Verónica González es docente y era compañera de Paola Vignoni en la escuela Azzoni de Guaymallén. Ella también fue perseguida por las autoridades escolares cuando defendió a Paola y exigió su reincorporación.
Hoy Paola, profesora de Ciencias Naturales, se encuentra inhabilitada por la Dirección General de Escuelas (DGE) para ejercer la docencia en escuela media por el período de un año. Su caso demuestra que el gobierno no quiere docentes críticos que cuestionen sus políticas educativas. Contrariamente, el apoyo y solidaridad con la docente despedida y perseguida va en crecimiento, cómo pudo verse en la enorme movilización por el Día Internacional de la Mujer, donde la exigencia de reincorporación de Paola estuvo entre las principales demandas siendo ella una de las oradoras del acto.
En un diálogo con La Izquierda Diario, su compañera Verónica cuenta que sucedió con ella cuando despidieron a Paola y cómo ve la relación del gobierno con las y los trabajadores de la educación de la provincia. Compartimos su testimonio.
“Desde el día que despidieron a Paola, algunos compañeros y compañeras empezaron a hablar bajito en la escuela. Mi experiencia comienza cuando voy como delegada a un plenario en la seccional del Sute en Guaymallen. Armé el mandato en el que se incluía el pedido de restitución de las horas cátedra de Paola y muchos querían apoyarla y estaban indignados con la situación. Luego de eso, la directora empezó a llamar a algunos compañeros y compañeras, que luego venían a pedirme que saque su firma del mandato porque no querían involucrarse.
Luego, durante las jornadas institucionales, la directora me dijo que no podía ir como delegada porque -según ella- “sólo pueden ir los delegados permanentes”. Todos saben que eso no es así, que cualquier afiliado al sindicato puede proponerse para representar al grupo en la pelea por nuestros derechos.
Anteriormente, realizamos un abrazo simbólico fuera de la escuela para reclamar por la reincorporación de Paola. Yo participé junto a varias decenas de docentes y jóvenes en la puerta. Tomé la palabra y defendí a Paola, como hicieron varios más. Luego, durante las jornadas, la supervisora argumentó que estábamos impidiendo que los estudiantes pudieran rendir (era un día de mesa) y amenazó con sancionarme. Durante el abrazo no le impedimos la entrada a nadie. Quien quisiera podía entrar a rendir y a trabajar.
En las escuelas hay cierto clima de miedo, debido al disciplinamiento ejemplar hacia la compañera. La DGE y los directivos tienen el poder de decidir quien trabaja y quien no, según cómo pienses y como actúes. A mí el caso de la compañera me preocupa mucho también porque sienta un precedente. Desde ahora, quien hable de política y piense distinto puede quedarse sin trabajo. Se supone que la constitución garantiza el derecho al trabajo y a la expresión. La DGE con sus tecnicismos nos golpea y nos maltrata.
El gobierno de Alfredo Cornejo está ensañado con los docentes. Decide darnos un aumento por decreto, imponer el Ítem Aula y encima perseguir a quienes piensan diferente. Para cambiar esta situación hay que salir a luchar, no solo por Paola, sino por todos los que somos perseguidos por nuestras ideas”.
Verónica dando su apoyo a Paola en el abrazo simbólico a la escuela Azzoni
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