La acción cojunta entre la Marina Armada de México, el Ejército Mexicano y la Policía Federal, tuvo como resultado 12 personas muertas entre ellos, Francisco Patrón Sánchez “El H2”, líder de la organización delictiva.
El operativo tuvo su fundamento en el Manual del Uso de la Fuerza de Aplicación Común de las tres Fuerzas Armadas, mismo que autorizó el apoyo a través de disparos desde un helicóptero y en plena zona residencial de Nayarit.
Destaca el fuerte operativo militar y de inteligencia, luego de las declaraciones filtradas entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto. En llamada telefónica, el magnate insinua la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses para contener el avance de los cárteles en México. Tras este suceso, rápidamente el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong salió a daclarar que "podemos solos".
Esta demostración de fuerzas por parte del gobierno mexicano es un intento por enviar un mensaje de gobernabilidad hacia Estados Unidos y su nuevo presidente. Sin embargo, hay que recordar que es justo desde la Casa Blanca en donde se ordenó la militarización de territorio mexicano a través de la Iniciativa Mérida, que financió y desplegó la “guerra contra el narcotráfico”, durante administraciones republicanas y demócratas.
Esta guerra ha dejado un país devastado: más de 100,000 asesinados, 25,000 desaparecidos, decenas de miles de personas desplazadas por la violencia y un país minado por fosas clandestinas. Lo que este gobierno llama “daños colaterales”, son personas que murieron en medio de fuego cruzado y también, en manos de marinos, militares y polícias que cometieron múltiples masacres como las de Tlatlaya y Tanhuato, mismas que a la fecha siguen impunes. |