En la primera entrega de esta nota vimos y narramos cómo fue que se creó el sambo, junto con la coyuntura política que lo vio nacer. En esta entrega vamos a contar quiénes fueron los creados de dicho deporte y sus historias de vida, que dan testimonio de los logros y alcances de la Revolución de Octubre y su posterior deformación a manos de la burocracia estalinista, falsamente autodenominada socialista.
Lenin ordena en 1918 la creación del Instituto de Formación General de Militares con el fin de crear la nueva disciplina de combate que haría la diferencia en el campo de batalla. La tarea de desarrollo y organización de militares rusos en el entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo recayó sobre el Mariscal Kliment Voroshílov quien seleccionó a tres hombres para llevar semejante tarea a cabo. Estas son sus historias:
El primer candidato fue Vasili Sergéyevich Ochschépkov. Hasta ese momento era considerado uno de los mayores especialistas en artes marciales en Rusia; ganó semejante título gracias a su particular y difícil vida. Nace 1893 en la isla de Salín, un puente natural entre la Rusia continental y Japón, fuente de infinitas disputas desde el siglo XVI. A partir de 1855, mediante un tratado, la isla fue habitada por colonos rusos y japoneses (excluyendo convenientemente a China). Los padres de Vasili fueron presos del imperio japonés, su madre lo dio a luz en la celda de una oscura prisión. Se queda huérfano a la edad de 11; sin padres que lo cuiden, la Iglesia Ortodoxa por medio de un misionero llamado Nicolay lo adopta y ampara. Corría el año 1904, motivado por ambiciones imperialistas y sed de gloria patriotera, el Zar le declara la guerra a Japón por el dominio de Salín, el resultado tras un año de guerra fue la isla dividida en dos. Vasili había nacido en el medio de un campo de batalla. A los 14 años por gestión de su tutor Nicolay fue admitido junto a otros jóvenes rusos en un seminario de Judo impartido en Salín. Esa disciplina había nacido 25 años antes y la clase sería dictada por su creador, Jigorō Kanō.
Seminario de judo en 1904
El tiempo pasó y 8 años después se convierte en el primer ruso en recibir el cinturón negro (2do. Dan). Volvió a Rusia donde fundó en 1914 el primer Club de Judo. En poco tiempo formó y entrenó suficientes luchadores para coordinar en Vladivostok El primer torneo internacional de judo contra el club Otaru de Japón. La popularidad de Vasily aumentó y fue reclutado para enseñar en el club "Dinamo" autodefensa, para oficiales de seguridad y como escuela para los milicianos bolcheviques.
Oshchepkov fue capaz de innovar de cara al futuro, concediendo importancia al golpe en el combate cuerpo a cuerpo. Su principio era golpeo-derribo-golpeo.
Llegó al rango de comandante del Ejército Rojo, sabía hablar y escribir tanto japonés como inglés y, gracias a esos conocimientos, sirvió en el área de inteligencia militar. En 1933 presenta oficialmente el reglamento y desarrollo de su método de defensa-lucha, se incluyeron no solo técnicas japonesas, sino métodos de lucha libre francesa (greco-romana) y americana, además de derribos de lucha suiza y caucasiana, como el chidaoba y el kurash y todo sintetizado sobre la base del judo.
Vasili Oshchépkov en los años `20
El año 1930 encuentra a la URSS en un proceso de reacción, con su principal dirigente –Lenin– ya fallecido y Trotsky en el exilio. Este período tuvo su máxima expresión en “Los juicios de Moscú”. La burocracia con el mismo Stalin a la cabeza se ocupó científicamente de eliminar a todos los dirigentes de Octubre y a los altos mandos del Ejército Rojo. Bajo la falsificación ideológica del “socialismo en un solo país”, Stalin encontró argumento para acusar de traidores, espías y saboteadores a todos los que opusieran resistencia a su planes mesiánicos-revolucionarios, como negociar con Hitler la invasión de Polonia por los nazis, pero esa es otra historia.
En 1937 Ochschépkov fue acusado de espía japonés para luego ser enviado a un campo de trabajos forzados (gulag) donde fue ejecutado sin piedad. Tenía 44 años de edad. Su crimen consistió en negar que el sambo era algo “puro” y autóctono de Rusia, sino más bien el fruto de la síntesis y colaboración de varias culturas (la japonesa sobre todo). Al poco tiempo, el judo fue eliminado de los programas deportivos y abolida su práctica. También se persiguió a todo aquel que tuviese relación o familia en Japón. Ese mismo año León Trotsky, exiliado en México, impulsó la mayor denuncia frente a semejante genocidio recopilado en el libro “El caso León Trotsky”.
El segundo hombre seleccionado para la tarea fue Víctor Spiridónov, antiguo oficial del Ejercito Zarista y veterano de la primer guerra mundial, se unió a los bolcheviques y luchó en el Ejército Rojo. Era conocido dentro de la milicia por su experiencia marcial, practicó lucha greco romana, lucha libre, estilos eslavos de lucha y ju jitsu japonés. Sufrió una herida de bayoneta en el brazo izquierdo durante la guerra ruso-japonesa, por lo que su capacidad de ataque estaba disminuida. La práctica del SAMBO como lo había ideado Ochschépkov no podía ser practicado por él. Spiridonov siempre tuvo el deseo de integrar todos los estilos de lucha conocidos, en un único sistema que se adaptara a cualquier tipo de amenaza: así desarrolló un sistema más suave, más "similar al Aikido", llamado Samoz que podría ser usado por practicantes más pequeños, más débiles, soldados heridos y agentes de inteligencia. Ese fue el primer nombre del nuevo arte marcial.
Spiridinov y Oshchépkov trabajaron en el mismo lugar, pero nunca colaboraron mutuamente, representaban a diferentes agencias militares dentro del estado. Spiridinov representaba a los servicios de seguridad estatales (GPU, OGPU, NKVD), Oshchépkov al Ejército Rojo. El sistema de Oshchépkov, era para el soldado. El sistema de Spiridonov, para el saboteador tras líneas enemigas. La síntesis de ambos estilos fue lograda posteriormente por sus estudiantes.
El último nombre de la lista fue Anatoly Kharlampiev también entrenador del dinamo. Su único mérito fue adjudicarse la creación del sambo, sus contactos políticos lograron que el comité deportivo de la Unión Soviética lo aceptara como el deporte de combate oficial de la URSS en 1938.
Esto lo logró negando toda relación de “su” arte marcial con el de Oshchépkov y las influencias extranjeras del mismo. Después de la guerra, Anatoly Kharlampiev, quedó como la única cabeza visible del sambo, su historia se tomo como verdadera y la propaganda del régimen stalinista hizo el resto, ocultando la verdadera historia. El nombre de su patriótico y nuevo estilo fue "la lucha libre soviética".
A partir de mediados de 1940, la lucha libre olímpica empezó a practicarse en la Unión Soviética. Esto produjo una coincidencia de nombres que ocasionó que "la lucha libre soviética" pasase a llamarse "lucha libre sambo"; se aplicó esta denominación porque era aplicado tanto a la lucha deportiva, como al sistema de defensa personal asociado. La terminología se simplificó pasando a llamarse "lucha sambo".
La historia del sambo es un testimonio vivo de cómo los orígenes y objetivos de este arte marcial fueron tergiversados y falsificados a favor de mantener el relato oficial Estalinista. Esta historia pudo ser contada gracias a la documentación que rescataron los estudiantes de Ochschépkov de la garras de Stalin, pero fueron muchas las artes tergiversadas y muchos los mundos que se perdieron en nombre del “socialismo en un solo país”.