Fotografía: @spisarello
–¿Qué hacen ahí escondidas? ¡Vengan a la calle!
El pedido de una mujer pelirroja estaba dirigido a sus dos amigas que permanecían en la plaza Independencia. En los gritos de esa mujer, que superaba holgadamente los 50 años, tomaba cuerpo la intención macrista para este 1° de abril: ganar las calles. El objetivo macrista no se cumplió con creces en Tucumán, no más de 2000 personas se hicieron presentes. Un número menor si se compara con las movilización del 8 y 24 de marzo, que rozaron las 15.000 personas.
Minutos antes de las 18 comenzaron a agruparse los primeros manifestantes. A metros de ahí, sobre la misma plaza, docentes y jóvenes de los programas socioeducativos CAJ, CAI y Orquestas y Coros juveniles daban comienzo a un festival contra el cierre de dichos programas. El grupo de trompetas que precalentaba a pasos de las manifestantes macrista tocó a modo de broma la melodía de la marcha peronista, sacando algunas risas nerviosas.
Una serie de ocho banderas argentinas, heredadas de algún Mundial de futbol, encabezaron la movilización que bordeó la plaza tras cantar el himno. De los manifestantes del 1A, el primer dato que sobresalía a la vista fue la falta de grupos juveniles. Los pocos jóvenes presentes estaban acompañando a sus padres o abuelos.
La participación de la dirigencia política fue escasa, como se había acordado desde Cambiemos. El legislador Alberto Colombres Garmendia (PRO) marchó en la mitad de la multitud, más atrás estaba Eudoro Aráoz (UCR) y José Páez (Democracia Cristiana). No se pudo distinguir claramente la presencia de los sectores que responden a José Cano y Domingo Amaya, funcionarios del gobierno nacional. Ya cuando la movilización porteña ganó repercusión en los medios, ambos se limitaron a un tweet y un retweet.
Tras una primera vuelta a la plaza, un sector se dio por satisfecho y se apostó en 25 de Mayo y San Martín, mientras otros seguía marchando. Ya en la escalinata de la Casa de Gobierno, cantaban mientras agitaban las banderas. ‘Si se puede’, ‘Argentina sin Cristina’, ‘Hay que cantar, hay que cantar, los piqueteros a laburar’, entonaban algunos.
–Que muestren que acá no hay ningún colectivo
Una mujer muy bien agarrada a su cartera interpelaba a un camarógrafo. Pensó que así mostraba que vino por su voluntad, aunque obvió decir en qué vehículo lo hizo. Una muestra del desprecio clasista de la base social más firme del macrismo que se movilizó ayer. Detrás del escaso número de partidarios está la realidad de una ‘democracia’ donde el poder y la riqueza son de unos pocos.
Cerca de las 19 este cronista consideró suficiente lo que había visto. En el festival que se desarrollaba a unos metros, un instrumento de viento seguía una melodía mucho más agradable. Aquí se queda la clara / la entrañable transparencia. |