Hace algunos días, remeció las redes sociales y los medios de prensa, una noticia sobre la brutal violencia recibida por una mujer argentina de 38 años, de parte de su pareja. Ella, Paola Mascambruni, ya había presentado denuncias en contra de él, Rodrigo Picolini, quien además es el padre de sus hijos y la había golpeado incluso durante su embarazo.
Paola relata que "Cerró la puerta con llave. Me desnudó. Me agarró de los hombros y con mi espalda rompió una ventana. Me pegó patadas y piñas (puñetazos) en todo el cuerpo, intentó ahorcarme. Lo más suave que me dijo fue ‘puta’. Yo le pedía que se calmara", para el diario Clarín de Argentina.
Luego de esto, Picolini fue detenido, quedando en prisión preventiva y será investigado por violencia intrafamiliar y de género.
Mientras tanto, en Chile, las denuncias de mujeres víctimas de violencia machista, no cesan. Una mujer, en Isla Laitec, resultó con graves quemaduras luego de un suceso de violencia machista, en que su pareja le arrojó un recipiente que contenía agua hirviendo, lo cual dañó también a su hijo de 5 años, quien resultó con el 40% de su cuerpo herido.
El agresor quedó en libertad luego de haber sido detenido, quedando con medida cautelar de prohibición de acercarse a los afectados y el tribunal fijó 90 días para la investigación. La mujer y su hijo se encuentran bajo observación médica en el hospital regional de Puerto Montt y recibiendo apoyo de la Unidad de Víctimas del Ministerio Público.
Los episodios de violencia machista de los que son víctimas cientos de mujeres día a día, salen cada vez más a la luz. Producto de esto, en el mundo mueren alrededor de 65.000 mujeres al año, y en el país durante el 2016, más de 50; bajo el amparo de una sociedad capitalista y patriarcal que discrimina día a día a la mitad de la humanidad. Sin embargo, millones de mujeres en el mundo hemos salido a luchar a las calles para poner freno a esta realidad.
Ante esta realidad es necesario que exista una ley que realmente proteja a las mujeres y sirva para prevenir los femicidios y combatir la violencia machista. Hace unos días, el Gobierno presentó una propuesta para considerar como femicidio a los cometidos dentro del pololeo o por un desconocido, sin embargo, esto no es suficiente. Hay algunos ejemplos que pueden seguirse, como el de Argentina, en que las y los parlamentarios del Frente de Izquierda y de los Trabajadores- donde está integrado el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS)- presentaron un proyecto de "Ley de Emergencia" que establece la responsabilidad del Estado, y sus respectivos Gobiernos, en la violencia estructural.
En Chile, es necesario exigir un proyecto que garantice viviendas, refugios transitorios y casas de acogida estatales y costeadas mediante impuestos a las grandes empresas inmobiliarias, para todas aquellas mujeres que estén pasando por violencia machista y no tengan vivienda o su permanencia en esta “implicara una amenaza para su integridad física, psicológicas y/o sexual”.
Por otro lado, también es crucial que se garanticen licencias laborales y que el Estado se haga responsable de crear planes de empleo para que las mujeres puedan trabajar y así independizarse económicamente de sus agresores; como sabemos, muchas veces, las mujeres no se encuentran con empleo y tienen hijos e hijas que sostener, por lo que terminan aguantando el maltrato para ser así mantenidas.
Así también, deben garantizarse fueros y licencias a las estudiantes de todos los niveles educativos que sean víctimas de violencia, además de continuar los estudios bajo la asistencia de docentes a domicilio, y todo lo que sea necesario para garantizar las exigencias por las leyes educativas.
Las mujeres trabajadoras, estudiantes, pobladoras, mapuche; junto a las organizaciones feministas, políticas y sociales, debemos exigir una ley como esta, que combata la violencia machista y prevenga los femicidios. Pero esta brutal realidad seguirá existiendo mientras permanezca con vida esta sociedad capitalista y patriarcal, que permite, por ejemplo, que las mujeres ganemos un 30% menos del sueldo que perciben los hombres; que más del 90% de las pensionadas reciban jubilaciones que no superan los $160.000; que no se cuente con jardines ni salas cunas para cuidar a los hijos/as mientras se labora; que no haya acceso pleno y de calidad a anticonceptivos y educación sexual sin la intromisión de la Iglesia, entre otras cuestiones básicas. Es necesario el impulso de un movimiento de mujeres internacional que luche por todo esto, pero que tenga como horizonte acabar con todos los cimientos de esta sociedad de clases, injusta y completamente desigual. |
