El jueves pasado hubo una reunión en donde las partes involucradas, cooperativa, acreedores y Gobierno, avanzaron con el proyecto de un plan para reestructurar Sancor.
En principio la idea es, para darle un poco de aire a Sancor, que no pague ninguna deuda, ni a los acreedores ni al Estado, el acuerdo incluye no pedir la quiebra ni la convocatoria de acreedores.
Como en todo acuerdo lo importante es leer la letra chica. Y en este caso se hace más que necesario ya que lo que está sobre la mesa es la continuidad laboral de miles de trabajadoras y trabajadores.
En este sentido, si bien durante “la tregua” se seguirían pagando los sueldos, no se descartó la idea de despedir a 1.000 trabajadores.
Por lo tanto lo que a priori se intenta mostrar como una alternativa de solución, no puede merecer esa calificación si en el proyecto está contemplado cerrar 4 0 5 plantas para su futura venta. Además de disponer de la venta de activos.
Sin dudas la discusión medular es el destino de la cooperativa, ya que para futuros compradores la misma debería transformarse previamente en sociedad anónima.
Para que esto suceda la decisión deberá ser confirmada por la asamblea de socios que podría reunirse el 17 de abril.
Mientras las discusiones y posibles soluciones se discuten en las altas esferas, la peor parte la siguen soportando los cientos de trabajadores que no solo no pueden cobrar sus sueldos sino que ven como posibilidad cierta la desaparición de su puesto de trabajo. |