Bajo un discurso nacionalista el dictador Onganía atraía capitales imperialistas al país para desarrollar la industria. Así nació, entre otras, la empresa IKA. Miles de obreros trabajando en las matrices de vehículos ya rechazados en EEUU, pero que servían como autos de lujo en Argentina. El Kaiser Carabela, el Rambler y su evolución Ambassador, la línea de Jeep y Estanciera, entre tantos otros. De allí nació el Torino, el auto más rápido de la agitada época setentista.
Quizás como forma de alentar un nacionalismo deportivo, o por propia idea del ex campeón mundial de F1, el "Chueco" Fangio, surgió la idea de presentar el Torino 380W en las 84 Hs de Nurburgring. Esa bestia que a pocos años de la crisis internacional del petróleo consumía un litro de nafta cada 7 kilómetros, iba a ser puesta en continente europeo para competir contra gigantes como BMW, Porsche, Lancia, Mazda, Ford, Triumph, etc... Para ello fue necesario llamar al "Mago" de Alta Gracia, el motorista y científico de la mecánica Oreste Berta, y a pilotos como Di Palma, Perkins, Copello entre los 9 que conducirían 3 Toros en la maratón automovilística más grande de la historia.
El orgullo imperialista europeo se mofaba de ese vetusto prototipo de 3 carburadores imposibles de poner a punto. Se dice que le pusieron los números 1, 2 y 3 porque todo el mundo opinaba que iban a ser los tres primeros autos en desertar. Pero con 64 autos largando la competencia, la historia iba a tener otro libreto.
Desde el vamos los Torino se pusieron entre los primeros, inclusive haciendo 1, 2 y 3 por varios momentos. Para sorpresa de todos el Toro punteaba pasando las horas, inclusive viendo a otros candidatos al triunfo abandonar, como Porsche. Pero la suerte comenzaba a ser esquiva: el Torino numero 2 con Cupeiro arriba se despistaba en medio de las inclemencias de la niebla y la lluvia de a ratos. El otro Torino, el número 1, se quedaba sin luces por un problema eléctrico luego de casi 2 días de competencia. Di Palma hizo todo lo que pudo por mantener el auto, pero a pesar de todo se fue afuera en una curva a la noche sin luces. Quedaba un Torino, que aun seguía en carrera y alternaba la punta.
Las 84 hs de este interminable circuito de 22 km de extensión es una prueba tipo endurance que no solo premia a quien va puntero, sino a quien no tiene problemas en distintos aspectos que hacen a la confiabilidad del auto. Por eso Torino sufría descuentos de tiempo y hasta de vueltas enteras por distintos problemas. Mientras seguía dando vueltas como puntero, el único Torino en pista retrocedía posiciones en la planilla del comisario deportivo. Cuenta la anécdota que teniendo problemas con el caño de escape, el Toro conducido por Larry debió ser reparado a la vera del camino, y como decía el reglamento, sin ayuda de ningún mecánico. Entonces el Chueco Fangio, acercándose al alambrado le cantaba lo que tenía que hacer el piloto con la melodía de La Cumparsita. Ningún alemán banderillero se habrá dado cuenta de la treta en un idioma tan ajena a su cultura.
Siendo el final, el Torino número 3 llegó a la meta y se festejó como triunfo. Pero la victoria no pudo ser. A pesar de haber ganado cómodamente en vueltas, el auto del motor Tornado por penalización lo pusieron 4to en la planilla.
La operación de la Legión Argentina había finalizado con una resonante hazaña. Periodistas belgas, alemanes, italianos aprendieron a decir "Torino" en sus idiomas, repetido una y mil veces por las radios europeas. La dictadura de Onganía, como siempre intentó todo gobierno débil y cuestionado, apeló al sentimiento nacional de esta epopeya automovilística para intentar recuperar iniciativa. Pero ella ya era patrimonio de los obreros y su vanguardia de metalmecánicos cordobeses. Esos que iban con sus Siambrettas y Pumitas a trabajar para armar ese autazo que, como esos obreros, también se animó a asaltar los cielos. |