiva de Trump y el oportunismo de las trasnacionales
Recordemos que una de las consignas de Trump en su campaña electoral fue echar atrás del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, en inglés) en defensa de los puestos de trabajo de los estadounidenses. En consecuencia con esto, Donald Trump no sólo avanzó en echar atrás el TPP sino en cuestionar duramente el Tratado de Libre Comercio (TLC) y en la amenaza de imponer impuestos arancelarios para productos provenientes de México.
Uno de los principales impactos del discurso del presidente Trump fue la cancelación de la planta de Ford en San Luis Potosí.
Las patronales mexicanas y el régimen han expresado su preocupación frente a lo que parece una renegociación del TLC con una salida más que favorable para Estados Unidos y es que el régimen y los empresarios que se han beneficiado con el TLC avizoran un panorama gris tornándose cada vez más negro si se llevan hasta el final este tipo de medidas.
Durante años la industria maquiladora y más recientemente el boom en la industria automotriz y autopartista, han estado completamente subordinados al imperialismo estadounidense: más del 80% de las exportaciones son a ese país.
Los primeros estragos en la frontera no se han hecho esperar. La trasnacional Delphi argumenta que dada la baja demanda de sus productos, es necesario reducir la producción de los mismos y así llevar adelante un paro impulsado por la patronal, donde los que pagan las consecuencias son los trabajadores: 900 trabajadores perciben sólo la mitad de su salario a raíz del paro técnico.
Millones de trabajadores de la maquila y la industria automotriz viven en la incertidumbre a raíz de las declaraciones de Trump. La renegociación del TLC se espera para el mes de marzo pero Delphi demuestra que las trasnacionales comienzan a tomar medidas que van desde el paro técnico hasta la amenaza del cierre definitivo de las empresas.
La pregunta que vuela en el aire es hasta dónde es posible llevar las medidas proteccionistas que Trump propone, cuando el desarrollo del TLC durante más de dos décadas ha hecho una relación tan estrecha entre ambos países a tal grado de que hoy se registra el flujo de 1.4 mil millones de dólares en mercancías que pasan la frontera diariamente.
Para poder cumplir la “defensa” de los puestos de trabajo para los estadounidenses y forzar a que las empresas inviertan en suelo estadounidense, Trump deberá ofrecer a las mismas facilidades, condonaciones de impuestos y lo clave: mano de obra precarizada. Un escenario posible es que veamos el regreso parcial de ciertas empresas creando puestos de trabajo, pero puestos de trabajo con una enorme probabilidad de que sean precarios, con ritmos altos de producción y bajos salarios.
¿Cómo enfrentar el ataque?
En los años de oro del TLC las trasnacionales tuvieron millonarias ganancias, gracias a la superexplotación de las trabajadoras y los trabajadores de la maquila. Es su crisis: que ellos la paguen.
Ante el paro técnico y las amenazas de cierre, las obreras y los obreros tienen una sola salida: organizarse desde las bases, en forma democrática, y ocupar toda empresa cuyos dueños pretendan dejarlos en la calle. Con el apoyo de sus familias y de los vecinos que repudian el gasolinazo, el muro de Trump y las deportaciones, podrían mantener la ocupación de las plantas e incluso ponerlas a producir bajo control de los trabajadores. Así como exigir en las calles, con la lucha, la expropiación sin pago bajo control obrero.
Asimismo, es necesario estrechar lazos con quienes enfrentan al gobierno de Trump del otro lado de la frontera: los migrantes, los pueblos originarios, las mujeres, los científicos, sectores de trabajadores. Es esa unidad internacional la que puede frenar la renegociación del TLC sobre la base de la precarización de la mano de obra de ambos lados de la frontera, y luchar contra la injerencia imperialista en toda América Latina. |