Para cualquiera que viva las luchas de los trabajadores como propias, lo que sucedió ayer en la planta de AGR Clarín, ubicada en Pompeya, genera mucho dolor. Dolor y bronca, ante la puesta en escena de todo un operativo dispuesto a dejar en la calle familias enteras, sin sustento, ante la brutalidad puesta al servicio de liquidar la organización obrera.
Tras 80 días de toma de la planta ante los despidos ilegales, finalmente una orden de desalojo dispuso todo para la represión. Había que sacar a los trabajadores de adentro de la gráfica. Los agentes de la Policía de la Ciudad se apostaron en los alrededores del portón, mientras la militancia solidaria se acercó a bancar a los trabajadores que aguantaban adentro.
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Cualquiera que se ponga en el lugar de un trabajador o trabajadora que se queda sin laburo producto de la ambición patronal, no puede sentir más que asco por Clarín. También por Cambiemos, que optó por apoyar a la empresa. Ni hablar de las fuerzas represivas más que disponibles para asestar los golpes que sean necesarios en el camino, para cumplir los designios de los empresarios y el Gobierno de los CEO.
Pero como si con esto no alcanzara para la náusea, seguramente baste con observar la portada de Clarín horas después de que sus empleados tuvieran que abandonar su lugar de trabajo, rodeados del fuerte operativo policial. No había nada allí que indicara que a uno de los principales medios del país, le importara la vida de los trabajadores, ni su futuro, ni la posibilidad de darle de comer a sus hijos. Una portada totalmente desentendida de lo que pasa cotidianamente con su propio personal y con la clase trabajadora en su conjunto.
La decisión de Calu Rivero de desinstalar WhatsApp pareciera ser más importante que las casi 400 familias obreras que Clarín intenta dejar en la calle. Noticias como esa se podían leer ayer por la tarde en el sitio web de Clarín, en medio de otras de carácter internacional. Luego de una serie de notas sobre el bombardeo de EEUU en Siria y un atentado en Estocolmo, la primera nota referida a la realidad política nacional que podía encontrarse ayer en el sitio, tenía como título “La encuesta reservada que decidió a Macri a endurecerse contra la huelga".
“Las bromas al secretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, por un gol errado increíblemente en el ya clásico partido de los miércoles en la Quinta de Olivos; y hacia el ministro de Cultura Pablo Avelluto, por haber hecho “sufrir” a la bicicleta, que no usa de forma frecuente, para llegar a tiempo; y los comentarios por el choripán que comió el jefe de Gabinete Marcos Peña en su reunión con los diputados del PRO fueron sintomáticos en la primera reunión de equipo que se realizó el jueves a primera hora, cuando los piquetes comenzaban a complicar el acceso a la Ciudad de Buenos Aires: es que el Gobierno afrontó con cierta tranquilidad el primer paro nacional contra Mauricio Macri. El clima distendido que se vibró desde temprano, pese a los piquetes, se debió en parte a los resultados que arrojó la última encuesta que, la noche anterior, había llegado a la mesa chica”. Así describe el primer párrafo de la nota mencionada, el ánimo del gobierno de los CEO.
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Las risas, los chistes, el buen clima, el buen humor del gabinete no resultan difíciles de imaginar. Es como si Clarín hubiera sido parte de esa mesa y hubiera brindado con ellos, por la represión que se desataría ese día en la Panamericana y la que preparaban para el día siguiente, en Pompeya. Es un insulto que funcionarios del Gobierno y uno de los principales diarios del país, hablen de buen humor y buen clima, mientras millones de trabajadores dieron una contundente muestra de desaprobación de la política del Gobierno y mientras otros miles salieron a la calle a protagonizar cortes y piquetes en todo el país.
Clarín es una patronal histórica y marcadamente antiobrera. Fue cómplice de los genocidas y acudió a su ayuda para quedarse mediante secuestros y torturas con Papel Prensa. Desde siempre supo hacer negocios, aumentar sus beneficios y ganancias a través de todos los gobiernos. Profesa una ideología profundamente antisindical. Dedicó centenares (¿miles?) de tapas a lo largo de su existencia a demonizar las luchas, los piquetes, las huelgas, las movilizaciones de la clase obrera y el pueblo pobre. La pelea de la docencia conoce muy bien esta tradición de Clarín.
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Para Clarín tener empleados organizados dentro de su planta gráfica, era un desliz que no se podía permitir. Por eso, con ese tono jocoso, distendido, “el gran diario argentino” festeja la actitud del Gobierno. Celebra una supuesta encuesta que arrojó como dato que un 58 % de la población no estaba a favor del paro nacional del 6 A.
Esto, tras la marcha del 1A envalentona más a Cambiemos. El día que Macri puso a su servicio a un centenar de efectivos policiales, con el objetivo de arrasar con los trabajadores que bancaron tanto tiempo la toma en Pompeya; ese día Clarín se da el lujo de decir que el Gobierno no debería preocuparse tanto por la huelga y se regocija ante la decisión oficial de endurecerse más contra las luchas de los sectores populares.
El vómito se vuelve incontenible. Para todos aquellos y aquellas que bancan la lucha de los trabajadores de AGR la actitud de la patronal que invisibilizó lo que pasaba puertas adentro de su propia empresa, es una nueva provocación.
La Izquierda Diario por el contrario, se pone al servicio de las peleas de los trabajadores y trabajadoras contra el ajuste. Desde acá continuaremos a su disposición y gritando “viva la lucha de los trabajadores de AGR Clarín”. |