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La Izquierda Diario
29 de marzo de 2017 Twitter Faceboock

A 27 AÑOS
Nicaragua: la firma del tratado de transición pacífica
Gustavo Barrera

Se cumplen 27 años de la firma del tratado transición pacífica en Nicaragua poniendo fin a la guerra civil y abriendo las puertas a una ofensiva neoliberal.

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Foto: Daniel Ortega entrega la banda presidencial a Violeta Chamorro

Para la década del 1990 la Nicaragua sandinista se encontraba arrinconada por una guerra civil que ya llevaba casi 10 años y por una crisis económica que se erguían como unas sombras ante la valerosa gesta del pueblo nicaraguense.

Una vez en el poder la Junta Revolucionaria luego de la revolución de 1979, había llevado adelante medidas como ser: la expropiación de terrenos de los Somoza, militares y funcionarios del régimen Somocista, nacionalización de acopios de algodón, café, azúcar, carne y 900.000 hectáreas de propiedad agrícola que representaban aproximadamente el 43% de la tierra en manos de grandes terratenientes, diferentes empresas que anteriormente estaban en manos privadas se estatizaron, también se lanzó una campaña masiva de alfabetización, sistemas de salud pública universal, sin embargo el desarrollo económico sigue dominado por la propiedad privada y desde el Estado se desarrolla una economía de carácter mixto.

Esta paradoja se debe a que la Junta Revolucionaria estaba integrada por sectores representantes del capital, como ser Alfonso Rovella Callejas, Violeta Chamorro entre otros, miembros de la burguesía parasitaria nicaragüense, un claro ejemplo de un gobierno de colaboración de clases.

La Junta Revolucionaria de Reconstrucción Nacional. En el centro Violeta Chamorro

Esto hizo que no avanzaran hasta al final contra los intereses de la burguesía y que no convirtieran a Nicaragua en un nuevo Estado obrero, lo que hubiera sido una enorme conquista para Centro y toda Latinoamérica. El FSLN era un partido guerrillero con base campesina. Su objetivo no era un gobierno de los trabajadores y el pueblo ni la extensión de la revolución hacia otros países que les hubiera permitido salir de la miseria. Por el contrario: estancamiento productivo, déficit comercial y financiero, aumento de la deuda externa y un bloqueo y embargo económico por parte de los Estados Unidos fueron factores que horadaron el tambaleante gobierno sandinista.

La contra

Sin estos factores mencionados arriba, es imposible pensar el surgimiento de la contra, la cual surgió como un movimiento armado que nucleaba a distintos sectores golpeados por las medidas adoptadas por el gobierno sandinista, que en 1987 recibe el nombre de Resistencia Nacional.

Contras nicargüenses

Algunos de estos sectores reunidos en la resistencia eran las FDN (Fuerzas democráticas Nicaragüenses), el MILPAS (milicias campesinas), ARDE (Alianza revolucionaria Democrática) comandadas por Eden Pastora, que había sido uno de los cabecillas del FSLN, La MISURASATA, la cual estaba integrada por distintas comunidades originarias de la Costa Atlántica, como los Miskitos, Sumos y Ramas. Estos últimos se sumaron a la “contra”, debido a la creciente militarización de sus comunidades, como así también la expropiación y colectivización de sus tierras.
Está demás decir que la Resistencia Nacional recibió el apoyo de Estados Unidos, mediante el envío de armas , logística y “asesores técnicos” con el fin de combatir el comunismo en América Central. Cabe mencionar que otros de los países que brindó ayuda a la Contrarrevolución fue Argentina, mediante la exportación de su experiencia en la lucha antisubversiva, es decir el secuestro la tortura y la desaparición forzada de personas.

El contra Calero reunido con Reagan

La guerra civil nicaragüense llega a su última etapa (1985-1990). Al ver la imposibilidad de derrocar al gobierno sandinista por la vía armada, entró en una fase de desgaste, donde la contra, se centró en actividades de sabotaje a empresas estatales, destrucción de puestos sanitarios y escuelas, voladuras de puentes y tendidos eléctricos, como así también el secuestro, la tortura y el asesinato de distintos sectores de la población.

El Hinterland de la de guerra fría

Nicaragua fue el “Hinterland” o patio trasero, como suele denominar despectivamente el imperialismo norteamericano a los países de América del Sur, donde tuvo lugar quizás el último enfrentamiento entre las potencias que se disputaban zonas de influencia durante la guerra fría. Es así que nos encontramos por un lado a un Estados Unidos decidido a avanzar con todas sus fuerzas a aplicar una ofensiva neoliberal en toda la región ya sea por la vía militar, financiación y asesoramiento de la contra, como así también por la vía de elecciones “democráticas”, como en algunos países de la región. Del otro lado una URSS de escasos signos vitales, recordemos que la URSS se disuelve en 1991, más interesada en resolver sus conflictos internos y que comenzaba a apagar los distintos conflictos en los que estaba involucrada, Angola, Afganistán, Nicaragua, Camboya etc... La URSS brindó un limitado apoyo al régimen sandinista mediante el envío de dinero, como así también de material bélico, centrándose más en proyectos agrícolas e industriales. Este limitado apoyo obedece a la política de Gorbachov de mejorar la relaciones con los Estados Unidos. El espaldarazo propinado por la crisis de la URSS y de declaraciones como las de Fidel Castro de que Nicaragua no iba a ser otra Cuba (desde el inicio de la revolución en el 79), profundizaron el aislamiento y el debilitamiento del régimen sandinista.

Fidel Castro con Ortega y a su izquierda Sergio Ramírez

La ofensiva final

La desmoralización y cansancio de las masas frente a una guerra civil que no parecía tener fin, la militarización de la sociedad, el aislamiento y la creciente burocratización del gobierno sandinista como así también los distintos factores mencionados anteriormente, fueron el golpe de gracia que recibió la gesta del pueblo nicaragüense, por parte de la ofensiva neoliberal encabezada por Estados Unidos.
En esta situación compleja, el FSLN llamó a elecciones anticipadas y a firmar un acuerdo pacífico de transición el 28 de marzo de 1990.

De este acuerdo y de las elecciones anticipadas, resultó ganadora la candidata de la UNO (Unión Nacional Opositora) Violeta Chamorro. Una vez en el poder Violeta Chamorro, no tardó en alinearse al consenso de Washington, dando marcha atrás con algunas medidas del gobierno anterior, como ser la devolución de tierras expropiadas, recorte de políticas públicas, privatización de empresas anteriormente estatales, liberalización del comercio, flexibilización laboral.

Uno de los sectores que se vio más afectado por la política de ajustes aplicadas por Chamorro y el FMI, fue el sector agrícola, llevando a más del 80% de la población rural a una situación de extrema pobreza, empujando a masas de campesinos a la ciudad, para conseguir trabajo de manera informal. Empresas estatales fueron vendidas a capitales privados, terminando así con el control estatal del comercio internacional de granos, la apertura comercial, dejó vía libre a productos del extranjero a precios más bajos afectando directamente a los productores nacionales, se quitan los créditos a pequeños productores, otorgándoselos a grandes productores. De esta manera se vuelve a reconfigurar la burguesía nicaragüense, dando por tierra lo conquistado por la revolución nicaragüense, que luego se profundizarían en las sucesivas presidencias del otrora sandinista Daniel Ortega, hoy devenido en gerente de las empresas transnacionales, como la minera B2Gold.

El proceso revolucionario nicaragüense, deja entrever las limitaciones de la mayoría de los procesos revolucionarios que se dieron en América Latina y de las estrategias guerrilleristas, ya que la caída del régimen de Somoza, no implicó un cambio de la estructura heredada del modelo agro exportador, ni un fortalecimiento del mercado interno y la dependencia financiera con respecto a las potencias, es decir las cadenas que siguen atando a los países semicoloniales frente a las potencias imperialistas no fueron destruidas La tarea de una definitiva liberación nacional, debe ser encabezada por el proletariado revolucionario de los países oprimidos con el apoyo del de los países imperialistas para poner en pie una fuerza capaz de derrotar al imperialismo y constituir una verdadera sociedad socialista.

 
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