Ante los funcionarios y trabajadores de la dependencia, reconoció la vocación de servicio de la institución, que ya cumple 107 años en nuestro país, así como el esfuerzo de sus más de 43 mil voluntarios que ofrecen ayuda a la población que más lo necesita.
Narro Robles fue nombrado Secretario de Salud por el gobierno en turno apenas al terminar su periodo en la rectoría de la UNAM. Su mandato, como lo han señalado distintos sectores, fue un ataque constante contra las condiciones de trabajado de trabajadores y maestros y el programa educativo universitario elitista, que segrega materias diversas que no son “útiles” al gran capital y que los estudiantes han salido a exigir.
No sólo fue uno de los voceros del régimen durante las movilizaciones por Ayotzinapa, ante las que defendió en todo momento al gobierno federal y circunscribió el problema al estado de Guerrero, sino que sus intentos por modificar los planes de estudio de bachillerato y “modernizarlos” fueron rechazados por sectores amplios de la comunidad.
Durante sus años en la rectoría, el nepotismo y el encumbramiento de la burocracia universitaria fue la regla. Ahora, apenas a un año y dos meses de que tomara posesión de su nuevo cargo, ya se vislumbran nuevos escándalos.
Ha negado reiteradamente, que la acusación a su ex compañero de partido, el priista Javier Duarte sobre la utilización de agua destilada en lugar de quimioterapias en niños tenga algún fundamento. Así mismo, avaló el nombramiento de Miguel Ángel Celis como director general del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNN) sin importar que éste se encuentre acusado de haber experimentado ilegalmente con más de 500 pacientes de hidrocefalia.
Por si fueran poco estos servicios a la corrupción partidaria este 2017 se recortaron al presupuesto más de 10 mil 400 millones de pesos, medida que Narro justificó en nombre del “interés de la mayoría”. Así mismo, como han denunciado los trabajadores del IMSS reiteradamente, con la reforma de salud se dejará de atender gratuitamente a los enfermos crónicos, abriendo paso a la privatización de estos servicios.
Quizás por todo este historial al servicio de las reformas estructurales del gobierno, Narro ya se perfila como posible candidato a la presidencia del PRI apoyado por un sector del partido. Mientras, el sistema de salud se cae a pedazos. Quizá por eso Narro hace tanto énfasis en reconocer el “humanitarismo” de la Cruz Roja y se hace parte como toda la estructura política y empresarial en alentar a la gente a que se desprenda del poco dinero que conserva y aporte para el financiamiento de la misma.
Una empresa disfrazada de “altruismo” que basa gran parte de su ayuda “humanitaria” en la enajenación de la fuerza de trabajo, de manera anti-humanitaria por cierto, de esos 43 mil honestos voluntarios. | 
