La falta de trabajo y la discontinuidad del mismo hicieron que los fileteros tomen esta decisión argumentando que la empresa está dejando sin pescado a esta cooperativa y abasteciendo a otras. El reclamo principal fue un sueldo garantizado ya que la ausencia de merluza en el puerto marplatense está llevando a esta situación crítica a muchos obreros que se encuentran totalmente “en negro”, precarizados y sin cobertura alguna en períodos donde la materia prima escasea. Los mismos trabajadores reconocen que desde noviembre vienen trabajando sólo dos días por quincena.
El SOIP (Sindicato de Obreros de la Industria del Pescado) tuvo una actuación nefasta en este conflicto. La entidad dirigida por Cristina Ledesma no se puso a la cabeza del conflicto y tampoco puso a disposición fondos para financiar la toma, dejando que el conflicto en tres días se quiebre.
Finalmente los obreros aceptaron 2 mil pesos de Loba Pesquera para liberar los cajones de pescado que ya habían trabajado y pasaron a negociar las indemnizaciones en una situación de extrema debilidad frente a la empresa.
El puerto de Mar del Plata sigue siendo un enclave de trabajo en negro y precarización. En una actividad que aporta más del 10% del Producto Bruto Geográfico de la ciudad, los grandes contrastes siguen saliendo a la luz. Por un lado los empresarios festejan la zafra de langostino que el año pasado les permitió alcanzar exportaciones récord de 1.700 millones de dólares (superando incluso las exportaciones de carne vacuna), por el otro, la mitad de la fuerza laboral (más de 5 mil obreros) se encuentran abiertamente en negro o en cooperativas creadas por los empresarios para no reconocer la relación laboral y ahorrarse los aportes patronales, la jubilación y la obra social. Este mecanismo perverso de fraude laboral avalado por el actual y los anteriores gobiernos le garantiza a los empresarios ganancias millonarias a costa de la superexplotación obrera.
Como dijera con simples pero contundentes palabras uno de los trabajadores: “Mirá, tengo 57 años, laburo desde los 14 en esto. Siempre veo lo mismo, los del sindicato viven cada vez mejor, con cada vez más lujos y nosotros cada vez estamos peor y año a año somos menos en blanco. Se supone que deberían tener menos aportes de los trabajadores ¡Y sin embargo ellos viven cada vez mejor! ¡Está clarito que la reciben de otro lado y no de nosotros! |