Las normalistas cumplen, en muchos casos, con hasta tres roles: estudiantes, madres y también trabajadoras.
A pesar de eso, han sido parte de la juventud rebelde e insumisa que en los últimos años ha enfrentado en nuestro país al gobierno de Peña Nieto y sus planes contra los trabajadores y el pueblo.
Son quienes pararon sus escuelas, junto a miles de maestras y maestros en servicio, madres y padres de familia, contra la reforma educativa de Nuño, Mexicanos Primero y la OCDE.
Con el entusiasmo de las educadoras, bloqueando las avenidas o haciendo metro popular contra la violencia de la policía que golpeó y asesinó a los maestros; o acompañando a las maestras en los plantones con sus hijos.
Son las normalistas rurales y urbanas, quienes denunciando ¡Fue el Estado!, exigen la presentación con vida de nuestros 43 compañeros de Ayotzinapa, desaparecidos por las fuerzas represivas y justicia para sus familias.
Sumándose al grito de #NiUnaMenos por todas las mujeres desaparecidas, las acosadas y quienes han sufrido la violencia machista. Son quienes quieren luchar contra el gasolinazo y las medidas homófobas, misóginas y xenófobas de Donald Trump.
Ante esto, los hombres no pueden quedarse al margen, sino acompañar codo a codo la lucha por los derechos de nuestras compañeras: normalistas, maestras, trabajadoras, mujeres trans, migrantes, negras, latinas, amas de casa, campesinas pobres e indígenas.
Lxs normalistas frente a la realidad nacional y el imperialismo
En la CDMX hay cámaras en cada esquina vigilando a la población y fotografiando a los autos que exceden el límite de velocidad, pero cuando reclamamos por las 3 mujeres que desaparecen a diario, supuestamente nadie sabe dónde están.
Se destinan vagones del metro y autobuses especiales para las mujeres, pero la discriminación, el acoso y la violencia contra ellas y la diversidad sexo-genérica, siguen siendo habituales. Preservadas por las propias instituciones del Estado -como la policía, involucrada en las redes de trata-, para mantener sojuzgadas a quienes, cuando nos rebelamos, podemos cambiarlo todo.
De esta manera, cuando los de arriba nos convocan a la "Unidad Nacional", lxs normalistas contestamos: unidad sí, pero con los trabajadores, estudiantes y campesinos pobres quienes a diario echamos a andar este país y el mundo; unidad con las mujeres y con toda la diversidad sexogenérica, que arriesgan su vida rumbo a su casa, en el transporte y en el propio trabajo, por culpa de los patrones y este gobierno asesino, quienes viven como parásitos de nuestro sudor; no con los que aprueban las reformas neoliberales, con las que nos explotan y oprimen cada vez más.
Así, también decimos, ¡no más translesbofeminicidios! ¡No a las deportaciones! ¡Abajo la violencia machista contra nuestras compañeras migrantes y la diversidad sexogenérica!
Por un 8 de marzo combativo y en las calles
Cuando lxs normalistas vemos y sentimos las formas en las que el capitalismo nos oprime, nos damos cuenta que debemos aprender de las grandes luchas que han dado las mujeres a lo largo y ancho del globo: como el 25 de noviembre por #NiUnaMenos con cientos de miles en las calles en Argentina y otros países, como el 21 de enero cuando la Women’s March inundó con millones de mujeres las calles en el corazón del imperialismo, contra la asunción de Trump, su misoginia y su homofobia. En Polonia contra el endurecimiento de las penas contra el aborto. O en Corea del Sur por la equidad de género y el salario.
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Y no olvidar cómo en México, al igual que en distintas partes del mundo, el pasado 25 de noviembre miles de millones salimos a las calles en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
¡Porque luchamos por el pan, pero también por las rosas!
Llamamos a todxs lxs normalistas que se preparan a diario para educar a lxs hijos de lxs trabajadorxs, pero que al mismo tiempo marchan para defender nuestras
escuelas y la educación pública. A todas las que se hacen tiempo dejando las actividades en la casa; el cuidado de los niños y las tareas de la escuela, que –como anteriormente mencionamos– este sistema patriarcal les impone para hacer más difícil la tarea de luchar por sus derechos y los nuestros.
Convocamos también a nuestros compañeros normalistas, maestros y trabajadores a acompañar codo a codo al movimiento de mujeres.
Vayamos en unidad todos los explotados y oprimidos contra los empresarios y la casta política que los representa, quienes viven de nuestro trabajo; contra los que quieren sepultar a las escuelas normales y seguir precarizando nuestro futuro como maestros con la reforma educativa; contra los misóginos y homófobos que desde el gobierno son cómplices del asesinato de mujeres y mujeres trans. Vamos con Pan y Rosas este 8 de marzo a la marcha por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, de la mujer que lucha y alza la voz. ¡En México nos sobran los motivos para movilizarnos!
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¡Salgamos junto a las maestras y maestros de Nuestra Clase a exigir el pan, pero también las rosas!
Súmate con las mujeres de Pan y Rosas y organicemos juntas el paro internacional (convocatoria a la que se adhieren más de 30 países al rededor del mundo).
Cita: Miércoles 8 de marzo, 15:30 horas, Escuela Normal Superior de México. |