A pocos días de haber ganado el referéndum que le otorga mayores atribuciones, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, parece haber lanzado una ofensiva contra los que considera sus principales enemigos dentro y fuera del país. Con redadas masivas las autoridades turcas llevaron adelante este miércoles más de mil detenciones de supuestos seguidores del clérigo islamista Fethullah Gülen, que es visto como una de las principales amenazas por Erdogan y acusado de haber estado detrás del intento de golpe de Estado de julio pasado. Al mismo tiempo el ejército turco bombardeó por segundo día consecutivo posiciones kurdas en Irak y Siria. Los kurdos son la principal minoría en Turquía y Erdogan califica a sus organizaciones como terroristas, a las que persigue y ataca permanentemete.
Redadas masivas
En las redadas de este miércoles la Policía turca detuvo a más de mil personas como parte de una masiva operación destinada a arrestar a 3.224 seguidores del clérigo Gülen.
En el operativo más grande desde las detenciones que se llevaron a cabo tras el fallido golpe de julio de 2016, el gobierno acusó a los seguidores de Gülen de formar una red de infiltrados en las fuerzas policiales. Según el ministro del Interior, Süleyman Soylu, "hasta ahora han sido detenidas en 72 provincias 1.009 personas, acusadas de actuar como ’jefes secretos’ dentro de los cuerpos de seguridad del Estado".
La Fiscalía de Ankara, responsable del dispositivo, considera que los acusados "son jefes secretos civiles de FETÖ (gulenistas) dentro de la Dirección de Seguridad", usando el acrónimo creado por las autoridades para referirse a la red de simpatizantes de Gülen.
El Gobierno de Erdogan que ya había llevado adelante una enorme purga luego del intento de golpe, arrestando a más de 40.000 personas y separando de sus cargos a más de 120.000 soldados, policías, profesores y funcionarios públicos, ha vuelto a avanzar sobre los opositores luego del triunfo en el reciente referendum.
Aunque por un estrecho margen, Erdogan ganó el pasado 16 de abril el plebiscito que le otorga más poderes presidenciales. Tras esta victoria extendió durante tres meses más el estado de emergencia en el que vive el país desde mediados de 2016, y ahora avanza en la persecución interna y en un mayor ataque hacia los Kurdos.
Bombardeo a posiciones kurdas en Irak y Siria
Por segundo día consecutivo las fuerzas turcas bombardearon posiciones kurdas en el norte de Irak y Siria, en un mensaje que parece tener doble destinatario. Por un lado cortar de raíz cualquier intento de ganar mayor autonomía por parte de los kurdos en esos países que son considerados como terroristas por Erdogan. Siendo los kurdos la principal minoría dentro de Turquía, Erdogan quiere eliminar cualquier reclamo de mayor independencia en base a los avances territoriales y militares que vienen sosteniendo los kurdos en Irak y Siria.
Por otro lado envía un mensaje a las potencias imperialistas y regionales, mostrando que Turquía ya es un jugador de peso en estos conflictos y que no va a retroceder a ser un mero observador.
Los bombardeos generaron la queja inmediata de EE.UU., que denunció que esos ataques no se coordinaron con la coalición internacional contra el Estado Islámico y que "de hecho dañan los esfuerzos multilaterales contra el EI".
Las fuerzas kurdas intervienen en alianza con Estados Unidos en Siria contra el EI mientras que en Irak participan de los ataques sobre la ciudad de Mosul, y en ambos casos lo hacen manteniendo los territorios que conquistaron durante las batallas bajo su control. Lo que por EEUU es visto momentaneamente como un "daño colateral" para Turquía es inaceptable, lo que ha venido generando desde hace varios meses fuertes tensiones entre ambos países, y otras de las potencias que intervienen en el conflicto por los ataques que Erdogan realiza de forma unilateral sobre los kurdos, que generalmente viene acompañado por una mayor persecución y represión hacia esta minoría al interior del país.
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