Fue una audiencia privada que duró media hora en el Palacio del Vaticano. Susana Malcorra dialogó con Bergoglio sobre inmigración, cumbre del G-20 y la situación social de nuestro país.
La reunión del G-20 se realizará el año próximo en Argentina y Bergoglio sugirió que en esa reunión se debería discutir “la necesidad de modelos de desarrollo que tengan en cuenta un crecimiento equilibrado en favor de los pobres y descartados del planeta”.
Comentario que resulta un tanto cínico ya que los países nucleados en el G-20 son los que expulsan a diario a los inmigrantes y refugiados de sus tierras, explotan económicamente a otros países y reprimen también dentro de sus fronteras a todo aquel que levanta la voz contra sus medidas imperialistas.
El cinismo también está en el gobierno argentino, ahora manifiesto en la figura de Susana Malcorra. Mientras en la visita al Vaticano habla de paz y de "ayudar" a los pobres, hace algunos días se conoció la noticia de que se compraría equipamiento militar a EE.UU por dos millones de dólares y sería la canciller la encargada de gestionarlas. “Sin dudas ese equipamiento lo querríamos”, dijeron fuentes oficiales, “las Fuerzas Armadas estaban diezmadas y posiblemente haya alguna lista del equipamiento que querría alguna fuerza".
Luego de la audiencia, la canciller argentina se entrevistó también con el secretario de Estado Pietro Parolin, el “primer ministro” del Vaticano.
Allí firmaron el acta final de la comisión bilateral italoargentina, que resume las decisiones adoptadas en una serie de reuniones iniciadas en octubre pasado para relanzar la relación.
Susana Malcorra inauguró también una muestra de fotografías titulada “Génova-Buenos Aires-solo ida”, que narra el viaje de la familia Bergoglio a la Argentina.
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