El juez de la ciudad sureña de Curitiba, ídolo de las menguadas manifestaciones del domingo pasado, condenó al exdiputado quien presidió la Cámara baja y lideró la aprobación del juicio político en ese recinto, a 15 años de prisión. En la sentencia alegó que aun perdiendo el mandato, Cunha podría continuar lavando dinero si quedara libre, ordenando además que permanezca preso en esa fase de demandas. La defensa de Cunha deberá recurrir al Tribunal Regional Federal de la cuarta región.
El exdiputado, partidario del PMDB, fue condenado en demanda penal por coimas en la compra del campo petrolífero de Benin, en África, por Petrobras, en 2011. Los importes de la propina de la compra por Petrobras del 50% de los derechos de explotación del campo petrolero asciende a los 34,5 millones de dólares. El negocio fue llevado adelante por la dirección internacional de la empresa estatal, parte del PMDB en el entramado de corrupción.
Cunha responde a otras cinco investigaciones: en el proyecto Porto Maravilha por abuso de poder, favorecimiento de institución financiera para favorecer enmiendas parlamentarias así como para la aprobación de la liberación de cuentas del fondo obligatorio de retiro de los trabajadores (FGTS) corrupción en contratos de la central eléctrica Furnas y desvíos de fondos administrados por la una institución financiera estatal.
En la sentencia, el juez curitibano no dejó de blindar a su socio en el golpe institucional, el presidente Michel Temer. Habiendo rechazado una serie de preguntas hechas por la defensa de Cunha al presidente golpista, dijo en la sentencia que las preguntas tenían la “obvia motivación” de intimidar a Temer.
Estas fueron las preguntas realizadas por Moro que intimidaron al presidente:
“Cuál es la relación entre Vuestra Excelencia y el Sr. José Yunes?; ¿Recibió el Sr. José Yunes alguna contribución de campaña para alguna elección de Vuestra Excelencia o del PMDB? En caso de que Vuestra Excelencia haya recibido, las contribuciones fueron realizadas de forma oficial o no declarada?”
Cunha fue útil a los golpistas y por eso fue afirmado en la presidencia de la Cámara hasta que fuese posible sacar a Dilma para poner a Temer y acelerar los ataques como el de la reforma previsional, la laboral, la tercerización y entrega del patrimonio nacional que Dilma, a pesar de haberlo intentado tanto, llevaba adelante con lentitud y dificultades. Lo que pasa ahora con Cunha se trata de una quema de archivo.
La fiscalía había pedido que Cunha fuese obligado a arcar con el total del prejuicio a Petrobras, pero según las palabras de Moro, sería “más apropiado fijar un valor conservador”. La sentencia de Moro busca obligar a Cunha a devolver el total recibido en coimas, que oficialmente son 1,5 millón de dólares. La devolución, sin embargo, depende trámites legales en Suiza, y como sabemos, deberá hacerse un valor aun más conservador ya que los jueces de turno y fiscales de la Lava Jato, además de recibir sus altos salarios por encima del techo constitucional, también deben pagar su pedazo de la torta de la gran máquina de testimonios.
Según el diario golpista O Globo, el juez Moro habría declarado, contra la defensa de Cunha, que aquellos que rechazan las colaboraciones premiadas son favorables al silencio de las organizaciones criminales. Podemos preguntar al mismo juez que rechazó (calló, obligó a parar) las preguntas al golpista Temer, que recientemente también fue agraciado por la Corte Suprema (STF) pero solo liberará los testimonios dentro de un mes.
No serán jueces u otros políticos privilegiados y de la misma calaña de Cunha, con intereses propios y sueldos millonarios, quienes darán respuesta a los casos de corrupción y todo el perjuicio causado por los robos. Los políticos corruptos deben ser juzgados por jurados populares y deben tener sus bienes confiscados y la fortuna revertidos a políticas de interés de la población, de los trabajadores y la juventud. |