La primera y la segunda vuelta
El domingo 23 de abril, los electores en Francia podrán votar en la primera vuelta electoral, eligiendo entre 11 candidatos. Los dos que obtengan mayor cantidad de votos, pasarán a la segunda vuelta, prevista para el 7 de mayo.
Por el momento los candidatos con más posibilidades de pasar a la segunda vuelta son la ultraderechista Marine Le Pen y el liberal Emmanuel Macron, que disputan el primer puesto con escasa diferencia. Algunas encuestas de esta semana le otorgan a Macron (24%) una leve ventaja sobre Le Pen (22%), pero hasta ahora todas las encuestas daban como ganadora a la líder del xenófobo Frente Nacional.
En un clima de gran incertidumbre y polarización política, al que se suma la tensión generada por los últimos ataques como el tiroteo de este jueves en el centro de Paris, Francia se encamina a elecciones generales que pueden cambiar la situación europea.
Te puede interesar: Toda la información sobre las elecciones en Francia
Una fuerte crisis de representación política
Por primera vez desde la posguerra, es probable que en la segunda vuelta no estén presentes ninguno de los partidos tradicionales de Francia, ni los conservadores de Fillon ni los socialistas de Hamon. Esto es expresión de una aguda crisis de representación política y del régimen de la V República.
Esta crisis se muestra de forma patente en que a menos de 48 horas de las elecciones hay cuatro candidatos que se acercan al 20% de los votos, sin lograr sacar ventajas claras a sus oponentes. Detrás de Le Pen y Macron se ubican el conservador François Fillon y el representante de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, empatados con el 19 % de los votos, según el análisis elaborado para la emisora "France Info".
Muy por detrás, el socialista Benoît Hamon sigue cayendo hasta el 7,5 % de los sufragios, y los seis candidatos restantes no obtendrían más del 5 %. Sin embargo, el mismo estudio electoral señala que existe todavía un alto nivel de indecisos, que alcanza al 31% de los posibles votantes, que dicen que aún podrían cambiar su voto.
La encuesta estima la participación al 73 %, la más baja durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales desde las celebradas en 2002.
Te puede interesar: La incertidumbre de las presidenciales y la “crisis orgánica” del capitalismo francés
Los candidatos y su programa
Marine Le Pen: La candidata del Frente Nacional tiene un discurso xenófobo, euroescéptico y demagógico, dirigiéndose los ‘olvidados’ o perdedores de la crisis.
En su programa se encuentra la organización de un referéndum para salir de la Unión Europea y la expulsión de todos los inmigrantes sin papeles. Pretende reducir el saldo migratorio, expulsar a todos aquellos que no dispongan de un permiso de residencia, quitar asistencia médica a los extranjeros sin permiso de residencia y poner punto y final a la gratuidad de la educación pública para los hijos de los inmigrantes en situación irregular. Además, quiere aumentar el gasto público militar y de defensa. Como medida demagógica, promete mantener sistema social sanitario, peo solo para los franceses.
Emmanuel Macron: Es un candidato liberal, que se presenta por fuera de los partidos tradicionales, europeísta, y con un discurso crítico de las élites políticas. Pero está fuertemente ligado al establishment empresario como exgerente asociado del Banco Rothschild en Francia y exministro de economía de Hollande. Tuvo mucho que ver con la reforma laboral y otras medidas desreguladoras como la apertura de comercios los domingos (ley Macron). “Mi oferta política consiste en unir la socialdemocracia, la ecología realista, la derecha orleanista (moderada) y el gaullismo social”, dijo Macron.
La simpatía de la patronal hacia Macron se debe a su programa económico neoliberal: propone una reducción en 60.000 millones de euros del gasto público, supresión de 120.000 puestos de funcionarios y la disminución del Impuesto sobre la fortuna (ISF).
François Fillon: Es el candidato que le ganó a Sarkozy (desprestigiado y salpicado por corrupción) en las elecciones primarias de los Republicanos. Se quiso presentar como el candidato conservador creíble que podía vencer a Le Pen, sin embargo, su caída fue pronunciada después de los casos de corrupción que lo envolvieron, como los ‘empleos falsos’ a su esposa e hijos.
Jean-Luc Mélenchon: Eurodiputado del Front de Gauche (alianza de izquierda con el Partido Comunista Francés), y miembro durante cuatro décadas del Partido Socialista. Su avance en las encuestas es inversamente proporcional a la caída del socialista Benoît Hamon.
Te puede interesar: Jean-Luc Mélenchon, el candidato reformista de la “revolución ciudadana”
El programa de Mélenchon y Francia Insumisa es una serie de reformas sociales, que dan cuenta del malestar de grandes sectores de trabajadores y de la juventud con los gobiernos conservadores y socialistas anteriores. Entre estas se encuentran la derogación de la odiada Ley de reforma laboral de 2016, crear más de 3 millones de trabajos, una semana laboral de 32 horas, bajar la edad jubilatoria, salir de la OTAN, castigar a los empresarios que no cumplan la igualdad salarial para las mujeres, e inversiones para mejorar los servicios públicos. En relación a la UE, dice que su “plan A” es negociar, apoyándose en la “grandeza de Francia”, para imponer una renegociación de los tratados europeos y que, si “no nos escuchan”, hay que romper unilateralmente y renegociar en mejor relación de fuerzas, un plan B. Un discurso “soberanista de izquierda” en defensa del capitalismo francés.
Sus propuestas, de tipo neokeynesiano, lo acercan a los neorreformismos europeos como Podemos o Syriza, experiencias que cuando han llegado al poder han demostrado que no son más que gestores del capitalismo en crisis.
Te puede interesar: ¿Mélenchon o Poutou? El debate francés se cuela en la izquierda española
Benoît Hamon: El candidato del Partido Socialista francés ha tenido una caída pronunciada en las encuestas en las últimas semanas, rozando ahora el 7,5%. A pesar de sus intenciones de ‘salvar’ al PS desde la izquierda, el desencanto de amplios sectores afectados por la crisis con los socialistas en el poder y la experiencia con el gobierno de Hollande han hundido a este partido.
Philippe Poutou: Obrero metalmecánico de la Ford en Burdeos y candidato presidencial del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA).
Viene desarrollando una campaña militante, en la que defiende un programa anticapitalista y de clase, para luchar por terminar con el desempleo, la precariedad laboral y los salarios de miseria, contra la xenofobia, la violencia policial y la violencia hacia las mujeres. Algunas de las medidas transitorias que propone son la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo entre todos, o que los políticos tengan un salario igual al de un trabajador.
Te puede interesar: [Video] Philippe Poutou: una campaña militante de lucha y anticapitalista
Al mismo tiempo, Poutou defiende un programa internacionalista, contra el racismo y la xenofobia, que se encuentran en la base de los programas políticos de los candidatos capitalistas franceses (incluido Mélenchon, que llegó a decir que los inmigrantes “roban el pan a los franceses”). El candidato del NPA defiende que “La única frontera que hay que poner es entre los explotadores y los explotados (...) Hay que luchar contra todos estos prejuicios y reflejos proteccionistas. Nosotros tenemos que tener una política de clase en este sentido y defender la solidaridad y cooperación entre los pueblos”.
Como señala Juan Chingo, analista de Rèvolution Permanente para Izquierda Diario: “La aparición de un obrero anticapitalista como Philippe Poutou y la inmensa popularización de sus intervenciones [6] mostraron que era posible un discurso y programa fuerte y hegemónico de la clase obrera y que la palabra "trabajador", desaparecida del espacio mediático, podría evocar un significado profundo para millones de explotados y oprimidos.”
Te puede interesar: El significado subversivo de la campaña de Philippe Poutou
A dos días de las elecciones en Francia, en un clima muy polarizado al que se suma la tensión por el tiroteo de los Champs Élysées, la incertidumbre reina en el país, y también en Europa. |