Este año, la jornada internacional por los derechos de las mujeres tiene todos los ingredientes para tomar una dimensión política importante y reconciliarse con lo mejor de la tradición feminista: mientras que los meses que acabamos de pasar han estado marcados por el retorno de las reivindicaciones feministas en primer plano, una huelga general de mujeres ha sido convocada para el 8 de marzo en los Estados Unidos, en Francia, Argentina y en otros países.
Este año, la cuestión de los derechos de las mujeres se ha puesto en primer plano. En Polonia especialmente, donde el acceso al aborto ha sido atacado y donde la movilización de las mujeres ha recibido un apoyo internacional. Incluso, la cuestión de los derechos de las mujeres ha conseguido el apoyo de las esferas de la política institucional, a escala mundial, donde los políticos reaccionarios han estado particularmente en el punto de mira.
Empezando por la llegada al poder del misógino Donald Trump, aunque no es el único, solo hay que ver en Francia donde François Fillon, por solo nombrarle a él, es un notorio sexista, aliado del colectivo contra el matrimonio homosexual “Manifestación para todos” y otras corrientes reaccionarias. Pero la respuesta no se ha hecho esperar y han sido millares de personas las que participaron en la Marcha de Mujeres que se organizó por todo el mundo, para el día siguiente a la investidura de Trump.
Es en este contexto muy polarizado que emerge la convocatoria a la huelga mundial de las mujeres para el 8 de marzo. Particularmente secundada en Estados Unidos, especialmente por las organizadoras de la Marcha de Mujeres, para las que se trata de hacer de la jornada de los derechos de las mujeres un Paro Internacional.
En Francia esta huelga de mujeres secundada por sindicatos tales como la CGT y Solidarios- es un medio para hacer tomar consciencia al mundo entero del rol central jugado por las mujeres en la producción, recordando que el patriarcado está íntimamente ligado al sistema capitalista.
La huelga se convoca con un llamado unitario firmado entre otros por las centrales sindicales CGT, Solidaires. Por UNEF, principal sindicato estudiantil. Así como por y organizaciones feministas cómo el CNFD, Osez le féminisme! y colectivos cómo Collectif Tenon, Planning familial, Marche mondiale des femmes, Femmes égalité, entre otros.
Entre las principales reivindicaciones plantean: por el fin de las desigualdades en el trabajo (salarial, de acceso al trabajo, de carrera, de tiempo de trabajo). Igualdad salarial y revalorización de los salarios en los sectores mayoritariamente femeninos. Garantía del acceso y el derecho al aborto y a la contracepción. Igualdad en el acceso a la salud, y a los servicios públicos, y una garantía de igualdad en el trato para todos y todas. El fin de las violencias sexuales y sexistas contra las mujeres: en el trabajo, en el espacio publico y en casa. Por políticas contra los estereotipos de género: en la escuela, en los medios, en la vida publica y privada. Por el reparto de las tareas domesticas y de los servicios públicos en lo que refiere a la niñez y a la vejez.
¡Pero de lo que se trata es que los trabajadores del mundo entero se unan a la huelga para luchar por los derechos y reivindicaciones de las mujeres, al lado de las trabajadoras! Se trata de reconciliarse con lo mejor de la tradición de la lucha contra la explotación y las opresiones. ¡Y si la lucha feminista es un combate cotidiano, el 8 de marzo es igualmente un medio de revelar nuestra fuerza en la unidad, golpeando todas juntas junto a toda la clase trabajadora y nuestros compañeros trabajadores!
Paro Internacional de Mujeres a 100 años de la Revolución rusa
La instauración de una jornada de lucha por la emancipación de las mujeres fue una iniciativa de las Mujeres Socialistas de la II internacional, que componían su ala izquierda. Este año, se tratará igualmente del centenario de esta “jornada internacional de la mujer” en la que las trabajadoras del textil de San Petersburgo salieron a la calle, seguidas por millones de trabajadores y trabajadoras, encendiendo la mecha de la Revolución Rusa de Febrero, que cambiaría el curso de la historia mundial.
Las victorias obtenidas por las mujeres y LGTBI en Rusia en los primeros años que siguen a 1917- legalizando el divorcio y el aborto gratuito, luchando sin descanso contra el sometimiento de las mujeres en el seno de la familia tradicional, despenalizando la homosexualidad y permitiendo el cambio de sexo en los pasaporte- fueron ejemplares para todas las mujeres y minorías de género oprimidas en el mundo y que luchaban y luchan todavía por su emancipación.
Ya que si estas medidas han sido las más progresistas en materia de derechos de las mujeres -hasta la ascensión de Stalin en el poder y la reacción que le siguió-, cien años más tarde, hay todavía tantas razones o más para luchar contra la explotación de las clases dominantes y las opresiones del sistema patriarcal.
A modo de ejemplo, el 50% de las mujeres trabajadoras son precarias y representan el 70% de la población mundial más pobre; también cada día en el mundo, las violaciones se encuentran entorno al millar… y eso solo las declaradas; lo que hace que el número real de violaciones sea al menos diez veces superior y los femicidios aumenten.
Publicado en Revolution Permanente
Traducción: Leire Izargorri | 
