LID: Laura, vos sos investigadora del CONICET, tenés distintos trabajos alrededor del estudio de toda la década del 70 y la dictadura, sobre todo la parte previa a la dictadura en Mendoza.
- Si, yo he trabajado en lo que fue la represión paraestatal en la provincia. Específicamente he escrito algunos trabajos que se concentran en la manera en que se fue armando el aparato represivo en Mendoza entre 1973 y 1976. Es decir, durante el 3er gobierno peronista.
En Mendoza, lo que a nivel nacional se conoce como la “triple A” actuó pero bajo otras denominaciones. Hacia 1973 empiezan a actuar los primeros comandos paraestatales en Mendoza. Actuaron bajo el nombre “Juventud Peronista Auténtica”, una organización paraestatal vinculada a los sectores de la ultra derecha peronista, principalmente a la UOM y con cierta rama de la CGT local. También actuó un comando de operaciones anticomunistas “José Ignacio Rucci” y un comando que se denominaba “comando anticomunista Abal Medina”.
Estos primeros comandos actúan de manera desorganizada. Estaban vinculados a sectores del peronismo y también del sindicalismo y por supuesto a sectores de la policía provincial.
Un punto de inflexión en el montaje del aparato represivo paraestatal a nivel local, es la llegada, con la intervención de Cafiero en octubre de 1974, del vicecomodoro Julio Cesar Santuccione, que se va a hacer cargo de la policía provincial.
A partir de la llegada de Santuccione a la policía de la provincia, estos comandos que actuaban de manera dispersa son centralizados por la policía y van a surgir dos comandos que van a ser los principales responsables de las acciones terroristas paraestatales en Mendoza. Uno es el comando “Anticomunista Mendoza” y otro es el “Comando Moralizador Pio XII”.
El “Comando Anticomunista Mendoza” se constituye con el objetivo de luchar contra la infiltración marxista en la sociedad. Por otra parte, el “Comando Moralizador Pio XII” se constituye con el objetivo, según propias palabras del comando de “resguardar la moral de la población” y las principales víctimas del comando van a ser las mujeres en situación de prostitución.
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El “Comando Pio XII”, actuaba a través de brigadas moralizadoras que patrullaban las noches mendocinas, sobre todo la 4ta sección, lugar en el que se ejercía la prostitución. Lo que hacían era castigar con cadenas, con palos y golpizas a las mujeres que estaban trabajando en la calle en ese momento.
De manera paralela, la policía tuvo especial saña en esa época con las mujeres en situación de prostitución, que eran, se puede decir secuestradas. Eran llevadas presas pero eran secuestradas, y eran llevadas al D2, lugar donde funcionó un centro clandestino de detención. Y también hay varios casos de asesinatos, por parte del “Comando Moralizador Pio XXI”.
LID: ¿Se establecía alguna relación entre los ataques a las mujeres en situación de prostitución y el trato a las mujeres militantes?
- Una cosa que llama bastante la atención es como en ese momento las fuerzas de seguridad van a homologar a militantes políticos con mujeres en situación de prostitución. ¿Por qué digo esto?, porque el método con el que ellos y ellas eran castigados era exactamente el mismo. Era el secuestro, en horas de la noche, golpizas, torturas. Y aquellos que fueron asesinados y asesinadas en ese momento, sus cuerpos eran arrojados en los lugares de depósitos de cuerpos que tenían los comandos, que eran: Papagayos, Canota y San Isidro. Pero sobre todo Papagayos, que era el lugar donde arrojaban los cuerpos de aquellos y aquellas que consideraban subversivos y subversivas.
Una cuestión desde la perspectiva de género que yo he trabajado es por qué el castigo hacia las mujeres en situación de prostitución y también hacia los homosexuales. Y en el caso de las mujeres, nos parece que tiene que ver con el hecho de que las mujeres que trabajaran en las calles, como prostitutas, de alguna manera las alejaba de su rol “natural” de desempeñarse como madres y esposas. Y las transformaba en subversivas. ¿Subversivas en qué punto? Así como aquellos que militaban por la revolución, por transformar las bases políticas y económicas eran considerados subversivos, las mujeres, tanto las que estaban en situación de prostitución como las mujeres que habían optado por la lucha armada, fueron castigadas porque además atentaban contra las bases patriarcales de nuestra sociedad y contra el orden occidental y cristiano.
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Esto del orden occidental y cristiano está muy presente en el discurso tanto de Santuccone, jefe de la policía previo a la dictadura, como en los discursos de los militares que son conocidos. Pero eso me parece importante señalar cómo la dictadura implicó, además de lo que se denomina una revancha clasista, también una revancha patriarcal. Que apuntaba a que las mujeres volvieran al hogar. Y en este punto es muy significativo ver el trato que recibieron las mujeres en los centros clandestinos de detención. Una mujer que fue secuestrada, Silvia Ontivero, ha declarado varias veces en los tribunales en las causas por los delitos de lesa humanidad, dice “las mujeres éramos doblemente castigadas”. Y eso es lo que podemos ver en los tratos que recibían en los centros clandestinos de detención.
Como ese desorden de las relaciones intergenéricas, llevó a que la dictadura emprendiera esta revancha patriarcal para intentar de alguna manera revertir esos efectos de subversión de los roles que tradicionalmente habían cumplido las mujeres.
El hecho de haber optado por un proyecto político e inclusive por haber tomado las armas, que el campo de la guerra o de las armas es un campo específicamente vinculado a los varones, las transformó como en doblemente subversivas y esto llevó a que fueran doblemente castigadas.
En los trabajos que he hecho podemos ver una continuidad en el castigo entre las mujeres en situación de prostitución y las mujeres que optaron por la lucha armada. Por ejemplo, el uso de la violación como instrumento de tortura hacia todas las mujeres que fueron secuestradas, lo vemos a través de los juicios de lesa humanidad.
De hecho, desde hace un tiempo las violaciones han sido consideradas delitos de lesa humanidad, porque al comienzo eran consideradas un delito individual, como el exceso de algún policía. En el último tiempo se ha podido demostrar como la violación hacia las mujeres ha sido una práctica sistemática en todos los centros de detención. Y esto es lo que demuestra ese carácter que yo le llamo de revancha patriarcal. Cómo esta especie de desorden en las relaciones intergenéricas que se había producido en la decáda del 60 y 70 a partir de diferentes factores como el ingreso masivo de las mujeres a la universidad, anteriormente al mundo del trabajo, el uso de la píldora, y la presencia de las mujeres en diferentes ámbitos políticos, inclusive en el ámbito de la lucha armada. Como ese desorden de las relaciones intergenéricas, llevó a que la dictadura emprendiera esta revancha patriarcal para intentar de alguna manera revertir esos efectos de subversión de los roles que tradicionalmente habían cumplido las mujeres. |